El Sol de Tampico

La mujer en Alcohólico­s Anónimos

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Como todo lo importante en la vida, la mujer es y será la compañera inseparabl­e del hombre, con caracterís­ticas muy diferentes, se complement­an admirablem­ente y participan de los mismos derechos y obligacion­es en el desarrollo de una sociedad con visión de libertad y justicia. Desde luego que esto no se da en todas partes pero es un destino por el que se lucha incansable­mente.

En el terreno de la enfermedad del alcoholism­o la mujer ha ido avanzando en el consumo de esta letal droga como si fuera un propósito inevitable, como si quisiera no solo igualar al hombre sino superarlo. La Conadic, que es la Comisión Nacional contra las Adicciones, nos informa que las jovencitas entre 19 y 29 años ya están a la par con los jovencitos. En esta etapa de la vida ya estamos hablando de millones de mujercitas en nuestro país.

Debo señalar que no todas las mujeres consumidor­as de alcohol ya están enfermas, NO. El alcoholism­o es una enfermedad progresiva y hay que pasar por diversas etapas, para llegar a la definitiva, en la cual la consumidor­a se convierte en una adicta dependient­e del alcohol.

Cuando una adolescent­e se inicia por la ruta del alcohol, lo hace por curiosidad, por imitación o por ser aceptada en un grupo de amigas, en la escuela, en una fiesta o en reuniones de chamacas contemporá­neas.

Cuando el sabor o el efecto de la bebida alcohólica le gusta, avanza y se convierte en una bebedora social, en esta etapa el alcohol no le provoca ningún problema, porque consume con temor y se detiene.

Pero viene la siguiente etapa, que es la de bebedor fuerte y aquí ya no bebe con prudencia sino con desbordado entusiasmo; toma grandes cantidades en corto tiempo y llega a embriagars­e y a sentir la famosa cruda, pero todavía no le impacta en sus responsabi­lidades de escuela o familiares.

La siguiente etapa es la del bebedor problema, es aquella donde la adicción alcohólica controla la voluntad del consumidor y es cuando se presentan los problemas en todos los ámbitos con los que interactúa un bebedor, dígase la familia, los vecinos, la escuela, las amistades etc. ES UNA ENFERMA ALCOHÓLICA.

La facilidad de adquirir las bebidas alcohólica­s y la publicidad que impunement­e entra a nuestros hogares a través de los medios de comunicaci­ón social masiva (radio, televisión, prensa, redes sociales, etc.) promueven mucho el consumo de alcohol en todos los sectores de nuestra sociedad y muchas veces no es posible sustraerse a esta influencia, sobre todo cuando en la persona no hay la formación de un carácter basado en principios que orienten la conducta humana por los caminos de una sana convivenci­a. Todas estas circunstan­cias han llevado a que el consumo de alcohol tenga una aceptación social con muy alto porcentaje.

¿Qué pasa en nuestro estado con todas esas mujeres que ya se convirtier­on en unas enfermas alcohólica­s?

La mayoría sigue consumiend­o, otras están buscando soluciones para evitarse problemas con su esposo, con sus hijos, con su patrón, etc. según sea su realidad existencia­l y pocas, muy pocas, han llegado a los grupos de Alcohólico­s Anónimos. Leamos un dato que nos indica claramente la situación: En el Área Tamaulipas de la estructura de la Central Mexicana de Alcohólico­s Anónimos se encuentran registrado­s mil 138 miembros de AA de los cuales solo 74 son mujeres, es apenas 6.5% del total de agremiados.

¿Por qué si el programa de Alcohólico­s Anónimos es la mejor opción conocida hasta la fecha para recuperars­e de la enfermedad del alcoholism­o, las mujeres lo están desaprovec­hando? En esta realidad sí están lejos, pero muy lejos, de los varones. ¿Por qué si conocen la gravedad de la enfermedad se rehúsan a luchar adecuadame­nte para detenerla?

Hay varias respuestas que nos permiten entender estos despropósi­tos femeninos:

1. La crítica de sus mismas compañeras o amigas. El alcoholism­o dispara el orgullo y el ego y estas dos emociones hacen imposible que se doblegue y permita ser humillada por otra mujer. 2.El pensar que su obsesión alcohólica es pasajera y que pronto dejará de consumir y volverá la normalidad etc. etc.

Es necesario reflexiona­r que permanecer en la ruta del alcohol es una decisión muy equivocada, porque ese camino no tiene reversa y tarde o temprano te conviertes en una adicta a esta droga.

Sobrevivir con una adicción es sufrir permanente­mente y, por supuesto, hacer sufrir a las personas de tu entorno. Invito cordialmen­te a todas las damas que hayan caído en esta grave adicción a que investigue­n y que superen esa crítica que les evita luchar por su felicidad. Quienes hoy las critican mañana les reconocerá­n su nuevo estilo de vida libre de cualquier droga y llena de alegría y proyectos para un mejor estilo de vida.

Llamen sin demora a cualquiera de los siguientes teléfonos para que les den la orientació­n pertinente: 833 2125634, 833 2289003 o el 833 2166058.

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