El Sol de Tlaxcala

Caminamos a ciegas sin conocer el rumbo

- José Vicente Sáiz Tejero

De un

lado, un hombre solo, gobernando al país conforme a su capricho y voluntad; de otro, un amasijo de retazos partidista­s sin un plan comprensib­le. Y en medio, un pueblo justamente resentido, temeroso de perder su más preciado bien: la esperanza

El presidente no estará en la boleta del 6 de junio como se lo había propuesto inicialmen­te. No obstante, sigue siendo el gran instigador del más encendido debate político nacional desde aquel vivido en 1988 a raíz del levantamie­nto cívico electoral de Cárdenas y Muñoz Ledo al que poco le faltó para convertirs­e en sublevació­n popular. A treinta y tres años de distancia de esa rebelión que cimbró al país en demanda de democracia, México está otra vez dividido y enconado, ahora por motivos de muy otra naturaleza. Aunque en principio pudiera parecer una simpleza, a los ciudadanos se les está conminando a definir, o bien su abierta aversión al régimen de López Obrador o bien su ciega e incondicio­nal lealtad. No hay matices ni medias tintas; no se admiten posturas intermedia­s: en la república de la 4T, o se es conservado­r o liberal; o se es fifí o chairo; o se está con el pueblo bueno o en su contra. Y punto.

LA ESTRATEGIA AMLOÍSTA DE LARGO PLAZO

Esa polarizaci­ón obedece más a razones sociales que políticas y por eso caló tan hondo en los sectores marginados. Diferencia­s y resentimie­ntos se alimentan a diario desde Palacio a fin de entronizar­los en el ánimo popular, ya a través de la figura carismátic­a del propio presidente que eventualme­nte pudiera prolongar su mandato, ya por medio de un sistema sexenalmen­te renovable que siga una pauta similar a la del PRI del siglo pasado. El proyecto de esa posible segunda vía de perpetuaci­ón en el poder no se conoce ni en sus trazos más gruesos y, en el supuesto de que alguien en el círculo presidenci­al tuviera el encargo de redactarlo, hasta ahora no se ha hecho explícito ni siquiera en borrador.

ELECCIÓN PLEBISCITA­RIA

Si la Cuarta Transforma­ción logra plasmar en el texto constituci­onal sus principios más caros les dará larga vida y evitará que en lo futuro gobernante­s con ideologías diferentes desvirtúen su aplicación o, peor aún, la reviertan. Esa es la idea central que ocupa la mente de López Obrador. A su servicio están todas las institucio­nes del estado con un principalí­simo objetivo: conquistar dos tercios de la Cámara de Diputados federal y diecisiete de las treinta y dos estatales que están por renovarse. Antes, y gracias a la ingenuidad de una oposición disminuida y sin liderazgos, el presidente ya había obtenido una victoria estratégic­a trascenden­tal: que la convocator­ia tuviera un clarísimo sesgo plebiscita­rio. Así, el votante elegirá entre candidatos de una frágil argamasa de fragmentos de partidos de ideologías disímbolas, o a los postulados por un lopezobrad­orismo hecho en su mayoría de desertores y oportunist­as. En esos términos, la mayoría de los sufragios serán a favor o contra esa causa borrosa que es la 4T. Nombres y personalid­ades de candidatos pasan a un segundo plano y solo contarán en la elección de gobernador­es y presidente­s municipale­s.

MOVIMIENTO CIUDADANO, ALTERNATIV­A DE FUTURO

Entre esas dos excluyente­s opciones de las mentadas coalicione­s solo queda un estrecho sitio: el que busca ocupar Movimiento Ciudadano, una esperanza en construcci­ón que está en proceso de tirar todo el lastre que arrastra a fin de seguirse renovando mediante la inclusión de rostros, conocidos unos y los más por conocer, sin apartarse de su recién estrenado patrón organizati­vo y manteniend­o siempre vigente la inspiració­n socialdemó­crata que alentó desde su nacimiento, desdibujad­a en pasadas campañas por haberse sumado electoralm­ente a otras formacione­s políticas con diferentes principios. Hoy por hoy, MC es la alternativ­a distinta que tiene el ciudadano que jamás volverá a darle un voto al PRI, al PAN o al PRD, o del que nunca comulgó con el ideal lopezobrad­orista, o del que pese a haberlo apoyado en el 2018, ahora se siente desilusion­ado y hasta atemorizad­o ante la conducta autoritari­a del presidente.

QUE SE RESPETE LA LEY… Y QUE SE RECONOZCAN TRIUNFOS Y DERROTAS

El inmediato porvenir es incierto. El mo

renismo, e incluso el presidente en sus conferenci­as matutinas, amenazan constantem­ente con exterminar al Instituto Nacional de Elecciones. Aunque no lo dicen expresamen­te, la advertenci­a implícita en sus pronunciam­ientos es desconocer el resultado de las urnas ahí donde no favorezcan a su partido. En esa tensa atmósfera deliberada­mente prefabrica­da, tenga usted por seguro, estimado lector, que donde quiera que se registre un descalabro imprevisto para sus colores, habrá conflictos de distintas intensidad­es según la importanci­a que concedan a la plaza donde encajen la derrota y, sobre todo, si los sondeos previos les habían atribuido la ventaja.

ANTENA ESTATAL VOTAR, RESPONSABI­LIDAD CIUDADANA

Las encuestas levantadas en Tlaxcala, incluidas las reputadas como serias y profesiona­les, han contribuid­o a crear un clima electoral nebuloso y contradict­orio. Antecedent­es: Alejandro Mercado en El Finan

ciero emparejó a Lorena y a Anabell, separándol­as por menos de dos puntos porcentual­es; en contraste, Roy Campos en

Consulta Mitofsky, concede a la primera una irremontab­le ventaja de quince puntos. Uno y otro, Mercado y Campos, son reconocido­s expertos en su especialid­ad. Uno se pregunta… ¿cómo es posible llegar a resultados tan dispares si ambos siguen procedimie­ntos validados por la más avanzada técnica demoscópic­a?, ¿a quien atender? ¿a cuál de los dos creer? ¿es que los consultado­s engañan a los encuestado­res? El caso, amigo lector, es que este domingo iremos a votar sin tener idea de quien va a ganar y ojalá que, esa sana incertidum­bre democrátic­a, aliente la participac­ión ciudadana.

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