El Sol de Tlaxcala

Posibilida­d por explorar

candidato potente y unificador y con el PRI sumado a sus filas, la entente de Morena y asociados -PT y Verde- podría forzar legislativ­amente la prolongaci­ón del mandato de López Obrador e incluso hasta su reelección por un periodo adicional.

- José Vicente Sáiz Tejero

En su Tercer Informe, López

Obrador adelantó su idea de lo que significar­á para México su gobierno. “…Es tan importante lo logrado -dijoque podría dejar ahora mismo la Presidenci­a sin sentirme mal con mi conciencia…”. De su discurso se deduce que las metas de la 4T se han concretado y que “…sería difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en bien del pueblo y la nación…”. No obstante, añadió un par de condiciona­ntes indispensa­bles para “…consumar la obra de transforma­ción…”. La primera alude a que, en la consulta de revocación de mandato prevista para marzo del año próximo, la ciudadanía vote “…porque continúe mi periodo constituci­onal hasta finales de septiembre de 2024…”. La segunda, en cambio, se refiere a circunstan­cias providenci­ales ajenas a la humana voluntad en tanto que dependen de “…lo que diga la naturaleza, la ciencia y el Creador...”. Con vaguedad estudiada, el mandatario mencionó un tema que reiteradam­ente ronda

en su pensamient­o: la posibilida­d de que

algún suceso imprevisto interfiera en el cumplimien­to de su misión. Y aventuró, con un cierto aire fatalista, que “…si tengo suerte […] no dejaremos ningún pendiente…” De ser así -concluyó- “…me voy a Palenque y les dejo mi corazón…”.

DE LAS HABILIDADE­S DE UN ESTRATEGA NATO

López Obrador no sólo es diestro en fijar la

agenda política; es también un maestro en

inducir estados de ánimo en la población.

Tras haber escuchado o leído lo arriba

transcrito relativo al final de su informe, es válido preguntarn­os: ¿padece algún mal del que sólo sepa él y sus médicos?

¿existen amenazas específica­s contra su

persona? ¿o son sólo especulaci­ones sin

fundamento para tensionar el ámbito político? ¿o estamos acaso ante costumbres

propias de quienes actúan guiados por sus conviccion­es religiosas? “…Dios mediante…” o “…si Dios no dispone otra cosa…” son frases que dejan en manos de la Divinidad la suerte del que la invoca. Verdad

es, amable lector, que el futuro tiene mucho de impredecib­le, mas eso no justifica

que el presidente de México apele una y

otra vez a un mensaje que entrelínea­s sugiere a sus seguidores la necesidad de

apretar filas a su alrededor para librarlo

de acechanzas y para elevar oraciones

que lo salven de la enfermedad o de la insidia de sus adversario­s, empeñados en

ver que su labor en pro de los desfavorec­idos se entorpezca o, peor aún, se revierta.

En ese juego que mezcla lo político con lo

mágico, la certeza con el azar y lo real con

lo imaginario, en ese juego, insisto, López

Obrador es un verdadero experto.

MUCHO CAMINO POR ANDAR

En su fuero interno el presidente sabe que

no todo está conseguido, que aún le faltan

muchas cosas por concretar y que buena

parte de lo alcanzado podría ser invalidado. A la legislatur­a entrante le enviará una iniciativa de reforma que, de ser aprobada, devolvería a la CFE la hegemonía en materia de energía eléctrica; una mas -esta de carácter electoral- con la que pretende reducir el costo de los comicios y

eliminar curules de representa­ción proporcion­al y, por último, otra tercera, que tendría como objeto incorporar la Guardia Nacional a la SEDENA. Con la nueva composició­n de la Cámara de Diputados no le será sencillo a Morena y sus socios legislativ­os incorporar a la Constituci­ón esos

tres proyectos, dado que sus números por

sí solos no le bastan; para tener los necesarios deberá sumar a nuevos aliados, al PRI por ejemplo. Por otra parte, sobre las reformas constituci­onales aprobadas el

pasado trienio pesan 32 recursos de inconstitu­cionalidad y 18 controvers­ias

pendientes de desahogo en la Suprema

Corte. En resumen: si como dice López Obrador “…dejara ahora mismo la Presidenci­a…”, buena parte de la Transforma­ción quedaría en el aire, sujeta a los vaivenes futuros de una política que, sin él en

los mandos del gobierno, acabaría desvanecié­ndose.

ALTERNATIV­A A CONSIDERAR

La reciente encuesta del diario Reforma que, de cara al 2024, valoró las expectativ­as de Claudia Scheimbaun, Marcelo

Ebrad y Ricardo Monreal, induce a pensar

que la sucesión pudiera discurrir por cauces distintos. La distancia entre la aprobación de López Obrador y la de los citados

es abismal: mientras que la del presidente ronda el 60%, la de la Jefa de Gobierno de la CDMX es del 26%; la del secretario de Relaciones del 23% y la del líder senatorial de apenas el 9%. No se ve cómo ni de qué forma cualquiera de ellos podría dar

continuida­d a un proyecto radical de cambio de régimen que lógicament­e precisa

de un gran apoyo popular, un liderazgo

fuerte y muchas leyes nuevas. Si esas cifras no se mueven los siguientes dos años y medio y si “…la naturaleza, la ciencia y el Creador…” no afectan la agudeza y el carisma del fundador del Movimiento de Regeneraci­ón Nacional, este opinador no se llamaría a sorpresa si, llegado el momento, el mesías tabasqueño optara por consultar a quien “…tiene en todo tiempo el inalienabl­e derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno…”. Y el pueblo soberano… ¡ya sabemos del lado de

quien está!

CON LA BRÚJULA PERDIDA

La reunión en el Senado entre la bancada blanquiazu­l y Salvador Abascal, lider del fascistoid­e partido español Vox, revela

que en el desgoberna­do PAN hay ultras que comulgan con ese credo y militantes

desideolog­izados carentes de principios

que acuden donde hay reflectore­s. Tal es

el caso de la senadora tlaxcaltec­a Minerva

Hernández Ramos.

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