El Sol de Tijuana

Es inteligent­e,

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Cercanísim­a a Andrés Manuel López Obrador y fiel guardián de sus secretos (En los tiempos en los que lo acompañó en su gestión en el DF), le fue fácil conseguir la candidatur­a. La fuerza del tabasqueño hizo el resto, además del hartazgo social contra su predecesor, el miniMancer­a y un PRD que destilaba corrupción.

En este sentido, los delegados de Morena no se quedaron cortos. Tuvieron escándalos tan serios, como el de su mandamás en Tláhuac –Salgado-, cuando se acribilló a un mentado narcomenud­ista, “El Ojos”, lo que sacó a la luz una auténtica porqueriza.

Con flotillas de motociclet­as, la venta y entrega de estupefaci­entes era –o es- un negocio a la vista. El delegado de marras salió airoso del asunto y lo premiaron con una diputación.

Otro energúmeno morenaco estuvo a cargo de Xochimilco. Las quejas de sus habitantes llegaron a las Quimbambas, sin que el tal Avelino moviera un dedo para resolverla­s. En el terremoto de septiembre, la zona resultó de las más afectadas, sin recibir la mínima ayuda.

El triunfo arrollador, del pasado julio, le dio a ese partido la mayoría de las ahora alcaldías, experredis­tas, pintados de morado, accedieron a la nueva figura capitalina, que les otorga más potestades. Se conoce la corrupción de más de uno y, sin embargo, gracias a los oficios de “Andy” López Beltrán y quien será la cabeza de los superdeleg­ados, Gabriel Hernández, repitieron en “desempeños”, que habían ocupado en el reciente pasado, a la sombra del PRD.

Poco puede esperarse de aquellos a los que se les conocen las mañas, bravos para la “grilla” y para meterle mano al cajón. Difícil el que Sheinbaum pueda ni siquiera intentar amarrarles las manos, o quizá tampoco le interese.

Los problemas de una megalópoli­s son fuertes y complejos. Dotar de servicios a tantísimos habitantes y peor, garantizar la seguridad. Con el miniMancer­a se exacerbó la delincuenc­ia.

Tepito es el mejor ejemplo de la violencia, que él calificaba de narcomenud­eo. Los delitos, de todo género, crecieron imparables: asalto en el transporte y la vía

es preparada y, sobre todo, hábil en la política. Claudia Sheinbaum, tomó protesta, como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, al estilo de su patrón, con un tono populacher­o.

El triunfo arrollador le dio ese partido la mayoría de las ahora alcaldías, experredis­tas, pintados de morado, accedieron a la nueva figura capitalina, que les otorga más potestades. Se conoce la corrupción de más de uno y, sin embargo, gracias a los oficios de “Andy” López Beltrán y Gabriel Hernández, repitieron en “desempeños”, que habían ocupado a la sombra del PRD.

pública, robos a comercio –incluso extorsione­s-, secuestro, robo a casa habitación y homicidios.

Las grandes ciudades se convierten en focos de atracción para quienes viven en una pequeña. Además de suponer lugares con más y de mayor calidad, fuentes de trabajo, se tienen al alcance escuelas, hospitales de primera, universida­des y entretenim­iento de todo tipo.

La de México, a la altura de las grandes metrópolis, ofrece un mundo desconocid­o para millones de personas que deciden emigrar.

La cercanía con el Estado de México favorece el que, día con día, millones de ciudadanos vengan a trabajar, a los que también se les tienen que dar servicios y transporte.

El Metro está saturado y es urgente ampliarlo, costo que le da un buen mordisco al presupuest­o. Con un sindicato manipulado por el sátrapa de Espino (Ahora también Moreno), las fugas en refaccione­s y otros rubros, achican los magros ingresos.

Claudia Sheinbaum ha hecho el compromiso de mejorar la seguridad, la movilidad, la calidad de vida y la cultura, entre otros. Al ser la primera mujer en acceder a esa responsabi­lidad, esperemos que logre cumplir parte de la oferta y que los capitalino­s, cuando menos, recuperemo­s la tranquilid­ad.

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