Enfriando la economía
La semana pasada, la Reserva Federal de EE.UU. incrementó su tasa de interés en 75 puntos base, llevando a cabo su alza más pronunciada en décadas y arrastrando al país vecino, a lo que podría ser una recesión económica.
Estos últimos años, y para ser exactos, estos últimos dos años desde el surgimiento de la pandemia, ha sido un vaivén de acontecimientos que, si nos lo plasmaban en las pantallas del séptimo arte, jamás las hubiéramos creído. Y no hay duda de que, dentro de unos años, aparecerá un filme con las características similares a lo ocurrido en 2020 junto con sus orígenes y consecuencias sociales, así como sucedió después de la crisis económica que se gestó en 2007 y explotó en 2008 cuando salió a la pantalla grande la película "The Big Short" —La Gran Apuesta— en el año 2015. En ella, se describe hasta cierto punto y de manera clara por qué, cómo y cuándo se estuvo gestando la crisis con hipotecas basura en EE.UU.; asimismo, muestra las consecuencias económicas que generó el estallido de esa burbuja y las perspectivas de ese acontecimiento desde distintas aristas en el ámbito bursátil.
A grandes rasgos, en aquel tiempo la crisis se gestó principalmente por el abaratamiento del crédito hipotecario a raíz de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal que yacían en el rango de 0 a 0.25 por ciento anual, aunado a ello, los procesos para el otorgamiento de hipotecas eran tan absurdos, que les brindaban acceso a personas "NINJA", que en el vocabulario financiero se refiere a personas sin ingresos, sin trabajo y sin activos financieros (No income, no job & no assets).
Hoy en día, y por el incremento incesante de los precios a nivel mundial por distintos factores como el conflicto bélico en Europa, la irrupción de cadenas de suministro, el alto precio de los energéticos, el alto precio de las materias primas, etcétera, los Bancos Centrales de cada país o región —en el caso de la Unión Europea— están comenzando a ser menos "permisivos" y están ligando alzas a las tasas de interés con un único objetivo: tratar de detener el consumo y encarecer el crédito para enfriar la economía y tratar de impedir que sigan incrementándose los precios de los productos y que sigamos siendo afectados al tener menos poder adquisitivo en nuestras monedas.
Asimismo, Banco de México se está sumando a esa postura restrictiva para tratar de frenar el incremento de precios en nuestro país, y para plasmar un ejemplo del ímpetu que está transmitiendo a partir del incremento en las tasas de interés, me apego a los datos del Banco de México. Durante el anterior periodo alcista de tasas, pasamos de una tasa de interés de 3.00 a 8.25 por ciento en mil 623 días, desde junio de 2014 a noviembre de 2018; posteriormente, el ciclo bajista en la tasa de interés se reflejó en 785 días, de noviembre de 2018 a febrero 2021 para pasar del 8.25 al 4.00 por ciento, mostrándose fuertemente bajista a raíz de la pandemia, el confinamiento y la reapertura con el objetivo de acrecentar las inversiones y el consumo.
Ahora bien, desde febrero de 2021, el Banco de México ha mostrado una postura restrictiva al incrementar su tasa de interés fuertemente y más rápido que en anteriores ocasiones, ello para hacer frente a la inflación para yacerla en 7.00 por ciento, habiendo pasado 494 días hasta el día de hoy. Por su parte, el día de mañana se espera que nuevamente incremente su tasa de interés al menos en 50 puntos base, sin embargo, la semana pasada, la Banca Central de EE.UU. incrementó en 75 puntos base, por lo que, para nuestro país, pudiera significar un incremento similar o hasta de 1 punto porcentual y alcanzar cifras cercanas a las de 2018 cuando estuvo en 8.25 por ciento. En tanto, a nivel mundial se han estado reestructurando las expectativas de crecimiento a la baja por el mismo motivo de las posturas restrictivas de las bancas centrales que estarán ocasionando una contracción en la demanda de bienes y servicios y, por ende, en la producción, llegando a poder vislumbrar una recesión económica. Cuídese mucho.