No es solución criminalizar a quien aborta
Fieles rebasan aforo del 30 por ciento en los templos católicos
Hace unos días, la Diócesis de Tlaxcala redujo el aforo en las iglesias para pasar del 50 al 30 % como parte de las nuevas medidas de prevención para aminorar los contagios de Covid-19, pero en las celebraciones eucarísticas celebradas domingo este 12 de septiembre no se cumplió esa asistencia y fue rebasada la determinación.
En algunas comunidades la misa dominical fue realizada en los atrios de los templos católicos, pero en otras iglesias fue al interior de las instalaciones con la presencia de fieles que representaron más del 30 % de la capacidad. Aunque la iglesia ha mantenido las medidas sanitarias, como el uso de cubrebocas, restringir lugares en las bancas y aplicar gel antibacterial, existen sitios en que los feligreses permanecen de pie y sin separación entre personas.
Además, este domingo los sacerdotes de todas las iglesias de la Diócesis de Tlaxcala recibieron la instrucción de compartir el mensaje “A favor de la mujer y de la vida”, debido a la inconstitucionalidad de la penalización del aborto autoprocurado o consentido con efectos en el país.
Ante ello, los presbíteros señalaron que “el ser humano, hijo de un padre y una madre, cuya vida inicia en el momento de la concepción, debe ser reconocido en su dignidad en todas las etapas de su vida y merece la misma protección de la ley ante las acciones que puedan atentar contra su integridad”. Por lo tanto, lamentaron que frente a la aparente disyuntiva de no criminalizar a la mujer que aborta y preservar la vida del concebido no nacido.
Precisaron que la Iglesia continuará promoviendo la dignidad e igualdad de la mujer en todos los sectores de la sociedad y refrenda su compromiso como madre de todos los seres humanos, incluyendo al concebido no nacido, cuyo derecho a la vida no se debe condicionar por un tercero.
En el mensaje, la grey católica reconoció que la criminalización a la mujer que aborta no es la solución al problema, pero la determinación de la Suprema Corte de Justicia desconoce la dignidad del no nacido y normaliza la cultura del descarte. Además, la desprotección del bien jurídico de la vida por la Corte, quita responsabilidad legal a las autoridades.
“Cuanto más débil, indefensa y vulnerable es una persona, más requiere de esfuerzos solidarios para su cuidado por parte de la sociedad y del estado. Una sociedad que acoge la vida debe cuidar todas, la de la mujer y de la persona naciente, esa protección debe ser procurada por el estado y las instituciones de la sociedad civil”.