Pancho Villa y las caricaturas
Pancho Villa es quizá el personaje de nuestra historia con más referencias, tanto en el cine mexicano como en el mundial. Son incontables los cortometrajes, documentales y filmes de ficción que incluyen a Villa como un personaje seductor entre bandolero, caudillo, héroe romántico y exótico.
Algunas películas sobre su vida (modernamente llamadas biopic) apenas dieron un esbozo sobre la naturaleza “real”, digamos, del Centauro del Norte. La más antigua “La vida del General Villa”/ 1914, codirigida por D.W. Griffith y Roul Walsh, de la cual se presume desaparecida y que el célebre historiador austríaco Friedrich Katz describe en su libro “Pancho Villa”, publicado por editorial Era en 1998 (sic): “Lo que sí se especificaba era que la Mutual Film Company tendría derechos exclusivos para filmar a las tropas de Villa en batalla y que éste recibiría veinte por ciento de los ingresos que produjeran las películas. Los directores de la Mutual consideraban a Villa tan fotogénico que decidieron combinar sus documentales con una película de ficción, The Life of General Villa (La vida del general Villa). La trama del filme era un típico engendro hollywoodense: sacrificaba la realidad a lo que el productor suponía que sería el gusto de los espectadores estadounidenses. Los guionistas obviamente pensaban que los pobres no constituían buenos héroes. Así que la familia de Villa se transformaba, de pobres aparceros que trabajaban en una gran hacienda, en rancheros independientes, relativamente acomodados y con tierras propias. Los villanos, en vez de un hacendado, eran dos oficiales federales que perseguían a dos de las hermanas de Villa mientras éste estaba fuera y uno de ellos secuestraba a la menor, la violaba y la abandonaba moribunda. Cuando Villa regresaba y se enteraba de lo que había ocurrido, buscaba venganza”.
Particular mención merece el filme “La sombra de Pancho Villa”/ 1932, de Miguel Contreras Torres, la cual contó con más de cinco mil extras del mismísimo ejército mexicano para escenificar las batallas. Sin embargo es con “¡Vámonos con Pancho Villa! / 1935, de Fernando de Fuentes, acorde a la novela de Rafael Muñoz, que la figura de Villa es abordada con elementos diegéticos en aras de un propósito de entretenimiento, como la trilogía de Ismael Rodríguez con Pedro Armendáriz como Villa: “Así era Pancho Villa”/ 1957, “Pancho Villa y la Valentina”/ 1958 y “Cuando ¡Viva Villa! es la muerte”/ 1958, sin mencionar las extrañas y patéticas “Villa cabalga” / 1968, de Buzz Kulik, con Yul Brynner en el papel de Villa, y “El Desafío de Pancho Villa”/ 1971, dentro del hálito del spaghetti western, con Telly Savalas interpretando a un Villa calvo (el actor lo era en la vida real) y donde se narra el ataque al poblado de Columbus en 1916. Aunque quizás el acercamiento más sobrio e intelectual a Villa lo realizó Paul Leduc en “Reed, México Insurgente”/ 1972, con el escritor Heraclio Zepeda en el papel de Pancho Villa, El Centauro del Norte supo aprovechar bien el invento de los Lumiere para hacerse propaganda. Es conocida la anécdota que cuenta el retraso de la toma de Ojinaga por parte del ejército de Villa ya que éste –sin avisarle a ninguno de los suyosviajó a Ciudad Juárez para firmar un contrato de exclusividad con la Mutual Film Corp., el cual obligaba al guerrillero a dos cosas: a utilizar sólo camarógrafos de la Mutual (que no respetó) y a realizar los combates en el día, para aprovechar la luz natural y así poder filmar con mayor calidad de imagen.
Y aún más: Villa –sabiendo, sin duda, el alcance del cine– se comprometió con la Mutual Film a realizar una película que llegara al público, al pueblo, ya que el guerrillero deseaba que se mostrara la realidad de la Revolución Mexicana al rojo vivo, sin maquillaje alguno. Por ello, Villa aceptó aparecer elegante, imponente y poderoso, asunto para lo cual la compañía productora le diseña un uniforme militar especial para realizar el personaje ¡del general Villa! Porque hasta Villa no había tenido interés en un uniforme militar, pero ahora que era una “estrella de cine”, ya no era indiferente.
La invasión o incursión villista a Columbus, Nuevo México, el 9 de marzo de 1916, quedó reflejada en varios cortometrajes. Uno fue “Villa, vivo o muerto” /1916, producido por la Eagle Film de Chicago; otro fue “Seguidores de la bandera mexicana” /1916, de la Tropical Film Corp., donde se mostraba detalladamente la persecución a Villa por parte de las tropas del célebre general John Pershing.
Sin embargo, llama la atención que el cine estadounidense haya hecho también referencia a la invasión a Columbus mediante cortometrajes en dibujos animados. “En algún lugar de México” /1916, producido por la United Sales Corp., muestra a un héroe llamado Twedledum que, ante la arremetida villista, salva de morir a una cándida doncella.
En “El sombrero indestructible” /1916, de la Mutt and Jeff Co., el valiente Mutt, en compañía de su patiño Jeff, le quita el sombrero a Pancho Villa, cumpliendo con su objetivo: humillarlo puesto que la fama del sombrero del invasor era el de indestructible.
Otro corto en dibujos animados es “El brazo de la ley y el orden” /1916, de la Paramount, que trata acerca de cómo el Tío Sam se aburre viendo la guerra en México. De pronto, el viejo con sombrero alarga su brazo y atrapa a Pancho Villa, arrojándolo al cesto de la basura, ante el beneplácito de sus coetáneos. Y aún más: en el corto “El coronel Liar captura a Villa” /1916, de la Warner Brothers, vemos a un coronel, Heeza Liar, llevando a cabo una idea maravillosa: inventar una mula (al estilo del Caballo de Troya) que camina con gasolina. Con la mula mecánica, el coronel se mete a México y captura a Villa.
Los anteriores cortos en dibujos de animación eran de un rollo, no pasaban de los diez minutos. A la distancia puede verse que el cine, de una manera u otra, es receptáculo de su realidad inmediata.
Pancho Villa, ridiculizado, detestado por los gringos por lo de Columbus, ha sido el único personaje de nuestra historia literalmente caricaturizado por el cine…