“NO PIERDAN LA ESPERANZA”
En un rincón de la Plaza Santa Cecilia, cuando Tijuana empieza a despertar para un nuevo día, los empleados del restaurante “El Patio” se preparan para su jornada laboral, una de las primeras de la “nueva normalidad”.
En un rincón de la Plaza Santa Cecilia, cuando apenas Tijuana empieza a despertar para un nuevo día, los empleados del restaurante “El Patio” preparan el establecimiento para su jornada laboral, una de las primeras de la llamada “nueva normalidad”. En el icónico sitio de la Zona Centro, el papel picado luce el desgaste de tres meses de no haber sido sustituido, los kioscos están desocupados y los mariachis, sello característico de la Plaza, aún no llegan para tocar.
Antes de preparar los alimentos, en "El Patio" se cercioran que estén instalados los listones preventivos, que no falte el termómetro ni el gel antibacterial y que los empleados porten su mascarilla como establecen los protocolos. De un momento a otro cumplir con esas reglas sanitarias se volvió tan indispensable como servir un buen platillo, y eso lo sabe Víctor Parra Moreno, socio y dirigente de “El Patio”, que confiesa las sensaciones experimentadas los últimos meses, pues se enfrentaba a lo desconocido, sin la orientación necesaria para salvaguardar su propia integridad y la de sus empleados.
“Fue algo inesperado, nos agarraron pensando qué va a pasar con nosotros, sentimos un duro golpe. Además del miedo y enojo porque pienso que las autoridades nos hubieran preparado desde antes a todos. Creo que todos tenemos miedo de llegar a la casa y contaminar a la familia, es algo bien difícil que nos ha cambiado mucho la vida”, manifestó.
Apenas el 12 de junio recibió autorización de la Secretaría de Salud para volver a trabajar. “Había mucha preocupación. En momentos en mi casa yo mismo me enfermé del coronavirus porque tenía tanta presión en querer dejar dinero a mis compañeros. Era tanta, que no había modo de cómo trabajar y cómo sacar dinero”, relató Víctor Parra.
Con la autorización para abrir de nuevo, regresó la esperanza pero también llegó el temor porque nada sería como antes.
“Fueron dos cosas que me hicieron pensar bien las cosas: la primera abrir al 30%, que es difícil porque pensé: ¿Cómo le vamos a dar trabajo a ocho meseros? ¿Cómo le voy a hacer? Realmente teníamos que empezar por algo, pero con restricciones por la nueva normalidad”, comentó Víctor Parra Moreno.
En la actualidad solo atiende con cinco de sus 18 mesas disponibles, sin embargo, la energía y las ganas de recuperar el tiempo perdido son más fuertes que cualquier obstáculo que tengan que enfrentar.
Según datos de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), en Baja California hay más de 10 mil restaurantes, que dan empleo a más de 200 mil personas.
Entre las medidas que establece el protocolo de sanidad “Mesa Segura”, están la distancia mínima de 1.5 metros entre cada mesa; mesas de no más de 10 personas; limpieza continua de superficies; uso de cubrebocas por parte del personal tanto de comedores como de cocina, así como el manejo adecuado de alimentos. Estas reglas al inicio causaron ciertas molestias entre algunos de los clientes.
“Nos tocó un poco difícil porque no querían entrar con su cubrebocas, hay mucha gente que no quiere ponerse el cubrebocas. Nosotros le decíamos que era necesario entrar con mascarilla. Los clientes nos preguntaban cómo iban a comer, les teníamos que decir que se lo iban quitar cuando comieran, porque es parte de un protocolo. Les dijimos que podíamos recibir una llamada de atención o una multa de la autoridad, que tenían que apoyarnos, porque nosotros apenas vamos empezando y al final entendieron”.
Debido a la reducción en su capacidad, entre semana sólo trabaja parte del personal, mientras que sábados y domingos incorpora la plantilla de 18 personas.
“No pierdan la esperanza, algún día vamos a volver a la normalidad... porque así como vino esta enfermedad, se va a ir. Mientras todos tratemos de hacer las cosas como debe ser, nos va a ir bien”.