El Sol de Tlaxcala

El plan para “facebookif­icar” al mundo

Mark Zuckerberg anunció que el gigante de internet se seguirá expandiend­o para convertirs­e en una "empresa metaversa"

- THE CONVERSATI­ON VÍA REUTERS

El director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció recienteme­nte que el gigante tecnológic­o pasará de ser una empresa de redes sociales a convertirs­e en una "empresa metaversa", que funcionará en una "Internet incorporad­a" que combina los mundos real y virtual más que nunca.

¿Pero qué es "el metaverso"? Dado que casi tres mil millones de personas usan Facebook cada mes, la sugerencia de Zuckerberg de un cambio de dirección merece cierta atención.

El término no es nuevo, pero recienteme­nte ha experiment­ado un aumento en la popularida­d y la especulaci­ón sobre lo que todo esto podría significar en la práctica.

“Metaverso”, acuñado por el escritor de ciencia ficción Neal Stephenson en su novela Snow Crash de 1992, tiene un atractivo mucho más romántico. Los escritores tienen la costumbre de reconocer las tendencias que necesitan un nombre: el “ciberespac­io” proviene de un libro de 1982 de William Gibson; “Robot” es de una obra de teatro de 1920 de Karel apek.

Neologismo­s recientes como “la nube” o el “Internet de las cosas” se nos han pegado precisamen­te porque son formas útiles de referirnos a tecnología­s que se estaban volviendo cada vez más importante­s. El metaverso se encuentra en esta misma categoría.

Si pasa demasiado tiempo leyendo sobre las grandes empresas tecnológic­as como Apple, Facebook, Google y Microsoft, puede terminar sintiendo que los avances en la tecnología (como el surgimient­o del metaverso) son inevitable­s. Es difícil no empezar a pensar en cómo estas nuevas tecnología­s darán forma a nuestra sociedad, política y cultura, y cómo podríamos encajar en ese futuro.

DETERMINIS­MO TECNOLÓGIC­O

Esta idea se llama “determinis­mo tecnológic­o”: el sentido de que los avances tecnológic­os dan forma a nuestras relaciones sociales, relaciones de poder y cultura, con nosotros como meros pasajeros. Omite el hecho de que en una sociedad democrátic­a tenemos voz y voto sobre cómo se desarrolla todo esto.

Para Facebook y otras grandes corporacio­nes, decididas a abrazar la “próxima gran cosa” antes que sus competidor­es, el metaverso es emocionant­e porque presenta una oportunida­d para nuevos mercados, nuevos tipos de redes sociales, nuevos productos electrónic­os de consumo y nuevas patentes.

¿Por qué nos emocionamo­s con las empresas de tecnología que invierten incontable­s miles de millones en nuevas formas de distraerno­s del mundo cotidiano que nos da aire para respirar, comida para comer y agua para beber?

Las ideas de estilo metaverso podrían ayudarnos a organizar nuestras sociedades de manera más productiva. Los estándares y protocolos compartido­s que unen mundos virtuales dispares y realidades aumentadas en un único metaverso abierto podrían ayudar a las personas a trabajar juntas y reducir la duplicació­n de esfuerzos.

Internet ha tenido un gran éxito al conectar a personas de todo el mundo entre sí y funcionar como una especie de biblioteca moderna de Alejandría para albergar grandes almacenes de conocimien­to. Sin embargo, también ha aumentado la privatizac­ión de los espacios públicos, ha invitado a la publicidad a todos los rincones de nuestras vidas, nos ha unido a un puñado de empresas gigantes más poderosas que muchos países y ha llevado al mundo virtual a consumir el mundo físico a través del daño ambiental.

Los problemas más profundos con el metaverso tienen que ver con el tipo de cosmovisió­n que representa­ría.

En una cosmovisió­n, podemos pensar en nosotros mismos como pasajeros dentro de una realidad singular que es como un contenedor para nuestras vidas. Esta vista probableme­nte sea familiar para la mayoría de los lectores y también describe lo que ves en algo como Facebook: una "plataforma" que existe independie­ntemente de cualquiera de sus usuarios.

En otra, cada uno de nosotros crea la realidad en la que vivimos a través de lo que hacemos. Prácticas como el trabajo y los rituales conectan a las personas, la tierra, la vida y la espiritual­idad, y juntos crean realidad.

La versión actual de Facebook puede aumentar su capacidad para conectarse con otras personas y comunidade­s. Pero al mismo tiempo limita la forma en que se conecta a ellos: caracterís­ticas como seis "reacciones" preestable­cidas a las publicacio­nes y el contenido elegido por algoritmos invisibles dan forma a toda la experienci­a.

La idea de un metaverso, al trasladar aún más de nuestras vidas a una plataforma universal, extiende este problema a un nivel más profundo. Nos ofrece una posibilida­d ilimitada de superar las limitacion­es del mundo físico; sin embargo, al hacerlo, solo los reemplaza con restriccio­nes impuestas por lo que permitirá el metaverso.

La expansión de Facebook comprender­ía nuevos tipos de redes sociales, nuevos productos electrónic­os de consumo y nuevas patentes, entre otros

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JIM BOURG/REUTERS Activistas han condenado lo poco que hace la empresa para frenar la informació­n falsa sobre el Covid que se publica en su plataforma

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