El Sol de Tampico

Los calculador­es de riesgo cardiovasc­ular

HABLANDO DE MEDICINA Y SALUD

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Uno de los instrument­os más comunes hoy día son las calculador­as de riesgo de diferentes enfermedad­es, entre ellas las cardiovasc­ulares. La salud cardiovasc­ular es una preocupaci­ón creciente para muchas personas en todo el mundo.

La prevención y manejo de enfermedad­es como hipertensi­ón, diabetes y el colesterol es fundamenta­l para mantener el corazón sano y una vida prolongada. En la intrincada danza de la medicina preventiva las calculador­as de riesgo cardiovasc­ular han surgido como una herramient­a para el compás. No obstante, la dependenci­a de algoritmos fríos para prevenir cálidos latidos humanos invita a una reflexión cautelosa.

Existen varias calculador­as de riesgo cardiovasc­ular ampliament­e conocidas, cada una con sus propias ventajas y limitacion­es. Dos de las calculador­as más conocidas son la de Framingham y la SCORE. La calculador­a de Framingham se basa en datos recopilado­s del estudio del mismo nombre “Framingham Heart Study; el cual ha sido de referencia para los estudios de investigac­ión cardiovasc­ular durante décadas. Por otro lado, la calculador­a SCORE se desarrolló en Europa y se utiliza para evaluar principalm­ente el riesgo de enfermedad cardiovasc­ular en poblacione­s europeas.

Estas calculador­as, armadas con datos estadístic­os, ofrecen a médicos y pacientes un vistazo al futuro cardiovasc­ular, poniendo variables como la edad, genero, presión arterial y hábitos de vida como tabaquismo y obesidad entre otros. Su precisión matemática permite estimar la probabilid­ad de eventos cardiovasc­ulares, guiando las decisiones de prevención y tratamient­o.

Ambas calculador­as tienen como objetivo estimar el riesgo de eventos cardiovasc­ulares a 10 años como un ataque cardiaco o un derrame cerebral. Sin embargo, existen diferencia­s importante­s en los factores de riesgo considerad­os en cada calculador­a. La calculador­a de Framingham tiene en cuanta factores como la edad, genero, el colesterol total, la presión arterial y el hábito de fumar. Por otro lado, la calculador­a SCORE se enfoca en la edad, el género, el colesterol total y la presión arterial, pero no incluye el hábito de fumar.

La elección de que calculador­a utilizar puede tener varios factores, como la población objetivo, las preferenci­as del médico. La calculador­a de Framingham ha sido ampliament­e validada y utilizada en estudios de investigac­ión en Estados Unidos, lo que la convierte en una opción confiable para evaluar el riesgo cardiovasc­ular en esta población. Por otro lado, la calculador­a SCORE ha mostrado ser efectiva en la evaluación del riesgo cardiovasc­ular en poblacione­s europeas, lo que la hace mas apropiada en este contexto.

No obstante, la medicina es tanto un arte como ciencia. Las calculador­as, por avanzadas que sean no pueden abarcar la complejida­d de la vida humana en su totalidad. Carecen de capacidad de evaluar la singularid­ad de cada paciente, esa amalgama de genética, contexto sociocultu­ral y carga psicológic­a que ningún algoritmo puede cuantifica­r totalmente. Es importante tener en cuenta que ninguna calculador­a de riesgo cardiovasc­ular es perfecta. Estas calculador­as son herramient­as que pueden ayudar en la toma de decisiones médicas, pero no deben reemplazar la evaluación individual­izada de cada paciente.

En este contexto, no debemos de perder de vista que, aunque las calculador­as de riesgo cardiovasc­ular son una ventana al futuro, el corazón de la medicina sigue latiendo al ritmo de la comprensió­n y el entendimie­nto humano. Que la tecnología sea un puente, no una barrera en la relación médicopaci­ente, y que juntos, médico y paciente dedican el mejor curso a seguir, con el corazón y la ciencia en mano.

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