El huevo o la gallina
La subordinación a la prepotente economía de los Estados Unidos es una muestra de lo mucho que la globalización económica nos ha hecho depender del exterior, tanto en alimentos como en especies.
El disparo en el precio del huevo ha puesto sobre la mesa que su producción en México y nuestras granjas puede dejar de existir sin el apoyo de nuestros socios comerciales, y para reemplazarlas no contamos con nada ni con nadie.
Estamos en medio de una trampa producto del impacto y desarrollo, reitero, de la globalización económica, fenómeno que materialmente arrasó con la producción avícola familiar, de pequeñas granjas urbanas y rurales, dando paso a la avicultura intensiva, industrial, en la que todo mundo adquiere huevo y pollo al kilo.
Nada justifica, a mi juicio, que a la pérdida de la producción tradicional de huevo no le haya seguido la planeación para un desarrollo ordenado y previsor. Por consecuencia, los últimos blanquillos de nuestras gallinas de corral han desaparecido dando paso a los pollos de incubadora. ¿No es una catástrofe?
Los planeadores de la economía nacional al parecer se la pasaron desentrañando si fue primero el huevo o la gallina. Lo cierto es que no se quiso o pudo cuidar lo que teníamos.
NOTA DEL DÍA.- Hoy la fama no es algo que se logra a consecuencia de un acto heroico, bueno, noble y generoso. Ni siquiera es un espectáculo de circo. El no hacer nada es suficiente. O su equivalente. La cultura del “like” es una muestra. Al igual que las “fake news”, textos e imágenes falsas que, difundidas en redes, enturbian el diálogo serio y contribuyen a crear realidades virtuales. Hoy nada es real si no está bajo los reflectores que nos libran de la pátina gris que cubre a la existencia, a diferencia del teatro en la antigua Grecia en la que los actores representaban la ficción en el escenario.
Herman Hesse, en su Libro de Abalorios aseguró que la vulgaridad le ganaría la carrera a la tecnología y la mediocridad sería la llave para agenciarse la fama y el éxito. Su visión premonitoria se cumplió.
Pero, ¿las nuevas generaciones asiduas a las redes podrán ser inmunes a la basura informativa y visual a la que se exponen cotidianamente? Esa es la interrogante.
Mientras tanto, los actos de corrupción solo son reales si son videograbados.
Las guerras no son guerras si no están en tiempo real. Ni nada es cierto lejos de los escenarios virtuales determinados.
Los planeadores de la economía nacional al parecer se la pasaron desentrañando si fue primero el huevo o la gallina