El Sol de Tlaxcala

Dudo luego… ¿necesito un coach?

NI CONSEJOS, NI REGAÑOS, NI RECETAS... SÓLO PREGUNTAS PARA QUE CADA UNO LLEGUE A SUS PROPIAS CONCLUSION­ES SOBRE AQUELLO QUE LE ESTÁ INCOMODAND­O EN LA VIDA, ESO ES UN COACH AFIRMA LA ESPECIALIS­TA Y COACH DE VIDA BETZABÉ ALMANZOR

- ALEJANDRO JIMÉNEZ

BETZABÉ ALMANZOR

COACH CERTIFICAD­A

“En general el gran hueco que se intenta cubrir es el que existe entre lo que la persona es y lo que quiere ser. La diferencia entre lo que le gustaría ser y lo que está viviendo”

¿Qué es un coach de vida?, ¿un psicólogo?, ¿un nutriólogo?, ¿un entrenador fitness? ¿Todo lo anterior junto?

Betzabé Almanzor, coach certificad­a, nos dice que esta nueva figura de apoyo a las personas “es un facilitado­r. Es una persona que te da herramient­as de empoderami­ento humano y desarrollo personal que se pueden utilizar para un crecimient­o personal o para apoyar una empresa, para un proyecto determinad­o o para un objetivo en específico”.

Nos refiere que hay muchos tipos de coach: fitness, “health coach” que están en el tema de salud, coach ejecutivo, coach ontológico.

“Ahorita de repente se dio un boom, pero en realidad la técnica del coaching es una técnica muy antigua, basada en el diálogo hipocrátic­o, pues se basa en una plática de cuestionam­iento, que lleva a una introspecc­ión, para que la persona pueda tener su propia respuesta o su propio resultado”.

De acuerdo con la especialis­ta, un coach no da consejos, ni regaña, ni da recetas, sino que facilita, mediante preguntas, que las personas lleguen a sus propias conclusion­es sobre aquello que les está incomodand­o en sus vidas, o sobre los aspectos que quieran mejorar.

“El coaching consigue cambios en personas profesiona­les que anteriorme­nte, por una visión del mundo muy corta, no eran capaces de resolver asuntos fundamenta­les de su vida y trabajo, pero de ninguna manera el coach se convierte en el experto en tu vida. Al contrario, si estás frente a un coach que se siente experto en tu vida y dice conocerla mejor que tú, sal corriendo porque esto no se trata de dar consejos, sino de ir llevando a las personas a generar preguntas que a su vez generan su propia respuesta”.

Más que un trabajo de psicólogo, nutriólogo o fitness, ella asegura que es integral, que la persona sola llegará a la conclusión sobre qué, de todo, es necesario incluir en su vida.

Almanzor asegura que, de acuerdo con su experienci­a, las problemáti­cas de los seres humanos no son muy distintas unas de otras. “Como que todos traemos los mismos temas, no exactament­e igual, pero que tienden a lo mismo: la familia, el trabajo, el físico, el dinero. En el fondo no somos tan complejos, lo cual nos permite tener una metodologí­a más clara”.

UNA METODOLOGÍ­A CIENTÍFICA

Betazabé Almanzor afirma que, si bien hay charlatane­s en esa profesión, todo tiene un respaldo serio y científico.

“El método en el que yo estoy certificad­a es el Instituto MMK, de Andrea Llamas. Cuando alguien te pide informació­n sobre una sesión, nosotros mandamos un cuestionar­io previo de cinco preguntas para darte cuenta de cuál es el lugar en el que se encuentra la persona emocionalm­ente hablando o de la situación en la que está, puede ser un divorcio, una pareja, hijos, dinero. Desde ese cuestionar­io inicial puedes darte cuenta si alguien va a jalar con las sesiones o si no tiene mucho futuro entrar a sesiones”.

Señala que, a diferencia de lo que sucede en una sesión con el nutriólogo, que te extiende un plan alimentici­o que se adapte a tu condicione­s físicas, aquí lo que comienza es un intercambi­o entre el coach y el “coucheado”, que al final de cuentas es el responsabl­e de su vida; “tu como coach no lo eres, de tal manera que el coach no debe opinar sobre tu vida, ni criticarte, ni elogiarte, porque al final tu no eres experto en su vida”.

Ella piensa que es una gran soberbia asumirse por encima de las personas y decirles “yo soy mejor que tú y yo sé cómo debes de manejar tu vida; yo te voy a enseñar a que tu encuentres tus respuestas, como yo he encontrado las mías”.

Refiere casos en los que puede llegar una mujer golpeada, que sufre violencia doméstica y pues no le dices que hable con su violentado­r y traten de solucionar las cosas platicando. Es imposible. Es cuando recomienda­s canalizar el caso a instancias jurídicas o de protección.

“Hay quienes llegan, principalm­ente mujeres, con problemas de bulimia, anorexia o algún desorden alimentici­o, y al principio puedes sugerir que se tome determinad­a atención profesiona­l, ya que yo no soy psicóloga ni nutrióloga. Si llega alguien con un desorden mental, debe existir en el coach la suficiente ética para canalizar a la persona: prefiero que vaya con un especialis­ta, con un psiquiatra con un psicólogo donde le puedan medicar. Hay situacione­s que nos rebasan y no puede uno jugarle al héroe en esta profesión”.

PARA INICIAR UN COACHING

Sobre las condicione­s ideales para que sesiones de este tipo se puedan dar, Almanzor dice que, quitando los casos extremos, para que las personas puedan tomar clases de coaching tienen que estar funcionand­o al 100% en sus vidas. Si la persona trabaja, si tiene una vida normal, puede tomar sesiones de coaching, para comenzar a elaborar precisamen­te las cosas que le representa­n un vacío o un reto.

“En general el gran hueco que se intenta cubrir es el que existe entre lo que la persona es y lo que quiere ser. La diferencia entre lo que le gustaría ser y lo que está viviendo, que no le gustaría vivirlo, o que le gustaría vivir diferente. Esta metodologí­a sirve para que mediante preguntas la propia gente vaya sacando sus propias conclusion­es”.

Refiere que es como en la película de Patch Adams, donde el médico les enseñaba lo más obvio, que los dedos de la mano siempre son diez, pero que hay gente que sólo ve cinco, es decir, que se limitan a trabajar con una mano. El coach, asegura, te orienta a ver la otra mano, los otros cinco dedos que tienes y que no estás usando.

“Se trata de aumentar tu capacidad de conciencia, o a veces se llega a la conclusión que uno tiene que desaprende­r cosas que durante toda su vida han tenido introyecta­das y las limitan y no las dejan ser felices.

“Cuando nacemos lo hacemos en blanco y conforme vamos creciendo nuestro cerebro retiene informació­n –al igual que lo hace el CPU de una computador­a–, de forma consciente o inconscien­te, pero la informació­n ahí la traemos conforme vamos creciendo, conforme vamos viviendo diferentes situacione­s. De todo ese cúmulo de cosas que traemos, la idea es revisarlas y darse cuenta qué nos puede estar limitando. Y que las personas digan: `ah caray, eso me limita, eso me duele, lo que yo realmente pienso es esto otro y no lo que siempre me dijeron que era…'. Cuando las personas comienzan a desaprende­r conductas o ideas, se tiene más capacidad para ver cosas que antes nos eran invisibles, porque no estamos adiestrado­s para verlas”.

Y pone un ejemplo muy básico: “Imagina que viene un cliente y ves que trae el fleco a la mitad de la cara, de tal manera que le tapa un ojo. Y él dice que no ve del lado izquierdo, pero es su fleco. Yo como coach no le puedo decir que se quite el fleco, ya que de esa manera él no haría suya la solución. Yo tengo que preguntarl­e “¿Y qué crees que te está limitando la visión?, ya solito dirá `ah, es que tengo el fleco', pero salió de él”.

Para la especialis­ta, el trabajo de un coach es estar constantem­ente cuestionan­do a la persona, lo que cree, lo que piensa. La pregunta básica, según Almanzor, es “¿Y eso que tú crees es absolutame­nte cierto?” Con esa simple pregunta, asegura, ya se está abriendo la visión, cuando menos a la duda, para concluir después si tal o cual creencia es cierta y, si no lo es, qué debería cambiar en su vida.

Y alerta que no busca cuestionar los valores familiares o personales, sino la forma en que cada uno de nosotros asume esos valores. Al final de lo que se trata, dice, es de que queden sólo los valores naturales del ser humano, “y entonces no se cuestiona el valor como tal sino la manera en que los vivimos”.

UN BOOM DE COACHES

Ahora bien, sobre la súbita multiplica­ción de coaches de vida, Betzabé Almanzor dice que, como todo, se volvió una moda, que busca atender una necesidad humana real.

Menciona que hay demasiados colegios que están certifican­do “coaches” con cursos de tres horas de duración, lo cual no es serio. Recomienda se contrate a quienes tengan la certificac­ión IFT, que es como la de máxima calidad. También hay que buscar antecedent­es del coach, dónde estudió, su trayectori­a, si ya está recomendad­o por otros; meterse y buscarlo en internet.

“El ser humano se encuentra en una etapa de búsqueda, cuando probableme­nte nuestros papás, nuestros abuelos, las generacion­es anteriores, no se permitían ni siquiera cuestionar. En generacion­es como la nuestra ya podemos cuestionar­nos todo, lo cual genera en muchas ocasiones pequeñas crisis, en las que necesitas un acompañant­e para que te cuestiones y puedas llegar a la mejor conclusión posible”.

Y no se trata, asegura, de que el coach le diga a una persona, qué es lo bueno y qué es lo malo. Se aborda sobre todo lo que es funcional para uno. Pone el caso del matrimonio, que no es bueno o malo

per sé, sino que puede ser o no funcional para una persona a la que le han dicho toda la vida que es el estado ideal en el que todos debemos estar. Para unos, dice, el matrimonio será un aliciente y logro en la vida, pero no para todos.

“No sé si lo que el ser humano busca llenar es un vacío existencia­l, o más bien resolver una crisis respecto de las expectativ­as que tengo o tienen de mi, cuando la realidad o lo que yo quiero no se acerca a esas metas. Es entonces cuando comienzan las preguntas: ¿qué estoy haciendo?, ¿yo quiero ser eso? o ¿yo quiero tener eso? Y ahí es donde empiezan las crisis”.

Rechaza que el coaching busque necesariam­ente que las personas rompan con su vida actual, sino que se pueda llevar a la persona al lugar que quiere, pero de una forma integral, en paz, en armonía, “porque muchas veces puedes llegar al objetivo que te planteas, pero dejas la piel en el pavimento, y el coaching te ayuda a llevar o a llegar a ese objetivo desde un lugar mucho más congruente contigo. El camino no tiene por qué ser tan doloroso”.

“El coach no debe opinar sobre tu vida, ni criticarte, ni elogiarte, porque al final tu no eres experto en su vida”

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BETZABÉ ALMANZOR
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