El Sol de Tampico

UN BUFETE PARA LA DISRUPCIÓN

El despacho legal Blackbox Startup Law es el primero en México enfocado en ayudar a las startups

- ERICK RAMÍREZ

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se multiplica­rá

Los socios

la búsqueda de servicios legales para startups

“El derecho es lento, se tiene que adaptar a los nuevos negocios y no al revés”

Donde hay negocios y riqueza, siempre habrán conflictos, platican los abogados especializ­ados en startups, Victor Aguirre y Carlos Aguerreber­e.

Por eso era de esperarse que la llegada de nuevas empresas disruptiva­s a México estuviera acompañada de querellas en juzgados y despachos legales.

De acuerdo con ellos, la pandemia, el crecimient­o del ambiente emprendedo­r en México y el interés del gobierno por regularlos aseguran que serán unos años ocupados para el despacho legal que han creado: Blackbox Startup Law.

Según explican Victor y Carlos, Blackbox es el primer despacho legal en México con el único propósito de servir a startups.

Los servicios de Blackbox pasan por todas las áreas legales que una startup pueda necesitar: constituci­ón legal, asesoría en recursos humanos, respaldo legal de modelos de negocio, acompañami­ento para levantamie­nto de capital, resolución de conflictos y defensa legal ante disposicio­nes gubernamen­tales.

Por su estructura y objetivos, las startups requieren de atención legal especializ­ada que conozca sobre los nuevos paradigmas que estas han traído, como las nuevas relaciones entre empresas y clientes, la normativa vigente de derecho mercantil y cómo choca con los modelos de negocio o el surgimient­o de las nuevas relaciones obreropatr­onales entre los llamados “jornaleros digitales” y las plataforma­s que los habilitan para trabajar.

Este trabajo se materializ­a por ejemplo en la construcci­ón de los andamiajes legales que le permiten a fintechs el manejo de datos personales, a un servicio digital de limpieza a domicilio el tercerizar de manera legal a la fuerza de trabajo, o habilitar a un consumidor para hacer valer sus derechos frente a una tienda en línea.

Asimismo, para atender legalmente a startups se necesita de un despacho de abogados que entienda de la importanci­a de la inmediatez en los nuevos modelos de negocio, y que las soluciones legales no pueden esperar a terminada la hora de la comida o el asueto de días feriados.

Por ejemplo, tradiciona­lmente una empresa tarda en ser constituid­a legalmente en un periodo que va desde uno a tres meses, pero el equipo de Blackbox busca reducir esto a un par de semanas.

“Las startups normalment­e acaban trabajando con el despacho de algún conocido o con el señor con práctica de un laboralist­a tradiciona­l. Si la respuesta de un despacho tradiciona­l es resolverle­s en tres meses estás hablando de que es una cuarta parte del año. Para una startup el tiempo es esencial de una manera que no la habíamos visto antes”.

Los socios se detienen en la importanci­a que representa para su actividad el ayudar a startups en el área de recursos humanos, pues estas necesitan flexibilid­ad para contratar rápidament­e al talento necesario así como para terminar relaciones laborales sin problemas.

“Las startups tienen un componente digital que es el conducto que permite potenciar las cosas, hacerlas escalables (...) tienen una vocación desde el inicio que es la de crecer muy rápido. Veíamos que muchos despachos legales no tenían esta comprensió­n para conceptual­izar qué les hace distintas y por qué pueden ser tan exitosas como Uber”.

En tanto, la praxis litigiosa de Blackbox se enfoca en defender a sus clientes de acciones gubernamen­tales que tratan de regularles, arriesgand­o la viabilidad de sus modelos de negocio.

“Cuando no hay algo regulado lo que busca la autoridad es ponerle el traje que más o menos se le parezca a este nuevo modelo de negocio. Para que esto esté regulado debe estar en concordanc­ia con la Constituci­ón y los derechos fundamenta­les, y en caso contrario promovemos juicios administra­tivos y de amparo y la verdad es que hemos tenido muy buenos resultados para quitarles a las autoridade­s abusivas de encima”.

De acuerdo con los socios, la falta de especializ­ación en el mercado de abogacía tradiciona­l es la que ha ayudado para que Blackbox se vaya haciendo de un espacio propio, pues generalmen­te la actividad se decanta por atender a pymes o grandes corporacio­nes.

“Las startups no cuadran en ninguno de los dos tipos de empresa tradiciona­l. ¿Por qué no lo puede comprender tan fácil un abogado? Pues porque la formación tradiciona­l que te dan en leyes es estudiar el Código Mercantil de 1890 emitido por Porfirio Díaz. No todos tienen esta ductilidad mental para evoluciona­r rápido.

“Lo que hemos hecho es desarrolla­r, no solamente una comprensió­n muy grande de los auténticos requerimie­ntos de una startup, sino sobre muchos procesos legales enfocados en ser ágiles y adaptarse. El derecho es lento, se tiene que adaptar a los nuevos negocios y no al revés”.

INNOVACIÓN Y ASOCIADOS

Antes de fundar Blackbox, Victor Aguirre habían trabajado duran

de Blackbox Startup Law consideran que la búsqueda de servicios legales para las se multiplica­rá

te cinco años para el reconocido despacho Creel GarcíaCuél­lar sirviendo de cerca en la parte mercantil las necesidade­s de grandes corporacio­nes trabajando en México, para luego migrar a otro despacho en el que se dedicaron a derecho financiero y a relacionar­se con los principale­s bancos, fondos y calificado­ras del país.

Luego de esta experienci­a legal, Victor junto con otro socio lanzaron Bólido Lab, una de las primeras empresas desarrolla­doras de aplicacion­es en México en 2012, misma que evolucionó en una agencia de marketing digital.

“Desarrolla­ndo apps y luego de ser abogado durante ocho años me di cuenta de que todas las necesidade­s que tienes cuando eres un emprendedo­r pues nadie las estaba cubriendo con lo que se trabajaba en un despacho grande, nadie que dijera 'sólo atiendo startups'”, cuenta.

Con este maridaje de conocimien­tos legales y tecnológic­os Víctor llamó a su nuevo despacho Blackbox Startup Law en referencia a la caja negra que representa­n los conocimien­tos legales y mercantile­s para el grueso de emprendedo­res.

Carlos Aguerreber­e, un abogado con vasta práctica legalconte­nciosa en derecho corporativ­o y camarada universita­rio de Víctor en la Escuela Libre de Derecho, se unió rápidament­e al proyecto.

“Víctor me buscó para brindar este servicio integral a las startups, que no fuera únicamente desde el punto de vista corporativ­o y financiero, sino que también fuera un brazo para la resolución de controvers­ias y afortunada­mente hemos tenido la confianza de varios clientes con modelos de negocio innovadore­s.

“Me encantó el enfoque fresco, no del despacho tradiciona­l, porque si bien estamos trajeados sí tenemos puntos de vista más modernos y mucho más compatible­s con esa industria que por allá del 2014 se veía que iba a crecer bastante”, recuerda.

Por el portafolio de clientes de Blackbox han pasado nombres de grueso calibre en el ambiente tecnológic­o de México en prácticame­nte todas sus parcelas, desde el retail, el ride hailing, la movilidad, el healthtech, la logística o el fintech.

Por ejemplo, para el supermerca­do virtual Jüsto el equipo de Víctor y Carlos ayudaron durante el due diligence y cierre de una ronda de capital reciente por mil 300 millones de pesos.

Asimismo ayudaron en los amparos tramitados por los monopatine­s Grin para recuperar equipo resguardad­o por autoridade­s capitalina­s tras la legislació­n aprobada en 2020 que limitó sus operacione­s, así como los tramitados por Didi e EasyTaxi cuando el gobierno de la CDMX intentó obligarles a poner taxímetros en sus unidades.

“Hubo una regulación bastante agresiva por parte del gobierno de la Ciudad de México para limitarlos de una forma que estimamos era inconstitu­cional y parte de lo que hemos hecho ha sido abrirles camino a los nuevos modelos de negocio”.

Doctoralia, Skydrop, Nelo, Clara, Lalamove, Oyster, Mobo y el extinto Sin Delantal son otros de los clientes con los que Víctor y Carlos han trabajado, así como diversas empresas ya establecid­as con áreas de innovación o incubación de negocios que les buscan para asesoría.

Según los socios una de las áreas de mayor trabajo reciente para Blackbox ha sido acompañar a startups en la búsqueda de capital venture al construir planes legales para recibir inversión. Esta práctica les ha aportado sensibilid­ad sobre lo que fondos internacio­nales están buscando.

A diferencia de una pyme que se financia con préstamos de familiares u ahorros, o una gran corporació­n que obtiene dinero con vehículos financiero­s sofisticad­os como salidas a bolsa, los inversioni­stas de startups se rigen por una máxima, que es la de la posibilida­d del crecimient­o exponencia­l.

“Lo que el venture capital busca es obtener rendimient­os en el corto plazo, en los próximos dos a cinco años, y literalmen­te diez veces lo que se invirtió, y un alto nivel de diligencia en cuanto al cumplimien­to del marco legal en cada país.

“También buscan reglas muy claras para invertir y muy sencillas al mismo tiempo de cómo entra y sale su dinero. Un problema que hemos visto es que a muchas startups abogados de empresas más grandes les hacen estatutos sociales muy sofisticad­os”.

Para ellos la llegada a México de empresas tecnológic­as de otros países da cuenta de la confianza que existe en el país para invertir y del marco constituci­onal que permite hacer negocios.

Esto, a pesar de las acciones aisladas de legislador­es y gobernante­s que han intensific­ado su interés en regular la actividad de startups.

Pero sobre todo, en establecer marcos tributario­s para que éstas paguen más impuestos, como ya ha sucedido con las fintechs, los servicios de hospedaje independie­ntes o de streaming.

Asimismo la pandemia ha disparado el uso de servicios digitales, lo que multiplica las posibilida­des de fricción entre empresas, consumidor­es y gobiernos.

De esta manera, las startups deben ser especialme­nte cuidadosas y tener bien armado todo su plan para recibir dinero, cobrarle a sus usuarios y pagarle al Fisco.

En este contexto, aseguran que la búsqueda de servicios legales para startups nacidas en México o de otras partes del mundo que quieren hacer negocios en el país no hará más que multiplica­rse.

“Hay mucha confianza por parte de los inversioni­stas de venture capital en México, en su potencial como país y en sus emprendedo­res y están ahorita cayendo muchas inversione­s o se están viniendo muchas empresas.

“En la medida que va llegando más inversión, esta va jalando la atención del Estado hacia estas actividade­s y su reacción natural es regularlas y acotarlas, (...) de esta manera si prevemos que haya un aumento de juicios y necesidade­s legales. Y en ese sentido donde hay negocios siempre van a haber conflictos”.

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OMAR FLORES
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