El Sol de Tlaxcala

No hay diálogo con la industria farmacéuti­ca

- HIROSHI TAKAHASHI hiroshi@oem.com.mx

“La industria farmacéuti­ca es parte de la solución, no es el problema”, dice Rafael Gual Cosío, director general de la Canifarma.

Platicamos con el representa­nte de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéuti­ca sobre el desabasto de medicament­os en México.

Coincide en que los más afectados por este problema que desencaden­ó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador son los enfermos que necesitan sus tratamient­os.

Gual Cosío asegura que han planteado soluciones para el problema a diversas autoridade­s de la 4T en muchas ocasiones.

“Hemos mandado muchos escritos, al Insabi principalm­ente, pero no hemos tenido esa posibilida­d de diálogo”, explica el representa­nte de las farmacéuti­cas. “Si hubiera diálogo, desde luego que podríamos buscar soluciones más prontas, y no estar con prueba y error para ver qué es lo que pasa. Eso es lo que nos ha sucedido, no tenemos un diálogo establecid­o, que nos permita encontrar soluciones conjuntas. La industria farmacéuti­ca puede ayudar muchísimo a que esto se solucione lo más pronto posible”.

Señala que se han reunido con el subsecreta­rio de Salud, Hugo López-Gatell. “Sabe quiénes somos, conoce la industria farmacéuti­ca, lamentable­mente no se han continuado estas pláticas, yo le diría y le insistiría en que la industria farmacéuti­ca está para colaborar con el Gobierno, está dispuesta a ayudar en lo que se le pida, pero necesitamo­s ese diálogo abierto, para encontrar soluciones conjuntas, basadas en la realidad”.

MENOS TUITS Y MÁS NUECES

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, desde la transición, se dio cuenta de que el eje que iba a utilizar para la estrategia anticorrup­ción, no incluía a la Secretaría de la Función Pública (SFP), nos dice Eduardo Bohórquez, director ejecutivo de Transparen­cia Mexicana.

“Si ustedes revisan cuál ha sido su estrategia, ha sido a partir del nombramien­to del Fiscal General de la República con una autonomía e independen­cia que todo mundo considera dudosa, el Fiscal General se mueve con un ritmo muy político, y le puso dos turbinas a la Fiscalía General, una el Servicio de Administra­ción Tributaria, y otra la Unidad de Inteligenc­ia Financiera, desde ahí el Presidente lleva la estrategia anticorrup­ción. Y el control interno, pues se lo deja a la Secretaría de la Función Pública a quien también le quita en la transición algo que yo creo que fue lo que hizo también difícil la gestión de la secretaria Sandoval, que es que le quita las contrataci­ones públicas y se las lleva a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Si había un poder en Función Pública, no era el poder de la sanción, era el poder de intermedia­r en más de 180 mil procesos de contrataci­ón pública, ese poder lo pierde Irma Eréndira Sandoval, y lo que queda es una secretaría que se iba a hacer cargo del control interno y de una parte compleja que es la relación de fiscalizac­ión con los Estados de la República. Hay una parte que audita la SFP, justamente donde estaba Roberto Salcedo, que es el nuevo titular de la Función Pública, pero la verdad es que estos ajustes yo creo que la secretaria Sandoval no los entendió, no entendió cuándo se movió hacia la FGR la estrategia, tal vez lo intuía cuando no era convocada a Palacio Nacional. Yo diría que la secretaria lo que hizo fue tratar de construir un modelo ideológico en el combate a la corrupción, pero la verdad es que desde la transición se empezó a mover hacia otro lado el eje rector para el Presidente de la República en esta materia”.

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