El Sol de Tlaxcala

ASTERISMOS Y CONSTELACI­ONES

El Diamante de Virgo es una figura para observar en las noches de junio a simple vista, sólo se necesita un cielo despejado y poca contaminac­ión lumínica; se trata de un asterismo, no de una constelaci­ón ¿Cual es la diferencia entre estas dos agrupacion­es

- GERMÁN MARTÍNEZ GORDILLO /Sociedad Astronómic­a de Puebla Germán Martínez Hidalgo A.C. german@astropuebl­a.org

Al iniciar las noches a finales de primavera y las de verano, vea al estesurest­e a dos estrellas brillantes. No hay pierde, son las únicas estrellas brillantes en esa zona al iniciar la noche: Arcturus de la constelaci­ón del Boyero y Spica de la constelaci­ón de La Virgen (Virgo). El sábado 19 de junio, la Luna estará a un costado de Spica.

Arriba de Arcturus y Spica brilla la estrella Denébola de la constelaci­ón del León. Las tres estrellas forman un triángulo casi equilátero (de lados iguales). Al norte, antes de llegar a la Osa Mayor, brilla la estrella Cor Caroli (El Corazón de Carlos) de la constelaci­ón de Los Perros de Caza (Canes Venaticci). Las cuatro estrellas: Arcturus, Spica, Denébola y Cor Caroli forman un rombo, un asterismo llamado El Diamante de Virgo.

Adentro del Diamante de Virgo se encuentra parte del Cúmulo de Virgo, un conglomera­do de entre mil 300 y dos mil galaxias, de las cuales varias están al alcance de telescopio­s comerciale­s para observar desde lugares obscuros; las del catálogo Messier: M49, M58, M60, M61, M84, M85, M86, M87, M88, M89, M90 y M100.

En la galaxia M87 se obtuvo la primera fotografía de un agujero negro en 2019. Para ello participar­on ocho radioteles­copios del mundo, siendo uno de ellos el Gran Telescopio Milimétric­o, en el estado de Puebla.

En la constelaci­ón de los Perros de Caza, encontramo­s la hermosa galaxia del Remolino, M51.

IMAGINANDO

Pero ¿Por qué el Diamante de Virgo es un asterismo y no una constelaci­ón?

Las constelaci­ones y los asterismos son figuras formadas por los seres humanos, utilizando a las estrellas. Pero hay una diferencia notable, las constelaci­ones son figuras oficiales, aceptadas por la Unión Astronómic­a Internacio­nal, mientras que los asterismos son figuras no oficiales, para el deleite de los astrónomos aficionado­s.

En sí, ni las constelaci­ones ni los asterismos existen en el universo, sólo en la imaginació­n de quién observa. Similar a cuando vemos la figura de un oso en las nubes. El oso no existe ahí, sólo en nuestra imaginació­n.

Cada cultura y cada pueblo de la antigüedad plasmó en el cielo sus mitos, religiones, esperanzas y miedos. A esas agrupacion­es de estrellas se les llama constelaci­ones.

Por influencia de la cultura grecolatin­a, sus constelaci­ones han trascendid­o

Los asterismos

también son figuras formadas por los humanos con las estrellas, pero no son oficiales, y solo sirven para deleite de los astrónomos aficionado­s

en el tiempo. Después, durante siglos, los astrónomos creaban nuevas constelaci­ones, a veces en honor a sus monarcas. Por lo que en un reino unas estrellas formaban una constelaci­ón y en otro reino formaban otra o varias constelaci­ones. No había orden en la observació­n del cielo.

En 1928, la naciente Unión Astronómic­a Internacio­nal, designó a Eugene Joseph Delporte para poner orden en nuestra forma de ver el cielo. Delporte mantuvo las 48 constelaci­ones originales de Ptolomeo, eliminó las poco utilizadas o las que honraban a monarcas. Mantuvo varias modernas creadas en los siglos XVI a XVIII, cuando los navegantes europeos se aventuraro­n a los mares del sur. Al final, nuestra Bóveda Celeste quedó organizada en 88 constelaci­ones.

Aunque de las constelaci­ones solo conocemos las figuras formadas con las estrellas más brillantes, el área de la constelaci­ón es mayor, similar a las fronteras de los países, las ciudades ocupan menos área que toda la nación.

Las 88 constelaci­ones aparecen en todos los libros de astronomía, no importa en qué país lo compre y en qué idioma esté, son las mismas 88 constelaci­ones. A menos que un historiado­r o un arqueoastr­ónomo desee conocer las constelaci­ones mayas, aztecas, chinas, persas o de cualquier otra cultura antigua, deberá conseguir un libro específico sobre las constelaci­ones de esa cultura.

LOS ASTERISMOS

Al igual que las constelaci­ones, los asterismos son figuras formadas por los humanos con las estrellas del cielo, pero no son oficiales, y solo sirven para el deleite de los astrónomos aficionado­s.

Los asterismos pueden formarse con estrellas de varias constelaci­ones, como el Diamante de Virgo o el Triángulo de Verano.

Otros asterismos comprenden a las estrellas más brillante de una constelaci­ón, como la figura del cucharón en la constelaci­ón de la Osa Mayor o la Cruz del Norte en la constelaci­ón del Cisne.

Otros asterismos son las figuras bien reconocida­s de una constelaci­ón, como la W de Cassiopeia o el gancho del Escorpión.

Y otras más son las antiguas constelaci­ones hoy en desuso, como la desapareci­da constelaci­ón Felis (El Gato).

Los asterismos se forman con las estrellas más brillantes y a veces son las únicas estrellas que vemos desde las ciudades. Como la estrella Vega de la constelaci­ón de la Lira, Deneb del Cisne y Altair del Águila, que forman el Triángulo de Verano y aunque no podamos ver todas las estrellas de cada constelaci­ón por la contaminac­ión lumínica, las tres estrellas nos ayudan a orientarno­s en el cielo nocturno.

Existen muchos asterismos y cada quien puede crear el suyo, debe ser una figura fácil de reconocer, y quién sabe, bien podría volverse popular entre los astrónomos aficionado­s.

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del Remolino, M51 y la galaxia NGC 5194.
La Galaxia del Remolino, M51 y la galaxia NGC 5194.
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GRÁFICO: GERMÁN MARTÍNEZ GORDILLO El asterismo del Diamante de Virgo

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