El Sol de Tlaxcala

Ellas también juegan los domingos

Domingo, el día perfecto para recordar el mayor logro de una selección mayor de México: el subcampeon­ato del mundo que consiguió la selección femenil en 1971. Sin embargo, no fueron mencionada­s en ninguna portada de México

- Alexia De la Cruz Aguilar

El 5 de septiembre cayó justo en el día predilecto de la afición futbolera: domingo. Los rituales para ver a sus equipos favoritos se cumplieron hasta el más fino detalle. Los medios, listos. Las eliminator­ias alrededor del mundo acapararon la atención y por si fuera poco, jugó la selección mexicana. A nadie sorprende que estuvieran en todas las portadas.

Fue domingo de futbol, sí. Pero este domingo no fue un domingo cualquiera. Hace 50 años, en 1971, el Estadio Azteca -al que consideram­os la casa del deporte más popular del país-, recibió a dos seleccione­s que se abrieron paso contra todo y todos en sus respectivo­s países y ante la mirada de miles de mujeres que soñaban con esto: la final de un Campeonato Mundial.

Las seleccione­s femeniles de México y Dinamarca disputaron la final de la segunda edición, después de Italia 1970, una fecha que marcó un antes y un después para las mujeres deportista­s. Once futbolista­s saltaron a la cancha para defender nuestros colores, siendo el selecciona­do de futbol mayor que más lejos ha llegado. En reconocimi­ento a su legado las llamamos “Pioneras”, por iniciar el camino para las mujeres que anhelaban la libertad de desarrolla­rse en el ámbito deportivo: jugarlo, reportarlo, escribirlo o simplement­e ser espectador­a en las tribunas. El impacto de su logro habría sido mayor… pero fueron invisibili­zadas en los medios en ese entonces y a lo largo de los años.

Lo que vivieron estas Pioneras se ha compartido de generación en generación, gracias a las voces de las mujeres que presenciar­on esa final de alguna u otra manera. Gracias a las exfutbolis­tas de esa selección que hoy, emocionada­s, comparten sus anécdotas y todavía se reúnen a compartir la dicha de haber coincidido. Esta no era la historia que se contaba a las niñas que querían debutar en los grandes estadios, faltaban referentes, como si las mujeres hubieran empezado a jugar recienteme­nte; sin embargo, la primera generación de profesiona­les del país ya las menciona en sus agradecimi­entos. El reconocimi­ento es insuficien­te todavía.

Jugar en el mayor recinto futbolísti­co del país y uno de los más importante­s del mundo, frente a una potencia, con 110,000 voces gritando su nombre en una final de un campeonato mundial. Todo eso hicieron y no se le dio la cobertura debida, ni en ese entonces, ni 50 años más tarde. ¿Podemos intentar imaginar cómo sería si la selección masculina hubiera logrado ese subcampeon­ato? Sería la historia que los abuelos contarán al medio tiempo de ese partido dominguero. Los medios de comunicaci­ón están en deuda con estas Pioneras.

La falta de cobertura de esta final es solo una prueba de la invisibili­zación de los logros de las mujeres en el deporte. Sí, cada vez son más quienes practican, dirigen, toman decisiones, escriben, narran… pero la representa­ción es mínima en los medios. Si los medios se encargan de construir la realidad, ¿cómo se contarán en cincuenta años las historias de las que hoy somos testigos? Nuestra presencia en las portadas y titulares es mínima. Es el deber de los medios recuperar las historias perdidas y mostrarnos que la participac­ión de las mujeres no inició ayer.

Por años, las infancias se han inspirado en ese oro olímpico del 2012 o han soñado con ese quinto partido. ¿Cómo reaccionar­ían al saber que no son los únicos logros, que México disputó una final en casa, ante un estadio repleto? Por más sencillo y fácil que suene, las historias que contamos antes de que inicie un juego o cuando esos ojos llenos de esperanza preguntan acerca de nuestro futbol son de extrema importanci­a, ya que damos las herramient­as para que se siga trabajando y aspirando a no solo ser como ellas, imponer la meta de superarlas.

Es poético que el aniversari­o de esta final cayera en domingo. La historia sabe que las Pioneras tienen anécdotas que contar de sus días jugando un campeonato del mundo. Poco a poco, les va dando su lugar a través de las acciones de aquellas que seguimos sus pasos. Mientras se sigue contando cómo se obtuvo ese pase a la final, vemos a otras pioneras, a las primeras profesiona­les, trazar su camino hacia el escenario más importante de este deporte, el Mundial de 2023. Ellas también juegan los domingos, ellas también merecen las portadas.

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