Saludo Pastoral
Alimentarnos de cosas positivas
Seguramente habremos escuchado la frase “somos lo que comemos”, que significa que nuestra alimentación influye directamente en nuestra manera de ser. A diferencia de otros aspectos de nuestra vida, nosotros sí podemos elegir nuestros alimentos, especialmente ahora que existe la posibilidad de conocer la calidad y las propiedades alimenticias de muchos productos del mercado. La alimentación constituye algo esencial en la vida de las personas y se tiene como uno de los derechos humanos fundamentales que a nadie tendría que faltar nunca.
Recordando las palabras del Deuteronomio que señala “que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, quisiera referirme a este aspecto silencioso de nuestra vida, el alimento mental y espiritual con el que nutrimos nuestra mente y nuestro corazón. Estamos sometidos a un bombardeo infernal de malas noticias, comerciales, información, mentiras, discursos, consejos, mensajes de todo tipo, etc., ahora ya ni siquiera es necesario encender el televisor, lo traemos en la palma de la mano a través del celular y en todo momento estamos conectados con toda clase de información.
En muchos ambientes de nuestra sociedad existe una guerra constante contra la “comida chatarra”, ayudándonos a comprender lo perjudicial de estos alimentos para nuestra salud, de igual manera, tendremos que darnos cuenta del gran daño que se está provocando a nuestra salud mental y espiritual la exposición constante a todo este material nocivo de las redes sociales y los medios de comunicación. En estos mismos medios encontramos cosas extraordinarias y bellas que pueden alimentar una actitud positiva y de crecimiento humano que nos ayuden a quitar de nosotros la angustia y la ansiedad en la que mucha gente vive.
La oración perseverante, el silencio, el diálogo con las personas que amamos, el contacto con la naturaleza, el deporte, una buena lectura, etc., existen muchas cosas que pueden ayudarnos a mantener una salud mental y espiritual tan necesaria en estos tiempos difíciles. Es necesario ayudar a las nuevas generaciones a encontrar espacios de desarrollo humano y espiritual fuera de las redes sociales, si ellos han nacido y están creciendo en esta era digital, las personas mayores podemos aportar la riqueza de una formación humana y cristiana en la que fuimos formados.