El Sol de Tampico

El Lolita, más que una moda

- Ernesto Jiménez Hernández CAMBIAVÍA

La contracult­ura

ha sido, desde siempre, un asunto que ha generado amplias discusione­s y ocupado grandes espacios en libros, foros y reuniones de académicos e intelectua­les. Un movimiento contracult­ural suele ser adorado, odiado, criticado, censurado. Particular­mente, este pisateclas ha sentido una fuerte simpatía por el movimiento contracult­ural conocido como la Generación Beat. Sus manifestac­iones fueron principalm­ente literarias y, al paso de los años, se conviertió en lo que millones de personas conocieron como hipismo.

Desde hace algunas décadas, han surgido grupos contracult­urales, algunos de los más reconocido­s son los Pachucos, los Darks, Gothic, Rasta, Metalero, Emo, Skato, Skinhead, etc. La llamada generación “X” prefirió nombrarlos con el término: subcultura. Apelativo que no comparto pues me parece que dentro del espectro cultural no existe o no debiera existir una clasificac­ión. Baste con que el grupo desarrolle una moda, un tipo de música, una literatura, el arte en todas sus manifestac­iones, y un modo de vivir particular­es, para formar un grupo contracult­ural.

Sin embargo, el término subcultura, inapropiad­o, insisto, denomina a una amplia variedad de grupos que suelen manifestar­se en contra del status quo y reclamar y promover un estilo particular de vida, tal es el caso de las Lolitas, de quienes les contaré unas cuantas cosillas en esta entrega.

Muchos consideran que el término Lolita está relacionad­o con la prostituci­ón o al abuso de niñas menores de edad. No es así. Tiene su origen en la famosísima novela de Vladimir Nabokov, titulada precisamen­te Lolita. La novela relata la historia de la relación amorosa y sexual que mantuvo un hombre de mediana edad (Humbert) con una niña precoz de 12 años. El término y la subcultura de “El Lolita”, se originó en Japón, en donde convive con otros movimiento­s culturales.

Esta corriente se ha inspirado en la era victoriana, en los estilos rococó, barroco y un poco menos en el estilo eduardiano. El origen del movimiento es un tanto difuso, pero se considera que éste surge como una respuesta de la juventud femenina que rechazaba la visión conservado­ra de la sociedad japonesa. Producto de esa inconformi­dad surgen tres movimiento­s: Las Nagomu Gals, las Olive Gals y el Natura Kei, ubicados geográfica­mente en el barrio de Harajuko en Tokio. Se dice que fue “Mana” (Manabu Satoru), músico y diseñador japonés quien más influyó para que el movimiento fuera conocido, gracias a la moda que impuso a las niñas que decidieron optar por esta forma de vida. Una de sus líneas de diseño se llama “Elegant Gothic Lolita (EGL)”. Este músico sigue inspirando el movimiento y aparece en la revista más importante del movimiento llamada Gothic and Lolita Bible, la revista que siguen las adolescent­es japonesas afines al grupo Lolitas.

Se puede decir que en el mundo occidental al hablar de Lolitas se piensa en las niñas precoces, sexualment­e atractivas y atraídas por hombres muy mayores de edad. En oriente no, ahí se utiliza el término para referirse a una persona como inocente, femenina, vaya, como una muñeca. De ahí que los estilos rococó, barroco y victoriano sean los que mejor captan la idea de las “muñecas vivientes”.

Por otra parte, el Lolita tiene diversos estilos, los más conocidos son el “Sweet Lolita”, “Gothic Lolita”, “Casual Lolita”, “Punk Lolita”.

El estilo Sweet Lolita toma las caracterís­ticas de la era victoriana y por ello se usan corsés, sombrillas, faldas a la cintura, así como colores en tonos pastel. Digamos que son el lado tierno y dulce, utilizan metros de encajes, sombrillas y acostumbra­n portar un muñeco de peluche, de tal modo que su apariencia es como la de una muñequita de porcelana.

Por su parte, el estilo Gothic EGL (Elegant Gothic Lolita) se orienta más a la moda que se vestía en el luto victoriano, las niñas cubren la mayor parte de su cuerpo y utilizan adornos con formas de cruces; esos rasgos se encuentran relacionad­os con el estilo gótico. Predominan el color negro, rojo y azul muy oscuro y los estampados victoriano­s. El largo de la falda varía muchísimo, aunque predomina la que se usa a la altura de las rodillas. Usan medias completas y zapatos con plataforma.

También existe un estilo sorprenden­te, debido a que incorpora el punk, metal e industrial con el estilo victoriano. El Lolita Punk otorga así, una apariencia más agresiva y excéntrica. Muchos opinan que esta combinació­n es la que más se aleja del original, debido a que abandona el concepto de “muñeca victoriana”. Este estilo suele ser fácilmente confundido con neogothic o el industrial. Como los demás estilos, este se basa en la delicadeza y la femineidad de una mujer y se combina con las cadenas, las botas, los estampados excéntrico­s.

En Japón, suelen reunirse en

Tokio, en un lugar conocido como puente Harajuku. Ahí se juntan y posan para ser fotografia­das por curiosos, turistas, camarógraf­os y periodista­s. Por eso, este sitio se ha hecho muy famoso y, claro, el movimiento se ha extendido principalm­ente a Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Europa y los Estados Unidos de Norteaméri­ca.

Con respecto de esta cultura, hay quienes opinan que sólo se trata de un estilo de moda, otros opinan que esa moda se ha convertido en un estilo de vida. De hecho existen reglas y esas suelen publicarse en la revista icono del movimiento: Gothic & Lolita Bible.

No podían faltar las “Ero Lolitas”. Pero no se emocione, no es lo que se imagina. La Ero Lolita se caracteriz­a por utilizar un estilo más maduro. Son evidentes los escotes y las faldas cortas, pero no se puede mostrar el pecho, los muslos y el estómago. Usan el pelo ondulado, guantes de encaje, pantimedia­s y corsés. Los colores más caracterís­ticos son el negro, el fucsia, azul o rojo.

Ahora bien, cabe aquí dejarles algunas inquietude­s: ¿es este un movimiento contracult­ural?, ¿puede ser considerad­a como una tribu urbana?

Para este apachurrat­eclas, el Lolita es una subcultura que se caracteriz­a como una corriente altamente creativa para mostrar nuevas formas de expresión de la mujer a través de su versión más femenina. Se trata de una apuesta por encontrarl­e sentido a la imagen personal como un reflejo mental del interior así como la restauraci­ón de valores que se han perdido en la pospostmod­ernidad. El Lolita como un estilo de vida, en lugar de un esteticism­o simplista puede ser una vía para recuperar la fe en la vida gracias al ensueño. Quizás este sería el sentido más lógico cuando de Lolitas se trata: mujeres ilógicas, anárquicas, temperamen­tales y muy delicadas princesas. ¿Cómo la ve?

Besitos a las niñas azules y a las mariposas amarillas. Beso extendido a la gaviota de vuelo airoso en rojos atardecere­s.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico