Entre el conflicto y la paz
En los tiempos actuales pareciera ser que se ha normalizado vivir en una sociedad en donde el conflicto es la dinámica permanente en la que se debe transitar para su desarrollo, en ese sentido también dicha dinámica alude a la guerra, la violencia, las discordias entre otros, que se han convertido en uso y experiencias frecuentes de la cotidianidad.
Por tal motivo, hoy se convierte en un tema de profunda reflexión, no solo el pensar en el conflicto sino en la búsqueda de la solución de este y para lograrlo es necesario trabajar desde la reconfiguración del concepto que alude a la paz, esta indudablemente hace alusión a una situación que identifica un estado de reconocimiento de los derechos y de las libertades tanto individuales como colectivas, y del respeto a la libertad para vivir en armonía tanto con sus semejantes como con su entorno. Hoy en nuestros días desde la Organización de las Naciones Unidas y los Objetivos del Desarrollo Sostenible se impulsa en la Agenda 2030 la construcción de políticas y acciones que promuevan sociedades pacíficas e inclusivas para todos, asimismo crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles.
En este sentido el análisis de la paz, implica tener un abordaje desde la paz misma o inclusive desde el conflicto, en el primero de los casos implicaría construir una cultura de paz negativa, donde se reconozca la vivencia negativa del conflicto y a través de esta cultura plasmar acciones tanto individuales como colectivas para evitarlo a toda costa, a fin de evitar que transgreda los derechos de los demás, para ello se requiere que esa sociedad tenga un alto nivel de conciencia colectiva, que se funde en los valores éticos y morales de libertad igualdad y fraternidad. Por otro lado existe también el abordaje de una cultura para la paz desde el conflicto en donde a partir de la vivencia se reconoce el antagonismo y se plantean mecanismos de interacción, a fin de solucionar las raíces que generan las distorsiones en la convivencia social, este tipo de cultura de la paz se concibe desde una paz positiva, que es pragmática y es elocuente y consistente en el reconocimiento de la confrontación y para ello busca construir puntos de mediación y acuerdo a fin de evitar y eliminar el conflicto, y con ello ser una fuente y motor del mismo desarrollo. En este sentido construir una cultura de la paz desde el conflicto, implica evitar a todas luces los costos del deterioro de la convivencia humana y de la misma sociedad, en ese sentido, se equipara en las sociedades democráticas a una expresión y sentimiento de la vida en libertad, por lo tanto, se puede decir que la paz no es la ausencia del conflicto mismo, si no es la presencia de la equidad la igualdad y la fraternidad.
En otro orden de ideas también es importante y necesario construir una cultura de la legalidad desde la neutralidad es decir la cultura neutra que neutraliza las distorsiones generadas por el conflicto, para ello es necesario concebir la importancia que juega el sector educativo en la construcción de una cultura que aun estando en el conflicto, lo entienda, analice y asimile, para que de manera tanto individual como colectiva actuar en consecuencia y neutralizar los efectos nocivos que el conflicto pudiera general en la convivencia misma, de ahí que el reto educativo implica la construcción de una nueva conciencia colectiva en donde el fomento de una cultura de la paz, gire como un eje transversal en la formación de todos los educandos en todos los niveles educativos, además de ello es importante la participación de la sociedad civil en el fomento de una cultura de la paz que junto con todos los actores sociales, que se quieran sumar para la construcción de una nueva ciudadanía más consciente en los valores éticos y morales, respecto a la importancia del respeto a la libertad la igualdad y la fraternidad entre todos los seres humanos, con ello la nueva ciudadanía no sólo aprenderá a vivir en el conflicto sino hacer parte de la solución del mismo.
Regeneración 19