Tras ganar Mariúpol, Moscú se enfoca en conquistar Lugansk
EFE, AFP y Reuters
a cientos de soldados ucranianos que cayeron en la guerra
Occidente podría extender su apoyo militar a largo plazo también a Moldavia ante la amenaza de otra intervención
KIEV. Rusia prosiguió su ofensiva en el este de Ucrania y aseguró que bombardeó un cargamento de armas occidentales en el noroeste, en una guerra que según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reserva aún episodios "sangrientos" y solo podrá resolverse por la vía diplomática.
Las fuerzas rusas se adjudicaron la victoria en una batalla de meses por la planta siderúrgica de Azovstal en Mariúpol, acercándose a su objetivo de controlar la región ucraniana de Donbás y centrándose ahora en la región de Lugansk, ubicada en el este. Rusia lanzó lo que parecía ser un gran asalto para tomar el último territorio ucraniano que quedaba en Luhansk, una de las dos provincias que conforman la región sudoriental de Donbás y donde los separatistas prorrusos ya controlaban territorio antes de la invasión del 24 de febrero.
El Ministerio de Defensa de
Rusia anunció que sus fuerzas destruyeron, con misiles de largo alcance, un gran cargamento de armas occidentales en el noroeste de Ucrania.
Agregó que las armas estaban destinadas a las fuerzas urcranianas en el Donbás, una región rusoparlante que ha estado parcialmente controlada por los separatistas prorrusos desde 2014 y que ahora es escenario de combates.
Por su parte, los aliados occidentales exploran un apoyo militar a largo plazo para Ucrania que podría abarcar también a Moldavia, país que no es miembro de la OTAN, ante el riesgo de otra invasión rusa.