El avión supersónico ecológico
siglo, los alrededor de 5.600 kilómetros que separan Londres de Nueva York o los cerca de 7.100 kilómetros que hay entre Madrid y Miami, podrán recorrerse en tres y cuatro horas de vuelo respectivamente, a bordo de aviones supersónicos, similares a naves espaciales, con energía de fusión nuclear y respetuosos con el medio ambiente.
“Esto será posible gracias a los avances en inteligencia artificial (IA), nanotecnología, nuevos materiales, física del plasma o cuarto estado de la materia, fuentes de energía inagotables y no contaminantes, superconductores, dispositivos magnéticos y otras tecnologías, que revolucionarán las industrias aeroespacial y aeronáutica en los próximos 10 a 15 años”, según el diseñador industrial y gráfico Oscar Viñals.
Viñals (www.behance.net/ovisdesign), con sede en Barcelona (España) ha diseñado un prototipo de aeronave supersónica y futurista que incorporará todos estos avances, denominada HSP Magnavem (gran pájaro) y a la que califica como una hiperaeronave, dado que representa la definición máxima o superior de una aeronave en todos sus aspectos óptimos.
“Este avión incorpora dispositivos que funcionan con plasma (un fluido gaseoso con carga eléctrica y características diferentes de los sólidos, líquidos o gases) y sería, en sí mismo, una gran ala con forma de delta, equipada con las mejores tecnologías y soluciones de este siglo XXI”, según Viñals.
También explica que “la principal fuente de energía de esa aeronave será un reactor de fusión compacto” (CFR, por sus siglas en inglés), que está desarrollando la firma Loc- kheed Martin.
Se trata de un sistema, en el que tendrán lugar reacciones nucleares de fusión similares a las que se producen en el Sol, con un combustible formado por isótopos de hidrógeno (deuterio y tritio) liberando energía en forma de calor, en un proceso que no produce gases.
TECNOLOGÍA DE PLASMA E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Este avión estará equipado con una serie de dispositivos de plasma que controlarán el flujo de aire sobre el fuselaje y las alas, para maximizar el rendimiento de vuelo a velocidades supersónicas y subsónicas, disminuyendo la resistencia de las aeronaves, aumentando su poder de elevación, controlando la presión del aire, reduciendo las microturbulencias y disipando el estampido que se produce al rebasar la velocidad del sonido.