Lamia: la diosa devoradora de hombres
Conocida como un demonio femenino que devoraba a los niños, Lamia fue llevada a la literatura, gracias a su aparición en la comedia “Paz” del dramaturgo Aristófanes, en el siglo V a. de C. Sin embargo, desaparece de la historia durante siglos, para resurgir en la literatura europea de los siglos XVII y XVIII, particularmente en la obra poética de John Keats.
En la mitología antigua griega, los demonios representaban un poder sobre natural similar al que poseían los mismos dioses. En sus obras, Homero utiliza indistintamente el término “theos”, para referirse a un dios. Algunos expertos opinan que la distinción allí es que “theos” enfatiza la personalidad del dios, en tanto que “demonio” hace referencia a su actividad. Tal vez es por eso que el término “demonio” se aplicó generalmente a sucesos sobrenaturales repentinos o inesperados. Los comentaristas antiguos explican, con respecto de la obra de Aristófanes titulada “Paz”, el papel que jugó Lamia en la mitología griega. Ella gobernaba lo que ahora conocemos como Libia, amada por Zeus, el más grande de todos los dioses.
Hera, la esposa de Zeus, le robó a sus hijos, entonces Lamia emprendió una ola de asesinatos, destruyendo a todos los niños que podía atraer a su poder. Incluso se sabía que las madres atenienses la usaban como una amenaza para asustar a los niños que se portaban mal. “Vida de Apolonio de Tyana” es una obra escrita por Flavius Philostratus, en ella, el autor describió a Lamia como un “demonio”. En su relato, ella era una mujer hermosa que seducía a los jóvenes para devorarlos. Lamia es representada mitad mujer, mitad serpiente.
Esas representaciones aterradoras de mujeres en forma de monstruos no es nada nuevo en la mitología griega; de hecho se trata de una serie de mujeres disfrazadas de varios monstruos y demonios cuya sola existencia significa una amenaza para los demás, en particular, para los hombres.
El poema que escribió John Keats, fue inspirado a raíz de una lectura de la historia de Filostratus, escrita por Robert Burton en 1621, titulada “Anatomía de la melancolía”. Algunas historias representan a Lamia con la parte superior del cuerpo de una bella mujer pero la mitad inferior como la de una serpiente. Su nombre se traduce, en el griego antiguo, como “tiburón rebelde”. Otros cuentos de la mitología griega la representan como una mujer con patas, escamas y genitales masculinos, más aún, existen representaciones en la que se le muestra como un enjambre de múltiples monstruos que asemejan vampiros.
Independientemente del relato que uno lea, el poder maligno de Lamia sigue siendo el mismo: ella roba y se come a los niños. Y bueno, qué podría ser más horrible en cualquier sociedad donde la crianza de los niños es el papel primordial de una mujer. ¿Qué podría representar una amenaza existencial mayor para la sociedad misma?
Jess Zimmerman, en su obra
“Mujeres y otros monstruos: construyendo una nueva mitología”, argumenta que “las mujeres han sido monstruos, y los monstruos han sido mujeres, en siglos de historias porque las historias son una forma de codificar estas expectativas y transmitirlas”.
Por su parte, Nora McGreevy, en su ensayo “¿Por qué tantos monstruos mitológicos son mujeres?”, expresa que “Estas historias pueden parecer fantásticas hoy en día, pero para los pueblos antiguos, reflejaban una realidad ‘casi histórica’, un pasado perdido en el que los humanos vivían junto a héroes, dioses y lo sobrenatural. Los monstruos femeninos de los cuentos revelan más sobre las restricciones patriarcales impuestas a la feminidad que sobre las mujeres mismas. Medusa infundió miedo en los corazones antiguos porque era a la vez engañosamente hermosa y horriblemente fea; Caribdis aterrorizaba a Odiseo y sus hombres porque representaba un pozo revuelto de hambre sin fondo”.
La interpretación de Lamia genera mucha simpatía por ella, debido a que sus acciones se encuentran motivadas por el dolor; la mayoría de sus hijos engendrados por Zeus son asesinados por Hera, esposa de Zeus, tras de un poderoso ataque de ira. En su dolor casi inimaginable, Lamia se saca los ojos y luego vaga por la tierra en busca de los hijos de otras personas.
En algunas historias de la mitología griega, Zeus le otorga la capacidad de sacarse los ojos y luego reemplazarlos a voluntad. Se han tejido varias hipótesis al respecto, una explicación plausible es que Zeus ofrece esto como un pequeño acto de misericordia hacia Lamia, quien carga el insoportable dolor de imaginarse a sus hijos muertos.
Zimmerman afirma que Lamia representa un miedo profundamente arraigado sobre las amenazas que las mujeres representan para los niños en sus roles prescritos por la sociedad como responsables directas del cuidado de niños.
Debbie Felton, profesora de Clásicos, expresa que: “la capacidad de las mujeres para tener hijos las alineaba con las fuerzas naturales más allá del control masculino, y el hecho de que las mujeres a veces también producían crías con anomalías físicas, sólo se suman a la percepción de las hembras como potencialmente aterradoras y destructivas. Criaturas como Medusa, Escila
La “sociedad” espera que las mujeres cuiden a sus niños y se mantiene constantemente preocupada de que no cumplan con su obligación de ser madres y cuidadoras. Si una mujer rechaza la maternidad, expresa ambivalencia: ama demasiado a su hijo o lo ama demasiado poco, todos esos actos se perciben como violaciones, aunque en diversos grados.
y Caribdis, las Arpías y muchas otras, hablaron del miedo de los hombres al poder destructivo de las mujeres. Y sí, los mitos clásicos, leyendas y los cuentos populares, involucran a un hombre héroe conquistando a un monstruo femenino. Esas historias parecerían, al menos para muchos, una medida para cumplir una fantasía masculina de controlar lo que era natural y femenino.
La “sociedad” espera que las mujeres cuiden a sus niños y se
mantiene constantemente preocupada de que no cumplan con su obligación de ser madres y cuidadoras. Si una mujer rechaza la maternidad, expresa ambivalencia: ama demasiado a su hijo o lo ama demasiado poco, todos esos actos se perciben como violaciones, aunque en diversos grados.
¿Lamia surgió debido al temor de los hombres de que algunas mujeres poseyeran valores morales que no debían ser emulados del todo? ¿Esta criatura surgió después de que un hombre del pasado distante observara a una mujer en medio del dolor por un niño muerto?
Tal vez era sólo otra manera en que los hombres advertían a la sociedad de lo que podría suceder cuando las mujeres eran por su propia naturaleza salvajes e incontrolables y tenían que ser sometidas por cualquier medio necesario, como lo hacían tan frecuentemente los hombres con las diosas femeninas en la mitología griega.