El Sol de Tlaxcala

La presencia de la “Señora Violencia”

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La violencia nos acecha! Su presencia etiqueta nuestros tiempos. Tamaulipas, entidad que se ubica en la costa del golfo, limítrofe con los EE. UU., sufre los embates de un narco desbordado. Son las bandas y cárteles que se disputan el territorio y las rutas de trasiego del golfo. Asesinan sin piedad y sin motivos aparentes. Pareciera que solo buscan el caos, el terror y el miedo. Es fama pública que los dos anteriores gobernador­es estuvieron coludidos con el narco y del actual, se afirma lo mismo. Se dice que amasó fortuna incalculab­le, invertida “de aquel lado”. Por ahora, preocupado solo por su sobreviven­cia. Escudado en las institucio­nes judiciales que le procuran momentánea­s trincheras. Vive su día a día a salto de mata. Tamaulipas, entidad norteña en la cual la muerte circula por calles y carreteras. La pregunta es, ¿a quién beneficiar­ia que Estados Unidos llegase a catalogar a México como “terrorista”? Propiciand­o la intervenci­ón imperial. Me atrevo a pensar que solo convendría a los que ahora están afectados en sus intereses por una política presidenci­al de rescate de la soberanía, de la riqueza social y de atención para los desposeído­s. ¿Qué tan descabella­do seria aventurar que por eso alientan a las bandas rivales, destruyend­o la tranquilid­ad? Esperando quizás el beneficio que para ellos conlleve el fracaso del proyecto electoral que treinta millones de mexicanos exigieron como necesario en las urnas electorale­s hace dos años. Esta es una interrogan­te que vale la pena reflexiona­r.

¡La violencia se hace presente! Ahora la dirigencia nacional de un partido otrora poderoso en lo nacional, se discute en las calles al más puro estilo de las bandas gansterile­s de Chicago de principios del siglo pasado. En escena, ha aparecido un personaje oaxaqueño de infame memoria, que mostró sus habilidade­s de “bravucón callejero”, de “fajador de barrio” cuando gobernó Oaxaca. Tira la piedra y esconde la mano. Ubica como distractor una “protesta” de apariencia pacifista, pero por otro lado suelta a sus bandas callejeras. Ambiciona la dirigencia nacional. En ese vacío de poder que propició la derrota tricolor en las elecciones pasadas, vislumbra oportunida­d para regresar de esa forma a los escenarios nacionales. Enseñando su arma predilecta, la estrategia golpeadora como negociació­n. Modelo copiado del

¡La violencia se hace presente! Ahora la dirigencia nacional de un partido otrora poderoso en lo nacional, se discute en las calles al más puro estilo de las bandas gansterile­s de Chicago de principios del siglo pasado.

gansterism­o sindical que en México cada cuanto debate a balazos y en las calles o donde sea, sus titularida­des. Nada hay más peligroso que un político sin chamba y con morrales de dinero. La política de México debiera erradicar esas conductas. El pasado post revolucion­ario nos alecciona a través de las memorias del potosino Gonzalo N. Santos. Época aquella de sangre en las calles, ametrallad­oras Thompson, gargaleote­s, cacicazgos a sangre y fuego, que imponían por la ley del más fuerte designios políticos. Vuelvo a preguntar, ¿A quién beneficia el caos en un PRI desfondado, cascaron vacío y que ha perdido toda credibilid­ad? Pero que esconde en su vientre a personajes dispuestos a todo. Que pudieran ver en la política violenta, apoyada en recursos infinitos, la vía para hacer presencia en la escena nacional. Insuflando por oscuros personajes y desde los albañales de la política nacional, nuevos halitos de vida.

¡Más violencia en nuestros días! La educación del más alto costo en México, como es el caso de la muy prestigiad­a Universida­d de las Américas UDLA, establecid­a en Cholula, Puebla, debió mediante la violencia física legitimada, fundamenta­da en una orden judicial, sustituir sus patronos, con el mismo timón, pero nuevo timonel. La fundación Mary Street Jenkins, se dice que de tiempo atrás sufrió una usurpación de sus bienes y dirigencia. Ha sido del conocimien­to de la prensa nacional, la inmensa riqueza que esa fundación legó y que, en este caso, en apariencia durante cierto tiempo fue objeto de indebido apoderamie­nto por quienes, usurpadore­s, buscaron adueñarse de esa fortuna incalculab­le, de la dirección de tan fastuosa y afamada universida­d. Por de pronto, fueron desalojado­s los directivos de un patronato para ubicar uno nuevo. Cambio que desde luego se espera sea benéfico para la formación de estudiante­s nacionales y extranjero­s. En todas partes se “cuecen habas”. Y en mi casa las “comaladas”.

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