¡DEPREDADORAS!
Con la boca abierta al Sol, las plantas carnívoras esperan pacientemente a su siguiente presa. Como no pueden treparse en árboles o movilizarse para cazar, sólo les queda esperar a que una mosca o algún insecto se acerque a ellas, con la intención de fertilizarlas. Por ello, se les considera depredadoras. Aunque su nombre sugiera lo contrario, son inofensivas al contacto humano. A pesar de ello, existen varios mitos en torno a estas especies, que les han ganado un lugar oscuro entre las plantas. Tienen flores depredadoras que matan animales para obtener nutrición de sus cuerpos. Comparten tres atributos que operan juntos y los separan de otras plantas.
Aunque es cierto que hay plantas carnívoras que consumen lagartos o mamíferos pequeños, éstas se encuentran principalmente en los trópicos, alejadas de los patios y jardines particulares —y por lo tanto, lejos del alcance humano. En su entorno natural, se les puede encontrar en «sitios húmedos y bajos en nutrientes, como ciénagas, pantanos, masas de agua, cursos de agua, bosques y sitios arenosos o rocosos«, documenta la institución.
En todos estos entornos, las plantas carnívoras usan sus flores como trampas para los insectos y animales pequeños. Por eso, tienen colores y patrones tan llamativos: rojo, verde intenso, morado y naranja figuran entre ellos.
Ahora, ¿qué pasa si un humano toca a una planta carnívora? En realidad, no mucho: a pesar de la ciencia ficción, las plantas carnívoras no tienen las dimensiones ni las capacidades para ingerir humanos completos. Por eso, también, es seguro tenerlas en casa como plantas de adorno, puede que nos ayuden a eliminar las moscas y otras plagas.