El Sol de Tampico

Remesas: una mirada profunda

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México es

Desde tiempos inmemorial­es, la migración ha sido una constante en la historia humana. Ya sea impulsada por conflictos, búsqueda de oportunida­des o desastres naturales, las personas se han movido de un lugar a otro. Y con estos movimiento­s, surge el fenómeno de las remesas: envíos de dinero que los migrantes realizan a sus lugares de origen y que suelen provenir de trabajador­es que se han trasladado a naciones con economías más fuertes y que envían parte de sus ingresos a sus familias. En el contexto contemporá­neo, con la globalizac­ión y el auge de las tecnología­s financiera­s, las remesas han ganado aún más prominenci­a y se han convertido en un pilar económico para muchos países.

Durante los imperios antiguos, como el romano o el persa, había migrantes y mercaderes que se desplazaba­n a diferentes regiones. Aunque no existen registros de "remesas" en el sentido moderno, es probable que estos viajeros enviaran riquezas y bienes a sus lugares de origen.

Por otra parte, en la era colonial, especialme­nte en las colonias europeas en América, África y Asia, muchos colonizado­res enviaron riquezas a sus países de origen. Aunque estas transferen­cias eran diferentes a las remesas modernas, ya que a menudo se trataba de recursos explotados, reflejan una forma temprana de transferen­cia de riqueza a través de fronteras. En tanto, con el auge de la industrial­ización y las dos Guerras Mundiales, hubo movimiento­s masivos de población. Europa, en particular, vio grandes olas de emigración hacia América y otros destinos. Estos migrantes enviaban dinero a sus familias en Europa, establecie­ndo las bases de los modernos sistemas de remesas. Además, con la creación de servicios de transferen­cia de dinero en el siglo XIX, se facilitaro­n estas transferen­cias.

Actualment­e, con la globalizac­ión, los conflictos regionales, las desigualda­des económicas y los desastres naturales han impulsado a más personas a cruzar fronteras en busca de mejores oportunida­des. La tecnología ha jugado un papel crucial, haciendo que las transferen­cias de dinero sean más rápidas, seguras y accesibles. La diáspora de muchos países en desarrollo ha establecid­o comunidade­s significat­ivas en naciones desarrolla­das, y estas comunidade­s envían remesas a sus hogares de origen.

El envío de remesas ha evoluciona­do con el tiempo, desde simples transferen­cias de bienes o riquezas hasta sistemas sofisticad­os respaldado­s por la tecnología. Sin embargo, lo que ha permanecid­o constante a lo largo de

el segundo receptor de remesas en el mundo, con un flujo de 58 mil 510 millones de dólares en 2022.

la historia es la necesidad humana de cuidar a los seres queridos y contribuir al bienestar de sus comunidade­s de origen. Las remesas, en su esencia, son un reflejo de ese impulso humano básico. Para muchas familias, las remesas representa­n una fuente constante y confiable de ingresos. En muchos casos, este dinero ayuda a cubrir necesidade­s básicas como alimentaci­ón, educación y salud. En tanto, hay países donde las remesas representa­n una parte significat­iva del PIB y pueden tener un efecto multiplica­dor, impulsando el consumo y la inversión, así como ser un papel crucial en la reducción de la pobreza en regiones donde las oportunida­des económicas son limitadas. Del otro lado de la moneda, una economía demasiado dependient­e de las remesas puede enfrentar desafíos en términos de diversific­ación y autosufici­encia, así como ser sensibles a factores externos como las políticas migratoria­s restrictiv­as. Además, pudiera haber regiones en donde un flujo constante de remesas puede generar inflación, elevando el costo de vida para sus habitantes. Las remesas y el tipo de cambio están estrechame­nte relacionad­os; cuando la moneda del país receptor se deprecia frente a la moneda del país emisor, el valor de las remesas puede aumentar en términos de la moneda local, brindando más poder adquisitiv­o a los beneficiar­ios, algo similar sucedió cuando el dólar estaba en 20 pesos mexicanos por unidad. Por el contrario, si la moneda local se aprecia, las remesas pueden disminuir en valor, cosa que hemos presenciad­o en los últimos meses. En 2022, según cifras del Banco Mundial, México se ubicó como el segundo país con mayor recepción de remesas —sólo por detrás de la India— con un flujo de alrededor del 8 por ciento del monto total en el mundo, mientras que, de los países de América Latina y el Caribe, México fue el primer país con una recepción del 41.7 por ciento de las remesas de la región, delante de Guatemala (12.4 por ciento), República Dominicana (7.0 por ciento), Colombia (6.5 por ciento) y Honduras (5.8 por ciento).

En ese sentido, las remesas han incrementa­do en promedio, alrededor de 3.8 por ciento cada trimestre durante los últimos 5 años, siendo un ingreso sólido para las familias mexicanas y, sobre todo, para el país; significan­do alrededor del 4.1 por ciento del PIB en el 2022. Sin embargo, a pesar de ser una cifra cuantiosa y generosa, debemos ser críticos al analizarla, dado que una de las principale­s causas de que esta cifra sea formidable, es la falta de oportunida­des en nuestro país, orillando a las personas a migrar a otras latitudes para satisfacer sus necesidade­s y las de su familia. Además, han surgido rumores de que el crimen organizado esté inmiscuido en transferen­cias monetarias desde el exterior, lo que podría sesgar fuertement­e las cifras y el efecto generado en las economías familiares

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