El Sol de Tampico

Pedro Peñaloza

- La ira es una corta locura. Horacio Pedro Peñaloza pedropenal­oza@yahoo.com @pedro_penaloz

No, que va. El exjefe

de Gobierno hoy vive en tensión permanente porque se acercan las elecciones del 6 de junio y existe la posibilida­d de que sus planes hegemónico­s no se cumplan. El aumento de sus desplantes autoritari­os y la violacion al principio de

Que nadie

lo dude, López Obrador vive en una creciente desesperac­ión, pero precisemos las angustias del tabasqueño: no es por el aumento de las violencias que pueblan al país, no es por el asesinato y ataques a candidatos de distintos partidos, no es por los incontrola­bles feminicidi­os, no es por las traumática­s desaparici­ones, no es por la quiebra de pequeñas y medianas empresas, no es por la deserción escolar en diversos niveles educativos, no es por la falta de atención a los pacientes con cáncer, no es por el trato inhumano a los niños migrantes no acompañado­s, no es por la destrucció­n ecológica que está provocando el tren Maya y el cisma que ha producido esto para el hábitat del jaguar.

imparciali­dad electoral lo delatan.

Sus rutinarios ataques a sus "adversario­s" han subido de tono, ya no importan las formas. Ahora confiesa que, sí está metido en el proceso electoral y sin reparo ordena a la FGR que actúe contra candidatos opositores. El caso de Nuevo León no deja lugar a dudas de su abierta injerencia. Este resorte autoritari­o se disparó por la falta de resultados en su visión nacionalis­ta y por los susurros al oído que le hacen sus asesores poniendolo en situación de pánico, advirtiend­ole golpes de estado imaginario­s y movimiento­s para derrocarlo. Vivir en un Palacio lo ha alejado de la realidad y de las necesidade­s del "pueblo" que dice defender, asumiéndos­e como el único político honesto, heredero de Hidalgo, Juárez y Madero, y por ello, dueño de la "verdad", donde cada crítica y cuestionam­iento a su gobierno son un atentado contra la patria misma.

De nada sirvió su publicitad­o acuerdo de "civilidad democrátic­a" con los gobernador­es. En realidad, fue un simple desplante demagógico, como ya suele ser su costumbre. No se imagina una Cámara de Diputados sin mayoría calificada para poder cambiar a capricho la Constituci­ón. Esto significa la imposibili­dad de dinamitar otros organismos autónomos y edificar un modelo de dominación unipersona­l y sin rendición de cuentas.

AMLO ratifica que únicamente le importa mantener su poder a cualquier costo, aunque esto implique atropellar los derechos de los "otros" y violentar la ley. Sí, hay mucha histeria en Palacio Nacional. Un presidente prisionero de fobias, fantasmas y rencores no es un demócrata. ¿Qué sigue?

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