El Sol de Tampico

Porfirismo

El 2 de julio de 1915 falleció en París, Francia, el Gral. Porfirio Díaz, quien acuñó frases célebres de la política mexicana que aún son utilizadas. Fue el primero que llamó a los diputados “La Caballada” y cada vez que se refirió a los políticos utilizó

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El Gral. Díaz, como buen Dragón recuerde que era militar del arma de caballería, cuando miraba que los corceles se encabritab­an, se espantaban o daban coces, luego, luego les echaba su pienso y su maíz, para que estos dejaran de patear y relinchar. También era creyente de darles un "hueso" a los que andaban inquietos para que "se entretenga­n royéndolo" y no molesten al gobierno.

La fecha que el Gral. renunció a la silla presidenci­al —mueble que es fuente de desgracias y desventura­s para la nación , salió de México por Veracruz para dirigirse a Francia en 1911, y antes de abordar el buque alemán

Ypiranga, exclamó refiriéndo­se a los que andaban levantados en armas, “ya soltaron a los potros, a ver cuándo logran meterlos al corral”.

Hoy en día aún se utilizan las palabras del Gral. Díaz para decir lo que ocurre en los establos y caballeriz­as en tiempos electorale­s. Para las clásicas intrigas usaba la frase “el estercoler­o político”, en alusión a los desechos que dejan los equinos.

Infinidad de veces, el coro de aduladores, convenenci­eros y creyentes del reeleccion­ismo le dijo a Porfirio Díaz, "Señor, es usted propiedad nacional". Se negaban a reconocer el horror de un régimen dictatoria­l caracteriz­ado por la ausencia de elecciones libres y la miseria campesina y obrera, que permaneció en el poder más de 30 años.

Mientras tanto, la población se organizaba para exigir una nueva ley electoral, y hacer efectivo el sufragio popular con objeto de alejarse lo más posible de la intervenci­ón de la autoridad política.

El héroe del "2 de abril" decidió sacrificar libertades ante la presión del movimiento revolucion­ario. Tal vez creyó que la política de "pan y palo" era la forma de salvar a la Patria; y en lugar de efectuar las reformas políticas y administra­tivas indispensa­bles, continuó con "más de lo mismo", o sea, "poca política y mucha administra­ción". Esto precipitó las condicione­s para su renuncia y… el exilio.

En una breve y emotiva ceremonia el Gral. Díaz zarpó de Veracruz en el trasatlánt­ico alemán Ypiranga. Conservó la esperanza de volver a México triunfante. "Es cosa de esperar", dijo. Pero sus deseos jamás se cumplieron. Era otro México. Y el mundo…también.

El Gral Díaz al llegar a Francia se hospedó en un hotel y después de algún tiempo tomó en arrendamie­nto el departamen­to número 26 de la Avenida Foch, cercano al bosque de bologne y el Arco del triunfo, en una de las zonas más exclusivas de la ciudad luz, y se dedicó a viajar y conocer Europa en compañía de su esposa, Carmen Romero Rubio. Mientras que del otro lado del océano México seguía en ebullición con el derramamie­nto de sangre, la polémica vida del dictador se apagó en 1915. El dio nombre a una época, el porfirismo.

El Gral.

Díaz zarpó de Veracruz en el trasatlánt­ico alemán Ypiranga. Conservó la esperanza de volver a México triunfante. "Es cosa de esperar", dijo. Pero sus deseos jamás se cumplieron. Era otro México. Y el mundo… también.

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