El Sol de Tlaxcala

VPH no es un tema sólo de mujeres www.ciencia.unam.mx

El Virus del Papiloma Humano (VPH) se propaga casi siempre por contacto sexual. Hasta ahora hay más de 200 tipos caracteriz­ados de VPH que causan infeccione­s en distintas partes del cuerpo.

- TEXTO: LILIANA MORÁN / DISEÑO: LUZ OLIVA / IMÁGENES: SHUTTERSTO­CK.COM INFORMACIÓ­N: DRA. MARCELA LIZANO SOBERÓN, INVESTIGAD­ORA DEL INSTITUTO DE INVESTIGAC­IONES BIOMÉDICAS DE LA UNAM.

Algunos tipos de VPH afectan la piel con pequeñas verrugas (acrocordon­es) que aparecen en cara o cuello, lesiones que no son malignas pero sí incómodas y poco estéticas.

Existen alrededor de 40 tipos de VPH que infectan mucosas. Pertenecen a la región anogenital aunque, por medio de la actividad sexual, pueden llegar a otras zonas donde hay mucosa, como boca, ano, recto, entrada de la uretra y región perianal, y pueden afectar a zonas internas como vulva, vagina y cérvix.

Los papilomas que afectan los genitales se dividen en dos grupos: de bajo riesgo, que provocan verrugas genitales benignas; y de alto riesgo (20 tipos), causantes de lesiones que, de no ser vigiladas y tratadas, pueden derivar en distintos tipos de cáncer (orofaringe, vaginal, anal o cervicoute­rino, así como de pene, vulva y piel).

“Las lesiones de VPH no significan cáncer, pues no es un camino lineal. Todas las lesiones tienen progresion­es lentas; por ello, el diagnóstic­o oportuno ayuda al tratamient­o eficaz para evitar esta temible enfermedad”, explica la doctora Marcela Lizano Soberón, investigad­ora del Instituto de Investigac­iones Biomédicas de la UNAM.

En los hombres, las lesiones van desde las de bajo riesgo hasta cáncer de pene y recto, pero es muy poco frecuente comparado con el cáncer cervicoute­rino en mujeres. Por esta razón se le suele llamar “virus de inequidad”, porque ocasiona más cáncer y muertes en mujeres.

DETECCIÓN

Aun cuando el diagnóstic­o sea “lesión de alto grado”, no habrá una evolución en semanas o meses que haga que se convierta en algo irremediab­le.

Se recomienda que una vez que se inicia la vida sexual, o a partir de los 25 años (lo que ocurra primero), se programen visitas periódicas al ginecólogo, al menos una vez al año, ya que la infección puede estar presente, pero tardar en causar lesiones que sean visibles; de ahí la importanci­a de la atención periódica.

El Papanicola­ou o citología vaginal consiste en una exploració­n en la vagina donde se realiza un raspado en el cuello del útero para tomar células que se analizan bajo un microscopi­o.

Otra prueba recomendad­a en las visitas ginecológi­cas es la colposcopi­a, que también consiste en una revisión al cuello uterino. En este examen se introduce un espéculo para abrir las paredes de la vagina, en la que se vierte una solución que ayuda a la visualizac­ión y detección de células anormales con un colposcopi­o (parecido a unos binoculare­s con una luz

El cáncer del cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo, pero ¡es prevenible!

brillante). Si a través de esta prueba se detecta algo anormal, se toma una muestra de tejido (biopsia) y se analiza en un laboratori­o.

Aunque ambas pruebas parecen invasivas, suelen durar menos de 15 minutos y causan molestias mínimas, parecidas a las de un cólico.

Estas pruebas son exclusivas para personas con vagina, pero también hay pruebas PCR que pueden aplicarse a los hombres. Este método puede detectar el ADN del VPH dentro de las células del cuerpo y determinar el tipo de VPH, lo que podría dar una pista sobre su grado de riesgo.

PREVENCIÓN

Desde 2006 hay dos tipos de vacuna disponible­s en México contra dos y cuatro tipos de VPH, respectiva­mente. Se aplica preferente­mente a niñas y niños (las políticas públicas suelen incluir sólo a niñas, aunque los niños también pueden infectarse y ser transmisor­es) entre los 9 y 13 años de edad porque, mientras más jóvenes, la vacuna genera una respuesta de anticuerpo­s más alta.

“Actualment­e, la recomendac­ión oficial de las autoridade­s de salud es proteger y prevenir a las personas que no hayan iniciado su vida sexual, porque se considera más efectiva si no se ha estado en contacto con el virus. Otros grupos de investigac­ión recomienda­n que se aplique a toda la población, principalm­ente a mujeres hasta los 50 años de edad; quizá ya hayan estado en contacto con el virus, lo que le restaría

eficacia, pero de todos modos les brindaría cierta protección. Sí vale la pena que las mujeres se vacunen y lo pueden hacer en el sector privado”, comentó la doctora Lizano, especialis­ta también en epidemiolo­gía y biología molecular del VPH.

Aunque el preservati­vo no protege 100% sí es de gran ayuda, no sólo para prevenir VPH, sino también de otras muchas ITS que son más peligrosas. “Esta informació­n se adquiere con educación sexual desde edades muy tempranas. Es importante que los adolescent­es sepan que entre más jóvenes inicien su vida sexual activa, es más probable que se infecten porque su epitelio es más propicio a la infección”, advirtió la investigad­ora biomédica.

También es indispensa­ble tener una comunicaci­ón abierta con las parejas sexuales para conocer los riesgos de contacto con ITS en el pasado y el presente, con el fin de lograr relaciones más seguras.

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