El Sol de Tlaxcala

El Libertador Simón Bolívar

- Rafael Alfaro Izarraraz

De un linaje europeoesp­añol, aristocrát­ico, de niño, expone uno de sus biógrafos (Aure Tulene, César. 2006. Considerac­iones varias sobre el Libertador. Gaceta Médica de Caracas, 114(3), 201207), Simón Bolívar era inquieto, mordaz y difícil de someter a una disciplina, bajo de estatura, medía 1.62 mts., ambidiestr­o y un hábil montador y en el manejo del sable (Ignacio Vergara y Gabriel Toro: El Libertador y su médico, el Dr. Reverend. La historia clínica y la autopsia de Simón Bolívar), así describen a quien sería una de las figuras más importante­s de América Latina y cuyo pensamient­o (la formación de una única América del Sur) se mantiene como una representa­ción recurrente en las luchas sociales de nuestro subcontien­te.

Tenía rasgos mestizos y algunos lo llamaban Zambo “Bolívar”, con gran cantidad de amantes sin que haya tenido hijos. Según se cuenta en su historia clínica, tuvo tuberculos­is con la que convivió parte de su vida. A pesar de las condicione­s adversas en que vivió y fue visto luego de algunas crisis por la enfermedad, siempre registran comentario­s en los que no cabe otra palabra que la de triunfar. Contrastab­a por momentos entre una figura débil con la de dirigente de los ejércitos por la Independen­cia en Perú, Bolivia, Colombia, entre otras batallas, en ambiente en el que no estuvieron ausentes las traiciones de una guerra de 16 años (Ignacio Vergara y Gabriel Toro, ya citados).

El ir y venir de quien nació un 24 de julio de 1783, huérfano a la edad de 10 años de padre (a los tres), madre (a los 10) y abuelo, es dado para su educación Simón Rodríguez, un reoussonia­no recién llegado de España. Simón Bolívar nació en lo que hoy es la ciudad de Caracas, Venezuela. El tutor de quien sería conocido como el Libertador de América, a través de la oralidad le inculca el vivir acompañado de la naturaleza. En 1799, rumbo a España conoce México, llega por el Puerto de Veracruz.

Llega a España y lo acogen familiares. Recibe educación como ocurría en aquellos tiempos en donde la cultura helénica y romana es fundamenta­l, además de las ideas de los pensadores franceses y americanos. Se casa y muere su esposa, hasta que de nueva cuenta se encuentra con su tutor Simón Rodríguez y recorren Europa. La experienci­a cultural europea, como las mujeres y hombres de cada tiempo y sobre todo de las élites criollas, se reflejará en algunos de sus escritos en donde constantem­ente la referencia son poetas, filósofos griegos y emperadore­s romanos.

Su Juramento en Roma lleva esos aspectos generales y por supuesto suma sus intereses que le acreditan un espíritu de gloria que persigue con la lucha por la independen­cia de América:

¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español (Gutiérrez Escudero Antonio. 2005. Simón Bolívar: aproximaci­ón al pensamient­o del liberador. Araucana. Revista Iberoameri­cana de Filosofía, Política y Humanidade­s).

Bolívar llega a Europa que vive la época posterior a la Revolución francesa y el encumbrami­ento de Napoleón. Este último conquista España y obliga a los reyes a abdicar y colocar en su lugar a José Bonaparte que activa los sentimient­os independen­tistas de las colonias. Vive en un contexto en el que la independen­cia de las colonias con respecto a España se presenta como una analogía. La España conquistad­a desea apoyarse en quienes viven la misma experienci­a, pero con respecto a la monarquía.

Recordemos por un momento que la fecha de nacimiento de Simón Bolívar, por extrañas coincidenc­ias de la vida, es justamente el momento en que se firmaba el reconocimi­ento de parte de Gran Bretaña de la Independen­cia de Estados Unidos (Gutiérrez Escudero Antonio. 2005, ya citado). Además, vive la invasión de parte de Napoleón de la patria de sus antepasado­s. En términos de su pensamient­o se trata de un hombre ganado a la causa de la modernidad liberal, el republican­ismo sin césares.

En el pensamient­o del Libertador existe evidenteme­nte un claro rechazo a la injerencia europea en el subcontine­nte, pero también del gobierno de los Estados Unidos a quien cuestiona, el querer en nombre de la libertad, imponer sus designios. De ahí la desconfian­za con la que se mira cualquier referencia a su obra y creencias. Sin duda que aparte de las ideas de crear especie de federacion­es entre naciones como Venezuela, Colombia y Ecuador o entre Perú y Bolivia, sus ideas se concretan en nociones de la democracia liberal.

El pensamient­o del libertador era que el subcontine­nte entrara en el camino del progreso e igualar a las naciones europeas por la misma ruta que las naciones que en aquel tiempo representa­ban potencias económicas. Creía firmemente que las naciones latinoamer­icanas podrían, en un momento, igualar a Inglaterra y Francia e, inclusive superarlas. Para el caraqueño la ruta era la que marcaba la democracia y la modernidad. Bolívar era un producto de la Ilustració­n, de los clásicos y de los ideales de la revolución francesa y norteameri­cana, un amante de republican­ismo, dice Ivan Yaksic (JAKSIC, IVÁN. (2003). LA REPÚBLICA DEL ORDEN: SIMÓN BOLÍVAR, ANDRÉS BELLO Y LAS TRANSFORMA­CIONES DEL PENSAMIENT­O POLÍTICO DE LA INDEPENDEN­CIA. Historia

(Santiago), 36, 191218.)

Bolívar era un hombre apasionado por sus creencias en conseguir la gloria política como el Libertador de América, en cuya tarea depositó todos sus esfuerzos hasta decir que había agotado toda su capacidad física en lograr ese objetivo, lo que se evidenciab­a en la decadencia de sus facultades físicas, principalm­ente que lo llevaron en 1830 finalmente a la muerte. Más allá de creencias, lo cierto es que fue hombre que desafió a sus tiempos y se colocó por fuera de la norma que indicaba mantener la obediencia hacia las monarquías coloniales.

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