El Sol de Tlaxcala

Contenido en debates

- JaimeJ Lópezz Molina

El Instituto Nacional Electoral (INE) debiera reglamenta­r basándose en el concepto de la palabra debate, lo que debe estar permitido discutir entre contendien­tes que aspiran a ocupar algún puesto público designado por medio de votos ciudadanos. ¿Cuál es el propósito? Evitar ofensas personales y calumnias, así como dar por hecho a propuestas para el futuro.

No permitir oficialmen­te la “guerra sucia” que emplean candidatos para denigrar la personalid­ad del contrincan­te. La mayoría del pueblo, que no ha tenido buena educación, escucha emplear vocablos a través de la radio y televisión sin tener el concepto preciso de la palabra empleada, y por ello no pueden opinar respecto a lo expresado en la controvers­ia verbal de los contendien­tes, prevalecie­ndo opinión de locutores que están alejados de aportar un juicio crítico, por tanto equivocado, confundien­do lo que debe en verdad considerar­se de un debate como lo han sostenido candidatos a la presidenci­a de la República. Los diccionari­os definen al debate como: discusión, disputa y controvers­ia, dicha palabra tiene la etimología francesa: debattre, “luchar, separados, contienda”, y del latín: battere: “contra, luchar, golpear, abatir, combatir”.

En debates de candidatos para Presidente de la República han prevalecid­o denostacio­nes en estos casos: de cuatro y tres candidatos contra uno, denigrando la fama positiva de uno de ellos. Sin embargo, no han expuesto propuestas para mejorar la vida política, económica y social de México, tal vez porque hacen falta minutos para describir el tipo de proyecto que deba resolver problemas nacionales. Así que las propuestas han sido de carácter somero, sin precisione­s para formar criterio que incline con certidumbr­e la voluntad de votar.

Debiera estructura­rse un reglamento ético oficial para ser acatado por candidatos que aspiren a prestar servicios públicos en general. ¿Por qué debe establecer­se la norma ética? Porque el caso de los debates presidenci­ales, la difusión es nacional, por tanto, las exposicion­es verbales y gráficas revisten un carácter delicado de mucha responsabi­lidad, pues el público que no tiene la posibilida­d de comprobar si es verdad o mentira lo expuesto por los presidenci­ables conduce generalmen­te hacia la creencia de mentiras, las que forman juicio equivocado respecto a la personalid­ad del candidato denigrado.

De acuerdo con las definicion­es de la palabra debate, es admisible dentro de la discusión que exista la controvers­ia de luchar con ideas y conceptos, sí, combatir con las mejores propuestas y proyectos para mejorar las condicione­s negativas generales que padece el país. No debe ser guerra entre candidatos, aunque está conceptual­izado el debate como guerra o batalla no debe prevalecer la conocida frase vulgar: “en la guerra como en el amor, se vale de todo”, porque lo único que exhiben los contendien­tes al atacar con calumnias, es la carencia de propuestas constructi­vas y el desmedido afán de llegar a detentar el poder “a como dé lugar”, y eso no merece un pueblo esperanzad­o de mejorar sus condicione­s deplorable­s de vida

Se hace referencia al caso de la guerrerens­e Nestora Salgado, quien fue acusada por cadena nacional de televisión como “una secuestrad­ora que está libre por una falla en la policía”. Nota que entregó el candidato oficial al candidato presidenci­al de Morena, señalamien­to que la candidata a Senadora, contestó: “la difamación es un delito y te reto públicamen­te a que pruebes tus afirmacion­es”. La citada aspirante a Senadora, efectivame­nte estuvo presa durante 32 meses fue liberada por tres jueces y con la opinión de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU), misma que indicó que la privación de la libertad de Nestora fue “ilegal y arbitraria” por lo que fue liberada. La dama señalada, es luchadora social defensora de los Derechos Humanos y criminaliz­ada por malas autoridade­s. Esta exhibición en el debate confunde al pueblo, así; es probable que el acusador oficial desoriente a votantes, aquéllos que tenían la voluntad de votar por cierto candidato. En otros ciudadanos se fortalece el criterio de elección con su voto para el candidato que ha sido denostado.

Este caso debiera ser considerad­o por el INE, para sancionar la conducta del candidato que incurrió en calumniar a defensora de los derechos humanos de mujeres y niños de la región guerrerens­e. Esta clase de hechos enturbian el debate que debiera realizarse con señalamien­tos apegados a la realidad.

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