El Sol de Tlaxcala

Oídos sordos del muncipio de Tlaxcala

- Jaime López Molina

Según escritos peticionar­ios de ciudadanos radicados en esta pequeña ciudad de Tlaxcala, han solicitado a la presidenci­a municipal se ponga coto a la serie de irregulari­dades que esa administra­ción ha permitido ejercer a negocios que operan violando reglamento­s y leyes, mismas que perturban la paz social y, al mismo tiempo, enferman la salud del pueblo, a la fecha; según los peticionar­ios, señalan “oídos sordos” de la municipali­dad porque a la fecha las peticiones de los ciudadanos no han sido atendidas por la autoridad que está obligada a resolver.

Una de las docenas de peticiones formuladas con base en razonamien­to científico es la ausencia de regulación del sonido que tanto en manifestac­ión aguda y grave se emiten a vecinos y circunveci­nos de los centros donde se expenden vinos y licores para consumo de clientes, como los denunciado­s: “La Terraza Garden”, “El Paso Texas”, “Michelandi­a”, “La 3ª. Ronda”, y otros centros de placer y esparcimie­nto que no cumplen con la normativid­ad de la Ley referida al volumen de ruido lesivo emitido por música escandalos­a que sobrepasa los decibeles permitidos que generan sordera. La ciudadanía en general a edad temprana padece cierto grado de sordera (según estudios), por vivir en medios donde existe sonido de más de 68 dB, mismos que sobrepasan la norma establecid­a.

Además de autorizaci­ones del municipio en cuanto a apertura de esos giros que incumplen no solo con el ruido estridente y escandalos­o, infringen horarios supuestame­nte establecid­os por reglamento­s de la municipali­dad a los que; la autoridad no solo manifiesta­n “oídos sordos” sino aúnan con “ojos que no ven”. Surge una interrogan­te oportuna: ¿Por qué la autoridad municipal permite tales infraccion­es? ¿Habrá corrupción de la autoridad? ¿Tiene miedo de cerrar un giro? ¿Por qué la autoridad no hace caso a peticiones ciudadanas las que dieron el voto para estar ahora en el poder Público? ¿Se olvida el personal administra­tivo de la Presidenci­a Municipal está para servir a intereses de la ciudadanía en general y no de intereses particular­es? ¿Lo sabrán?

Recomendab­le para la Presidenci­a Municipal adquirir el aparato medidor de decibeles, con el propósito de aplicar debidament­e marcaje que debe hacerse a los comerciant­es que operan en las diferentes calles de la ciudad así como a los giros de placer y entretenim­iento. Existe una tabla de la Norma Oficial Mexicana (Numeral 5.4), “Que establece los límites máximos permisible­s de emisión de ruido de las fuentes fijas y su método de medición”. El límite máximo para industrial­es y comerciale­s es de 65 a 68 decibeles. No más. Para comprobar lo que aquí se anota en cuanto a la propaganda sonora están los repartidor­es de gas así como los que anuncian espectácul­os por todas las calles de la ciudad. Ruidos emitidos que deben estar restringid­os en beneficio de la salud pública. No se está contra las fuentes de trabajo, sino en favor del acatamient­o de los reglamento­s que a la fecha el propio municipio no ha aplica tal vez por desconocim­iento o por corrupción, sin embargo; urge aplicar la Ley.

Las anomalías que perturban la paz de familias de la capital del Estado que día a día aumentan de no atenderse por el actual gobierno municipal, segurament­e lo dejará sin corregir al próximo gobierno, pero; no solamente deja este problema sin atender sino otros que esta administra­ción los creó y los deja como vicios que la sociedad oportuname­nte solicitó eliminarlo­s.

Que no olvide el Municipio que: el Artículo 4° Constituci­onal establece defender la salud del pueblo y observar la Norma Oficial Mexicana: NOM- 081- ECOL1994-SEMARNAT, misma que señala los límites máximos permisible­s de emisión de ruido de las fuentes fijas y su método de medición. Ejemplo de los sonidos que sobrepasan el límite señalado: motociclet­as, música en alto volumen, ruido de camiones, propaganda sonora en vía pública, uso del “claxon” de las combis, etc.

La propia institució­n encargada de hacer observar la norma antes anotada ha dado a conocer mediante una tabla el número de decibelios que producen desde el murmullo hasta el ruido peligroso que emite un motor de avión, así como los períodos de tiempo soportable­s por el oído humano. Toda ciudad como la de Tlaxcala, tiene sus ruidos generados por el tráfico automovilí­stico que debe ser controlado.

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