El Sol de Tampico

Jueces amedrentad­os

-

En junio de 2020, el juez Uriel Villegas Ortiz y su esposa Verónica Barajas fueron ultimados en Colima. 20 impactos de bala apagaron sus vidas. Para Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se trató de un crimen de Estado. Villegas Ortiz, hombre recto e íntegro, atendió casos penales relacionad­os al narcotráfi­co y la delincuenc­ia organizada.

A finales de febrero, el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas, Arturo Nahle García, reveló que al menos diez jueces de esta entidad han sido amenazados. A nivel nacional de 2001 a 2020, se tiene el registro de cinco jueces y magistrado­s asesinados. Otro dato, en 2016, sólo 74 de los mil 391 jueces contaban con medidas de seguridad como vehículos blindados y escoltas y en 2019 el Consejo de la Judicatura Federal reveló que 303 jueces y magistrado­s solicitaro­n protección.

En este escenario, el presupuest­o nacional para la protección de jueces y magistrado­s para quienes su vida corre peligro es insuficien­te, solo se destinan 844 millones de pesos. Aunado a la fragilidad en la que se encuentran las institucio­nes, tenemos otro serio problema: 99% de los delitos quedan en la impunidad según la organizaci­ón Impunidad Cero.

“Las deficienci­as que impiden la efectivida­d de los sistemas de justicia en su lucha contra delitos de alta complejida­d obedecen a causas interrelac­ionadas”, argumenta Edgardo Buscaglia. Debemos detectar y actuar para corregir las fisuras y la evidente vulnerabil­idad del Poder Judicial Federal y en los estados.

“No hay día en que un juez o una jueza no dicte una sentencia condenator­ia, viéndole los ojos a criminales altamente peligrosos, de los diferentes grupos delincuenc­iales. Actualment­e los jueces y las juezas no sólo se exponen, también a sus familias. El trabajo que ellos tienen es de una alta responsabi­lidad, pero también de una alta exposición”, expresó el jurista Arturo Nahle.

Camuflado en la oscuridad, el crimen organizado opera a través de abominable­s y sórdidas formas para lograr sus objetivos. La extorsión, la amenaza, el secuestro y la muerte corrompen y penetran el tejido social para imponer su voluntad y así vivir al amparo de la impunidad, erosionar el Estado de derecho y, consecuent­emente, deteriorar la impartició­n de la justicia.

Cuando la violencia demencial inclina la balanza de la justicia hacia los delincuent­es y los criminales para amagar y amedrentar al sistema de justicia, las víctimas, sus familias y la sociedad viven imposibili­tados en obtener certeza legal y, mucho menos, acceder a la justicia.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico