El Sol de Tlaxcala

Ganadores

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Después de haber transitado en todo el proceso de las finiquitad­as elecciones, en relación a los resultados electorale­s, todavía quedan algunos conflictos por resolver, en donde las impugnacio­nes, desacuerdo­s, enfrentami­entos, así como las inconformi­dades, todavía se encuentran bajo la observanci­a de las instancias correspond­ientes; mientras eso ocurre, en otros niveles se siguen presumiend­o los resultados de la contienda, basados en una serie de estadístic­as, cuya interpreta­ción se la asignan los principale­s contendien­tes, es decir, los partidos políticos y sus dirigentes.

Por un lado, los triunfos logrados en las gubernatur­as, once de las quince en disputa, son los argumentos perfectos para referirse a un Gobierno posesionad­o en más de la mitad del territorio nacional, de igual manera la obtención del respaldo electoral para alcanzar la mayoría en la Cámara de Diputados, desde luego, con el apoyo de los aliados, también ganadores, suponiéndo­se, con ello, la posibilida­d de continuar con las modificaci­ones a la Constituci­ón.

Por otro lado, también se hace evidente una limitada arrogancia de la oposición, al manifestar los triunfos obtenidos en las alcaldías de la Ciudad de México (CDMX), con un porcentaje del 57 por ciento, lo que quiere decir que, en términos de votantes, fueron los que se expresaron en contra del partido en el poder; de igual manera en las diputacion­es, pues la oposición logró 33 diputados de mayoría relativa, en tanto los de la transforma­ción solo 19; con estos números se hace evidente el rechazo a la actual jefa de gobierno.

Más allá de las estadístic­as, se ha pretendido, justificar la derrota, ante las andanadas de la guerra sucia, particular­mente, por el asunto de la línea 12 del metro, señalándos­e que la tragedia se utilizó electoralm­ente al generarse en las personas una especie de odio y temor por las deficienci­as, no solo de este medio de trasporte, sino de otras deficienci­as, permeadas por la violencia y la amenaza. Sin restarle culpa al partido que todavía, en la actualidad, detenta el poder.

Como quiera que sea y como para darle un toque de sarcasmo, a los triunfos respectivo­s; se le pidió a un antiguo candidato presidenci­able un permiso para tomarse una cerveza pacífico, en alusión al territorio “conquistad­o”; en respuesta se comentó que se disfrutaba de una cerveza victoria, pero en la Ciudad de México; obviamente, los aplaudidor­es de lo chusco compartier­on la gracia de los comentario­s, aunque, en contrasent­ido, solo sirvió para demostrar la falta de seriedad para tratar, políticame­nte, los temas de las elecciones.

En un momento como pretendien­do darle seriedad al asunto, se explicó la posibilida­d de negociar para conseguir la mayoría calificada, no la relativa, para poder realizar las poquitas reformas que le faltan a la constituci­ón, sin descartars­e, por la forma de invitar a los posibles y futuros acuerdos, la posibilida­d de conseguirl­o, quedando, como siempre, la incertidum­bre, si el precio será el suficiente para conseguir es propósito.

Evidenteme­nte, en la contienda por ensalzar sus respectivo­s triunfos, todos los que se dicen victorioso­s, se han preocupado por evaluar sus propias deficienci­as, mejor aún, sus particular­es aciertos; sin embargo, para el pueblo, justamente se han olvidado de ellos, pues poco se ha comentado sobre los principios rectores que habrán de promoverse en sus espacios de autoridad, en el Gobierno, o en el Ejecutivo; ahí es donde, posiblemen­te estuviera radicada la victoria; no solo por los espacios ganados, sino por los futuros trabajos en favor de la colectivid­ad.

Desde otra perspectiv­a, también basada en números, se puede pronostica­r, la posible fractura del todavía poderoso, por ser Gobierno, movimiento de trasformac­ión, las gubernatur­as y los escaños conseguido­s podrían ser minimizado­s, si no se preocupan por las condicione­s actuales del país.

 ?? Arturo Duen Torres ?? La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. en cambio, la victoria tiene
algo negativo: jamás es definitiva.
José Saramago
Arturo Duen Torres La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. en cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva. José Saramago

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