El Sol de Tijuana

Lo pintor lo político

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en ninguno de sus cuadros, es el de las letras, que forman parte de su obra desde que estudió la carrera de diseño gráfico.

“Cuando era chavo también trabajé en un taller de rótulos, y fue por eso que comencé a hacer una mezcla entre tipografía, grafismo y dibujo… Así quedó algo que para mí era muy lindo y que parecían como carteles o como portadas de discos muy grandes, así que me fue gustando y hoy la verdad es que ese es mi lenguaje”.

SU ARTE EN 392 PÁGINAS

En 2019 Amador publicó un libro titulado Parte de mí se queda hoy aquí, en el que recopila sus primeros 20 años en la pintura, en una edición sumamente cuidada, que se completa con testimonio­s de gente como Elena Poniatowsk­a, Avelina Lesper, Pablo Milanés, Luis Rius Caso, Luis Carlos Emerich, Rafael Pérez y Pérez, Germaine Gómez Haro, Miguel Angel Muñoz y Rebeca Pareja sobre la obra del oaxaqueño.

Este 2023 verá la luz una segunda edición de dicho título, con una nueva portada y con el objetivo de, como dice él, funcionar como un embajador de su obra.

EL TERCER ELEMENTO (Y EL MÁS IMPORTANTE)

Amador dice que pinta todos los días, porque para él es un ejercicio plástico que no puede dejar de practicar. Y otro de los temas sobresalie­ntes de su obra es el recuerdo de su madre, Carmen, con quien dice conectarse siempre que está frente a un lienzo.

“Mi mamá era una mujer muy alcahueta, una cocinera tradiciona­l que hacía chocolate para vender y que con eso nos mantenía. Ella sacaba su chocolate y yo me sentaba enfrente de ella a dibujar, era algo que hacíamos todas las tardes… Todos mis hermanos son ingenieros o arquitecto­s, así que mis papás esperaban que yo fuera licenciado o algo así, pero cuando le dije a mi mamá que yo quería convertirm­e en pintor, me dijo: “Yo te ayudo, te voy a apoyar para que seas un buen pintor”.

Sin embargo, cuenta Amador que cuando por fin pudo realizar su primera exposición, ella ya no estaba ahí para verlo.

“Se me hizo muy injusta la vida, porque esa tarde estaban ahí todos: Mi papá, mis hermanos, mis amigos… Todo mundo, menos la que más me apoyó y la única confidente que tuve desde que era niño, y esa fue la razón por la que comencé a escribir “Carmen” en todos mis cuadros, a manera de tipografía para sanar. Al principio lo hacía con coraje, con rabia, pero bueno, ahora ya está más tranquila la cosa, pero para mí hacer esto es como decirle que sí me convertí en pintor, que vivo de esto y que me gusta”.

Más allá de esa experienci­a que lo marcó, Amador también encuentra inspiració­n en el cine, la música y todo lo que le ayude a cambiar su estado de ánimo.

LA IMPORTANCI­A DEL ALTRUISMO

Quizá porque recuerda a aquel niño que amaba dibujar, aunque no contaba con tantos recursos, ahora Amador también canaliza su arte y sus recursos hacia su propia fundación, también llamada Carmen, que se dedica a apoyar a los niños.

“Apoyamos sobre todo a niños de bajos recursos. Yo pago en especie y triangulam­os… Oaxaca es el estado más pobre de la República, así que hay mucho por hacer y así hemos regalado juguetes, colchones, bicicletas, instrument­os musicales y hasta operacione­s, así que mi trabajo también tiene esa función, y creo que de esa manera el arte tiene sentido más allá de la propia belleza”.

Ya que mencionas a los niños, últimament­e me ha llamado la atención que muchos niños oaxaqueños salen a las calles a vender sus propios dibujos sobre la banqueta, ¿hace mucho que eso sucede en Oaxaca?

No, fíjate que es medio reciente. Yo creo que los mismos niños ven tantas galerías y tanto arte por todas partes, que dicen: Pues yo también, así que lo ofrecen y es algo muy lindo. Todos sabemos que Oaxaca está lleno de arte y pues ahí vamos todos, desde el más grande, que fue Francisco Toledo hasta todos los que vamos ahí, en el camino… Es lindo el movimiento artístico que hay aquí en Oaxaca.

En lo que se refiere a otros proyectos, Amador presentó recienteme­nte una exposición llamada “Animalísti­ca” en las rejas del Bosque de Chapultepe­c de la Ciudad de México, a donde regresará este mes de febrero para exponer dos piezas en Zona Maco, además de continuar viajando por otras ciudades del mundo para, como él dice, ser el mejor embajador de sus cuadros.

“He tenido una gran ventaja en la vida, la de poder conectar con mucha gente a partir de mi trabajo, porque hay niños y jóvenes en Corea o en los Emiratos Árabes, con los que no tenemos nada en común, que se identifica­n con mis cuadros… O gente de un nivel económico muy alto, y ahí es cuando digo: ¿Cómo pueden entender mi trabajo, si viene de mi niñez, de una niñez sin solvencia… Aunque sí con otras libertades, y entonces resulta que conectamos perfecto”, concluye.

En sus cuadros, que él define como honestos y primitivos, hay siempre una nostalgia por el recuerdo de su madre, quien no pudo verlo convertido en pintor

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una muestra en las rejas del Bosque de Chapultepe­c y en febrero expondrá dos cuadros en Zona Maco
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FOTOS: CORTESÍA AMADOR tura
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CARLOS RUIZ

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