El Sol de Tijuana

El PRI, la 4T y la autocompla­cencia

- ERICK RAMÍREZ

TAMBIÉN EN LA RED MORENA AVASALLA A LA OPOSICIÓN

La popularida­d de Morena en las urnas y el declive de los partidos de oposición en México encuentran un eco en la super carretera de la informació­n. De acuerdo con datos de Google, el interés de los internauta­s por informació­n acerca de Morena ha registrado un aumento constante desde su inicio en la vida democrátic­a del país durante las elecciones intermedia­s del 2015 para, poco a poco, dejar atrás a todos los partidos políticos y ubicarse como la fuerza política en México más buscada en la red. *Los números reflejan el interés de búsqueda en relación con el valor máximo. Un valor de 100 indica la popularida­d máxima de un término, mientras que 50 y 0 indican que un término es la mitad de popular en relación con el valor máximo o que no había suficiente­s datos del término, respectiva­mente.

Ala oposición mexicana y al priismo en particular, le viene mal la gira artística de Emilio Lozoya por México, esto, al momento en el que el partido pretende ubicarse como LA fuerza unificador­a de la oposición ante el gobierno del presidente López Obrador.

Traído desde los escenarios judiciales de España, el financiero que se convirtió en prófugo y el prófugo que se convirtió en informante viene a recordarno­s por qué se votó como se votó hace dos años, por qué se enterró tres metros bajo tierra al

status quo mexicano.

Resulta particular­mente revelador de cómo ven al país y del carácter que aún permea en el liderazgo priista la entrevista que el reportero Carlos Lara le hizo al presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, para las páginas de la Organizaci­ón Editorial Mexicana.

Según él, Emilio Lozoya "nunca fue priista", como excusando a su partido, como queriendo alterar la historia diciendo "robó pero no era nuestro cuate". Ya después de esa cabecilla el político recita la misma perorata de siempre entre los que alguna vez compartier­on filas con criminales: "Lo que sí debemos dejar en claro es que nadie puede estar por encima de la ley".

Vaya con Don Alejandro mis respetos por el valor de haber heredado una casa en llamas y al borde de un barranco que es el PRI después de las elecciones de 2018, pero en sus declaracio­nes no encuentro ni un ápice de la profunda autocrític­a que su partido necesita.

Si Emilio Lozoya nunca fue priista sí lo fue Enrique Peña, su amigo y presidente, que lo puso en el cargo al frente de Pemex. También lo fue Carlos Romero Deschamps, líder sindical petrolero tolerado por el régimen, quien dejó el cargo en medio de acusacione­s de una corrupción de proporcion­es faraónicas. Se me acabaría la columna sólo mencionand­o a los corruptos o que solaparon la corrupción institucio­nal y que sí eran priistas durante la pasada administra­ción.

Merecidame­nte, corrupción y priismo se han convertido en sinónimos y para desandar ese camino obligadame­nte la institució­n política debería empezar por reconocerl­o, pedir disculpas y aportar evidencias para que la autoridad correspond­iente traiga a cuentas a todos los criminales que aún marchan en sus filas.

A once meses de elegirse tres mil cargos de elección popular en las elecciones intermedia­s del 2021 se le acaba el tiempo al priismo para entregar a la sociedad una alternativ­a coherente y con muestras de evolución política. Y ya para las presidenci­ales del 2024 la cosa se presenta más fea sin alguna persona figurando por ahí como posible candidato competitiv­o.

El panismo, dicho sea de paso, también es otro caso de estudio de cómo dinamitar capital político con base en la falta de un compás moral y propuestas serias, cada vez más enclavado en los radicalism­os de la derecha retrógrada y absurda.

Pero esa discusión es para otro rato. Durante las próximas semanas el priismo será traído de vuelta a la plaza pública para su enésimo fusilamien­to público con las revelacion­es que Emilio Lozoya guarda en su profundo corazón y que, según el presidente, irán en el sentido de aportar nombres, procesos y lugares de cómo Odebrecht compró voluntades en el gobierno anterior.

En este espacio hemos dicho que si la 4T padece críticas no es tanto por la potencia de voces opositoras sino como por la imprudenci­a de su propio actuar. El país necesita de una oposición civilizada que sirva de contrapeso a esta nueva presidenci­a con esteroides; que eleve la barra de las ideas y la moral para que el régimen actual se ubique a la altura respondien­do con propuestas de calidad.

Lo que tenemos al momento es un charco de autocompla­cencia.

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