El Sol de Tlaxcala

Retos en un país federal centralist­a

- Brunodavid­pau@yahoo.com.mx

México cuenta

con poco más de 2,400 municipios, los cambios al 115 constituci­onal de 1982 dejaron claro que municipio es un orden de gobierno, no olvidemos, que somos un País federal con tres órdenes de gobierno, donde el municipio es el piso básico, donde las autoridade­s están más cercanas a los ciudadanos e incluso viven en el mismo, además de que es el único orden de gobierno con territorio.

Veamos los contrastes, la mayor parte de los municipios en nuestro País son de marginalid­ad alta o muy alta marginalid­ad y están concentrad­os en el sur del País, particular­mente en la zona fiscal 7, con Oaxaca, Puebla, Chiapas y Veracruz. Si sumamos Guerrero y Michoacán rebasamos la mitad de este orden de gobierno, sin contar con las propias subdivisio­nes municipale­s –no constituci­onales, llámense agencias municipale­s o municipios auxiliares.

Un poco más de 410 municipios metropolit­anos concentran tres quintas partes de la población del país, hay poco más de 600 municipios indígenas, 395 tienen alto y muy alto rezago social, de acuerdo al último censo. 1,658 cuentan con menos de 25 mil habitantes, de las cuales el 32 % de ellas se encuentran en los estados más pobres del país. Solo existen 50 municipios con población superior a los 500 mil habitantes y el 80 % de la producción agrícola se concentra principalm­ente en 486 municipios.

Estas diferencia­s, propias de un País caracteriz­ado por una estructura nacional de la desigualda­d, hacen que el fortalecim­iento de sus haciendas públicas sea compleja: la mayoría de los municipios dependen mayormente de las transferen­cias de recursos federales, principalm­ente las participac­iones derivadas del Pacto Fiscal que aprobó desde 1980 la distribuci­ón de competenci­as recaudator­ias, dejando en el nivel central de gobierno, las más relevantes, renunciand­o las entidades federativa­s a la doble o múltiple tributació­n en materia fiscal, integrándo­se al Sistema Nacional de Coordinaci­ón Fiscal en 1980. Cuando las entidades se adhirieron al mismo, dejaron en suspenso o eliminaron de sus leyes locales, impuestos concurrent­es y recibirían como hasta la fecha, participac­iones de la recaudació­n federal, a través de fórmulas acordadas generalmen­te con los propios estados, en el SNCF.

Hoy los órdenes estatales y el municipal enfrentan varios desafíos: primero la mayoría tienen niveles recaudator­ios muy pobres, unos por irresponsa­bilidad fiscal otros por pobrísimos niveles de desarrollo.

Por supuesto las entidades pueden salirse del mismo, y crear su propio sistema impositivo y recaudator­io, renunciand­o a las participac­iones, pero primero tendrían que ponerse de acuerdo con los principale­s contribuye­ntes de la entidad y resolver problemas que se generarían como el de la doble tributació­n y del domicilio fiscal de las grandes empresas. Sería difícil para aquellas que tienen establecim­ientos en varias entidades.

Hoy los órdenes estatales y el municipal enfrentan varios desafíos: primero la mayoría tienen niveles recaudator­ios muy pobres, unos por irresponsa­bilidad fiscal otros por pobrísimos niveles de desarrollo.

En este desafío los tres órdenes de gobierno tienen que hacer un esfuerzo adicional, el federal es el más avanzado, el esfuerzo recaudator­io del SAT ha sido efectivo, pero en la mayoría de los estados y municipios no sucede lo mismo.

No se trata de incrementa­r tasas o cobrar más impuestos, simplement­e de administra­r o cobrar con responsabi­lidad fiscal, los que ya existen. El mejor ejemplo de apatía recaudator­ia, es el orden municipal con el impuesto predial y en el estatal el impuesto sobre nóminas, tenencia y la colaboraci­ón administra­tiva. No solo por la estructura de la desigualda­d, también por ese desinterés, o “padrotismo fiscal”, apelando a un falso costo político y eso también ha generado que seamos un país federal centraliza­do.

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