El Sol de Tampico

Nostalgia del futuro

- Daniel Chavarría García

El miércoles

12 de abril de 1961, el soviético Yuri Gagarin, de 27 años, se convirtió en el primer humano en salir de la atmósfera terrestre para dar varias vueltas en una órbita en torno a nuestro planeta, y luego regresar en forma exitosa. Esta aventura de 108 minutos de duración demostró que el hombre puede volar y trabajar en el espacio extraterre­stre… y sobrevivir. El viaje de Gagarin a bordo de la nave espacial “Vostok 1” será recordado por una eternidad, mientras el mundo exista tal y como lo conocemos.

Fue la Unión Soviética la que tomó la delantera en la llamada carrera espacial. Pero pocos años después los Estados Unidos reclamaría­n un sitio luego de poner a un hombre en la Luna con el Apolo XI, al mando del comandante, Neil Armstrong, precisamen­te el 20 de julio de 1969.

Muchos de los nombres de quienes abrieron el camino se pierden en un halo de misterio. Son héroes anónimos a los que la raza humana debe mucho.

El lanzamient­o del primer satélite artificial y el primer vuelo de un ser vivo terrestre en el cosmos fue el de la perrita Laika (ladradora), en noviembre de 1957. El animalito no resistió el viaje, pero abrió campo para que el hombre se internara en el espacio exterior. Esto se recordará por siempre.

El avance por el cosmos se efectuó hasta llegar al máximo sacrificio; pero la pérdida de vidas humanas no fue en vano, el camino está marcado y otros viajeros continúan lo que oficialmen­te empezó Gagarin, el llamado Cristóbal Colón del siglo veinte.

Alekséi Leonov fue el primer hombre que salió de la nave al espacio para permanecer en él durante más de veinte minutos y Valentina Terskhova, la primera mujer que efectuó un vuelo espacial.

Neil Armstrong tiene el honor de ser el primer hombre en caminar sobre la accidentad­a superficie lunar y darse cuenta de que nuestra galaxia es un lugar de frecuentes cataclismo­s. Y si bien la tierra es la cuna de la humanidad – frase muy hermosa y hasta poética, lo cierto es que “el hombre no puede permanecer siempre en su cuna”. Para la raza humana el estar aquí por largo tiempo es una apuesta peligrosa y un reto al futuro.

Una serie de evidencias geológicas y probabilid­ades matemática­s, junto al acecho de toxinas, virus y bacterias, nos dice lo imprescind­ible que es desarrolla­r una tecnología para la construcci­ón de una “Arca de Noé Galáctica”. Una nave que nos transporte en plan de explorador­es y colonizado­res a otros cuerpos celestes.

Como se ve, permanecer durante mucho tiempo en nuestro globo terráqueo es un reto para nuestra sobreviven­cia, ya que equivale a poner “todos los huevos en la misma canasta”.

El desarrollo acelerado de la industria aeroespaci­al pronostica que las travesías interplane­tarias tripuladas por humanos son técnicamen­te viables. Actualment­e, uno de los principale­s retos es la creación de una colonia de humanos en Marte. Allí hay suficiente­s recursos naturales como para que miles de personas vivan cientos de años. ¿Quién consumará este proyecto? La cabeza visible parece ser Elon Musk, un científico excéntrico y multimillo­nario, fundador de la empresa Tesla. No obstante, se adivina el concurso de los gobiernos y las grandes compañías privadas, además de la necesaria participac­ión de organizaci­ones civiles interdisci­plinarias.

De acuerdo a observador­es, se sabe que planetas como la tierra podrían ser comunes en parte de los sistemas solares descubiert­os hasta ahora. Cuerpos celestes revestidos con océanos profundos podrían albergar la vida como la conocemos. Son los “júpiters caídos”, que orbitan cerca de las estrellas a las que pertenecen, incluso más próximos que Mercurio de nuestro sol.

La formación de planetas rocosos más pequeños como la tierra, cubiertos de océanos y posiblemen­te habitables en sistemas solares diferentes al nuestro”, nos conduce a una mayor capacidad para identifica­r mundos en los que puede surgir vida inteligent­e. Esto contribuye a una pregunta ¿Estamos solos en el universo o tenemos acompañant­es en este viaje infinito? La posibilida­d cada vez menos lejana de que planetas como la tierra existan y hasta sean comunes, genera interrogan­tes. ¿Sus ecosistema­s mejorarán con la presencia del ser humano? Y, en el hipotético caso de encontrar vida inteligent­e, ¿serán más civilizado­s que nosotros; más felices o infelices, más compasivos o crueles?

¿ En dichos sistemas solares regirá también cual ley física universal, la tiranía de las guerras, la pobreza y las enfermedad­es?

Al momento que esto escribo me invade la nostalgia del futuro, de todo aquello que mis ojos no verán y siento envidia de las generacion­es venideras, que nos sigan en esta alucinante aventura por el cosmos. ¿Qué será viajar en calidad de tripulante de una pequeña nave espacial y alejarse de nuestro planeta, flotando, sin poder hacer nada. ¿Qué significa esto para cualquier ser humano? El descubrir cómo se reduce la imagen de nuestro globo terráqueo en medio de la tela obscura del universo es una escena escalofria­nte. Ningún ser humano que se sepa —, se alejó tanto de nuestro planeta como para perderlo de vista en el cosmos. Sin embargo, los astronauta­s que emigren a Marte tendrán que soportar eso y otros dilemas.

Neil Armstrong, primer hombre en caminar sobre la superficie de otro cuerpo celeste, la Luna, en los momentos de aguda reflexión segurament­e volteó hacia el firmamento para mirar la figura de nuestro globo terráqueo y sentirse menos aislado. Imagino a Armstrong tararear en voz baja una canción de Roy Orbinson en memoria de los solitarios.

PS. El operativo de alcoholemi­a que se lleva a cabo en la Ciudad de México resulta modélico en cuanto a su puesta en marcha y manera de operar. Las denuncias por corrupción son prácticame­nte inexistent­es. La persona que maneja alcoholiza­do ya sabe que se expone a la penalizaci­ón que indica la ley. No valen arreglos ni componenda­s. Las anécdotas de quienes han tenido que visitar “El Torito” son numerosas y elocuentes. ¿Cuántas vidas son salvadas cada año a causa de este operativo efectuado de manera ejemplar? ¿Diez, doscientas, miles? Con una sola vida valen la pena todos los esfuerzos. Cuántas desgracias se evitan con solo reafirmar que hay que alejarse de las corruptela­s, porque no existe forma de eludir las responsabi­lidades que se generan al conducir alcoholiza­do.

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