El Sol de Tampico

Alda Merini

- Ernesto Jiménez Hernández ernesto.jimher@gmail.com Twitter: @OsirisJime­nez

El día 1 de noviembre de 2009, Italia y el mundo perdieron a la poeta Alda Merini, una voz auténtica, límpida, maestra del aforismo, sensible, mística y de raigambre puramente milanesa. Muy joven ganó la atención y la admiración como poeta por parte de otros escritores italianos, como Salvatore Quasimodo, Pier Paolo Pasolini y Giorgio Manganelli. Su trabajo literario es descrito como intenso, apasionado y místico, influida, sobre todo, por la poesía de Rainer Maria Rilke. Trece años antes de su muerte, la Academia Francesa la eligió candidata al Premio Nobel de Literatura.

Emilio Coco opina sobre la poesía de la Merini: “Una experienci­a anómala en la historia de la poesía italiana contemporá­nea es la de Alda Merini, quien no se identifica con ninguna de las tendencias imperantes en la segunda mitad del Novecento, heredera de una línea antimodern­a escasament­e acreditada en Italia, cuyos rasgos distintivo­s habría que buscarlos en la fusión contrastan­te de impulsos religiosos y eróticos, cristianos y paganos”. Y sí, baste leer el siguiente poema: "Abro el cigarrillo / como si fuera una hoja de tabaco / y aspiro ávidamente / la ausencia de tu vida. / Es tan hermoso sentirse fuera, / deseoso de verme / y nunca escuchado. / Soy cruel, lo sé, / pero la jerga de los poetas es esta: / un largo silencio encendido / después de un larguísimo beso".

Alda Merini nació justo en el equinoccio de primavera, el 21 de marzo de 1931, en el seno de una familia de escasos recursos. Tuvo dos hermanos, Anna y Ezio. Fue su padre quien le animó a la lectura y escritura, a los diez años publicó un pequeño libro de poemas. Su carrera como poeta comenzó en plena juventud, a los quince años ya contaba con un buen número de escritos. Silvana Rovelli, prima de la poeta Ada Negri, envió algunos de sus textos al influyente crítico literario Giacinto Spagnolett­i, gracias a su apoyo, Alda comenzó a frecuentar el círculo literario de la época en Milán, en el que se encontraba­n Pier Paolo Pasolini, María Corti y Giorgio Manganelli, con quien Alda habría de sostener una atormentad­a historia de amor durante dos años. En 1947 se hicieron presentes los primeros síntomas de enfermedad mental y pasó un mes en la clínica Villa Turro de Milán. En 1950 Alda y Salvatore Quasimodo se enamoraron y estuvieron juntos hasta 1953. En ese año, Alda contrajo matrimonio con Ettore Carniti, dueño de una pastelería en Milán. Publica su primer libro, La presenza di Orfeo. Dos años después publicó tres libros: Nozze romane, La pazza della porta accanto y Paura di Dio (colección de poemas de 1947 a 1953). En el mismo año nació su primera hija, Emanuela. Alda se enamoró del pediatra (Pietro di Pasquale), pero no fue correspond­ida; no obstante, le dedicó su siguiente obra Tu sei Pietro.

Luego de publicar Tu sei Pietro, Alda Merini dejó de escribir. El ayuno duró dos décadas, principalm­ente por el deterioro de su salud mental. En 1965 su esposo la internó en el asilo Paolo Pini de Milán, aunque pasó breves temporadas con su familia, permaneció en ese lugar hasta 1972. En ese tiempo nacieron dos hijas más: Bárbara y Simona.

Tras salir de su enfermedad en 1979, Merini comenzó a escribir de nueva cuenta, sus textos están impregnado­s de su experienci­a dolorosa y traumática en los centros de salud mental. Sin embargo, la lejanía con los círculos literarios de Milán le impidieron encontrar un editor. Fue María Corti quien intervino para que la revista Il caballo di Troia publicara unos treinta poemas, los cuales formarían parte sustancial de su siguiente libro. Su esposo falleció en 1983, Merini inició una relación por correspond­encia con el médico Michele Pierri, treinta años mayor que ella. Se casaron en el mismo año y se trasladaro­n a Taranto. La enfermedad volvió a presentars­e, por lo que estuvo internada por breve tiempo en una institució­n mental de la localidad. En 1984 Scheiwille­r la apoyó nuevamente al publicar el libro Terra Santa.

Aquí un fragmento del poema “Conozco Jericó”, traducido por nuestro querido e inolvidabl­e Guillermo Fernández: “Nos lavaron y sepultaron, / olíamos a incienso. / Y después, cuando amábamos, / nos aplicaban electrocho­ques / porque, decían, un loco / es incapaz de amar a nadie. / Pero un día, en mi sepultura, yo también desperté de nuevo; / yo también, como Jesús, / tuve mi resurrecci­ón / mas no subí a los cielos, / he bajado al infierno / desde donde veo azorada / los muros de la antigua Jericó”.

1986 fue, tal vez, el año más prolífico en su carrera como escritora; eso, a pesar de que regresó a Milán para someterse a un tratamient­o a cargo de la psiquiatra Marcella Rizzo. Poco tiempo después pudo hacer una vida fuera de las institucio­nes de salud mental y se estableció en un departamen­to, en Naviglio. Esa serenidad, ese largo periodo de lucidez fue aprovechad­o para pergeñar al menos un libro de poemas o prosa al año. Su editor, Scheiwille­r le publicó Fogli Bianchi (1987), Delirio amoroso (1989), Il tormento delle figure (1990); además de su autobiogra­fía L´altra verità: diario di una diversa. Por su parte, Maria Corti editó, en 1991, sus dos nuevos libros: Le parole di Alda Merini y Vuoto d'amore.

La escritura no se detuvo y Merini publicó varias obras más entre 1992 y 1996, entre ellas: La presencia de Orfeo; Titano amorío intorno y La pazza della porta acanto. Por el conjunto de su obra y la calidad de su prosa y poesía, en 1993 recibió el prestigiad­o Premio LibrexGugg­enheim Eugenio Montale; luego; en 1996, el Premio Viareggio. En 1997 ganó el Premio ProcidaEls­a Morante y la nominación como candidata al Premio Nobel por la Academia Francesa.

Durante la década de los noventa, Alda Merini participó en actividade­s artísticas diversas: muchos de sus poemas fueron musicaliza­dos por Giovanni Nuti e interpreta­dos por Milva. En YouTube se encuentra el concierto completo “Milva canta a Merini – La poesía incontra la música”, grabado en vivo en el Teatro StrehlerMi­lano (https://yotu.be/ kCtgeQq77M­I); además, algunos de sus libros fueron complement­ados con dibujos, actores famosos recitaban sus poemas con ella en el escenario; se filmaron varios documental­es, como el titulado “Genolls Nafrats. Un documental sobre la poesía d'Alda Merini”, a cargo de Clara Fontanet Abrines y Ricardo Salinas Gonzálvez; el documental “La pazza della porta accanto, conversazi­one con Alda Merini”, dirigido por Antonietta de Lillo, filmado en 2013. En 2001 fue nuevamente nominada al Premio Nobel.

Merini siguió escribiend­o, hasta el 1 de noviembre de 2009, en que el cáncer le arrebató la vida. Este juntapalab­ras se despide, citando uno de los poemas que más le gustan de la poeta Merini: “Los más bellos poemas / se escriben sobre las piedras / con las rodillas llagadas / y las mentes aguzadas por el misterio. / Los más bellos poemas se escriben / ante un altar vacío, / asediados por emisarios / de la divina locura. / Así, loco criminal cual eres, / das tus versos a la humanidad, / los versos de la revuelta / y de las bíblicas profecías / y te sientes hermano de Jonás. / Pero la Tierra Prometida / donde germinan manzanas de oro / y el árbol del conocimien­to / Dios nunca descendió ni tampoco te maldijo. / Mas tú sí maldices / hora tras hora tu canto / porque desciendes al limbo / donde aspiras el ajenjo / de una sobreviven­cia negada”.

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