Trata roba sonrisas y sueños a la niñez
CDMX. Mayerlín Vergara Pérez duerme con su teléfono sobre la almohada pues como directora de un hogar para decenas de niños, niñas y adolescentes que han sobrevivido a la violencia y explotación sexual en la frontera entre Colombia y Venezuela, nunca sabe cuándo la llamarán para resolver una crisis.
Durante los últimos 21 años de su vida, Maye, como la llaman sus amigos, ha hecho su misión de vida ayudar a los menores a superar el dolor y liberarse de la violencia sexual, lo que este año la hizo acreedora al Premio Nansen que otorga el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), un prestigioso reconocimiento anual que honra a quienes han hecho lo posible para apoyar a las personas desplazadas a la fuerza y apátridas.
En entrevista con OEM, esta colombiana de 45 años cuenta lo que ha sido arrancar de las garras de las organizaciones trasnacionales de trata a miles de niñas, niños y adolescentes víctimas de la violencia y la explotación sexual.
“La trata y explotación sexual de niñas, niños y adolescentes es un crimen que no conoce fronteras, sexo, género ni etnia, lo mismo que pasa en Colombia sucede en México, Paraguay o cualquier lugar de nuestro continente, los gobiernos deben volcar la atención en este flagelo pues la violencia sexual prácticamente destruye la capacidad de los niños de soñar y les roba las sonrisas; los llena de dolor, angustia y ansiedad”, afirma.
A lo largo de una carrera que considera una vocación, más que un trabajo, Maye ha ayudado a cientos de los aproximadamente 22 mil niños y adolescentes a los que la organización para la que labora, una ONG colombiana llamada Fundación Renacer, ha apoyado desde su fundación hace 32 años.
“Los niños y las niñas nunca llegan solos a pedir ayuda, hay que buscarlos y rescatarlos de las calles, los bares, los prostíbulos, éste es un trabajo que se realiza a pie. De pronto llegamos a la vida de una niña o un niño y pareciera que nos estuvieran esperando y casi de inmediato nos dicen que quieren venir al hogar, pero hay otros niños con los que hay que trabajar días, semanas, meses para convencerlos de recibir ayuda”, afirma.
—¿Cómo devolver los sueños a niños que han sido víctimas de explotación sexual?
“Se requiere, sin duda, de terapia por parte de un equipo de profesionales, pero el fundamento de todo es el afecto genuino, el amor, el interés por las niñas y niños y conectarnos con sus historias su dolor, con sus sueños, sus alegrías, respetar sus tiempos, sus momentos. Hay niños que llegan y no quieren hablar porque no confían en nosotros pero de pronto hablan a la semana, pero otros lo hacen hasta cinco o seis meses después, como una chiquita que solo se comunicaba dándole golpes a la pared,y nosotros ahí estamos atentos a que ellos lo quieran hacer”, responde.
Recientemente, se ofreció como voluntaria para encabezar la apertura de una nueva casa refugio en la Guajira, una región fronteriza al noreste de Colombia que ha experimentado un aumento en la explotación sexual infantil entre refugiados y migrantes que huyen de la actual crisis política y económica en la vecina Venezuela.
MAYERLÍN VERGARA GANADORA PREMIO NANSEN “Hay que buscarlos y rescatarlos de las calles, los bares, los prostíbulos”