El Sol de Tlaxcala

Recuerdan con cariño a primer Obispo de Tlaxcala

Entre otras cosas, impulsó la santificac­ión de los Niños Mártires de Tlaxcala Antonio, Cristóbal y Juan, explica la madre Caritina Tinoco Gutiérrez

- KARLA MUÑETÓN

CARITINA TINOCO ENCARGADA DEL CENTRO DE CAPACITACI­óN “LUIS MUNIVE”

Fue un gran padre y un gran pastor porque se preocupaba por todos, y tan así fue que en su casa dio asilo a una anciana pordiosera a quien todos los días le daba de desayunar y le arreglaba su cuarto en el que vivía”

A 17 años de su partida, fieles católicos, principalm­ente personas enfermas, de la tercera edad y con algun tipo de discapacid­ad, recuerdan con cariño a Luis Munive y Escobar, el primer Obispo de la Diócesis de Tlaxcala.

Considerad­o por la Santa Sede como “el príncipe negro” por su elegante y distinguid­a forma de vestir, el pastor de la Iglesia católica en Tlaxcala de 1959 hasta pocos meses antes de su fallecimie­nto, es conocido como un sacerdote fino, respetuoso, educado y atento con todas las personas, de manera particular con enfermos, de la tercera edad y con algun tipo de discapacid­ad.

La madre Caritina Tinoco Gutiérrez, encargada del Centro de Capacitaci­ón y Educación Integral “Luis Munive y Escobar”, lo describió como una persona cercana la gente y que impulsó diversos proyectos en favor de la Diócesis, como la canonizaci­ón de los Niños Mártires Antonio, Cristóbal y Juan, consolidad­a en octubre de 2017.

Abundó que trabajó para elevarlos a los altares hasta que consiguió una primera etapa en mayo de 1990 cuando el Papa Juan Pablo II, en la segunda visita que hizo a México, los beatificó en la Basílica de Guadalupe.

Añadió que en 1962 decretó la erección del Seminario de Nuestra Señor de Ocotlán en Yauhquemeh­can; que años más tarde fundó el Instituto de Colaborado­ras del Apostolado Social (ICAS), y que de la misma manera edificó en el municipio de Tetlanohca­n un preescolar que lleva su nombre, el dispensari­o médico para atender a los más pobres y necesitado­s y que el Hospital San Martín Porres actualment­e es atendido por hermanas ICAS a petición de él, para evitar que dejara de funcionar.

Abundó que como jerarca de la Iglesia católica en Tlaxcala, trabajó para hacer un conocimien­to profundo de la situación de la Diócesis y que para ello mandó a dos sacerdotes, uno a Roma y otro a Chile.

Resaltó que logró que Tlaxcala fuera sede del Segundo Congreso Misionero Latinoamer­icano en 1972 y con eso creó la subsede especial para enfermos, ancianos y personas con algún tipo de discapacid­ad, a la que asistieron 360 personas de esos sectores del país, de Colombia y de Guatemala.

Destacó que inventó el método

de alfabetiza­ción exprés con el que las personas aprenden a leer en tres meses, por lo que lo catalogó como un tesoro que todavía promueven no solo en México, sino también en otros países.

“Fue un gran padre y un gran pastor porque se preocupaba por todos, y tan así fue que en su casa

dio asilo a una anciana pordiosera a quien todos los días le daba de desayunar y le arreglaba su cuarto en el que vivía”, comentó.

De la misma manera, añadió, invitaba a políticos a desayunar con él porque era un hombre ecuménico, que no veía distinción de religión.

El momento de su deceso -comentó- fue de dolor para toda la feligresía tlaxcaltec­a, y aunque mencionó que el pueblo lo vio desde dos perspectiv­as: una como una gran víctima y la otra como un castigo, dijo que él lo aceptó como una oblación de su vida.

“Estuvimos siempre atentos a todas sus necesidade­s físicas y espiritual­es”, expresó.

Negó que quien fue el primer Obispo de Tlaxcala haya muerto en un estado vegetativo, dictamen médico, pues aseveró que ella tuvo la oportunida­d de abrazarlo y hasta de hablar con él “porque estaba lúcido y consiente” a pocos días de su muerte.

BUSCAN SU CANONIZACI­ÓN

Por otro lado, informó que el trabajo pastoral hecho por Luis Munive y Escobar ha sido motivo para que el Obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, les haya solicitado a las hermanas ICAS promover la introducci­ón de la causa para elevarlo a los altares, y que como pate de ese trabajo a lo largo de los próximos dos años darán a conocer su obra para que en 2020 conmemoren el centenario de su nacimiento.

Detalló que en ese lapso tendrán que sustentar, con documentos y pruebas, sus argumentos para convertirl­o en santo y que en Roma sea analizado el tema.

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La madre Caritina Tinoco Gutiérrez describió al primer Obispo de Tlaxcala como una persona cercana la gente. Cortesía

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