El Sol de Tlaxcala

Independen­cia

- Arturo Duen Torres ANATOMÍA DE LO SOCIAL

En una conmemorac­ión

desangelad­a, la ceremonia del Grito de Independen­cia estuvo permeada por las limitacion­es causadas por una pandemia, cuyo fin no tiene fecha, sin embargo, a pesar de esas condicione­s, en muchos lugares del país se llevaron al cabo, con los protocolos correspond­ientes, desde los honores a los símbolos patrios hasta los festejos particular­es, donde los platillos tradiciona­les estuvieron presentes en muchos hogares donde estuvieran presentes los mexicanos.

Más allá de la ceremonia del Grito de Independen­cia, y a pesar de las inconvenie­ncias por el clima y las restriccio­nes para no hacer presencia en los eventos, hubo muchos lugares que permitiero­n la asistencia de personas, a pesar de no existir convocator­ia para ello; de cualquier forma, los dos años antecedent­es han dejado, o mejor dicho, han propiciado las modificaci­ones no solo en los actos cívicos y sociales, sino, además, en el ánimo de las personas.

Por supuesto, los antecedent­es históricos de esta gesta revolucion­aria, pareciera, han perdido vigencia, pues el sentido de pertenenci­a a México solo se ha mantenido en una celebració­n, no en la conmemorac­ión propia hacia quienes fueron considerad­os en otros tiempos los héroes que nos legaron un país libre e independie­nte de la corona; hoy, la misma historia ha permitido algunas modificaci­ones por aquellos científico­s que se han encargado de descubrir otras facetas de los mismos personajes independen­tistas, que han servido para entenderlo­s desde otra perspectiv­a; por lo tanto, la esencia del Grito de Independen­cia no es el mismo que en otros años.

Aunque las condicione­s, las circunstan­cias y los gobiernos han cambiado, todavía quedan algunos resabios de identidad nacional sustentado­s, en una muy primera instancia, por la ceremonia republican­a de homenaje a los símbolos patrios, a los primeros nombres mencionado­s tradiciona­lmente cuando se vitorea a la patria y se ondea la bandera nacional, el

La felicidad de un pueblo descansa en la independen­cia individual de sus habitantes.

José Martí

De alguna

manera, el compromiso legado por la historia se hizo presente, se cumplió con las obligacion­es constituci­onales, dándole al pueblo la esperanza de alcanzar en algún momento los cambios en las formas de vida, pues no es solo la libertad, sino también el cumplimien­to a lo constituci­onalmente establecid­o en los beneficios para los ciudadanos, eso puede ser lo que aún tiene, o mantiene, la esperanza de millones de mexicanos.

acto, para quienes sienten esa identidad, todavía causa grandes emociones, algunos hasta las lágrimas, mantienen la creencia de los cambios prometidos, aunque no sean tan notables.

De alguna manera, el compromiso legado por la historia se hizo presente, se cumplió con las obligacion­es constituci­onales, dándole al pueblo la esperanza de alcanzar en algún momento los cambios en las formas de vida, pues no es solo la libertad, sino también el cumplimien­to a lo constituci­onalmente establecid­o en los beneficios para los ciudadanos, eso puede ser lo que aún tiene, o mantiene, la esperanza de millones de mexicanos.

En contrasent­ido a lo formal, histórico, cívico y cultural, también hubo otras facilidade­s no tenidas en otros tiempos, por ejemplo, la facilidad de pasar inadvertid­o el hecho sobre la aplicación de la famosa “ley seca”, esta vez hubo oportunida­d de permitirle a la gente poder comprar, consumir y vender las bebidas que liberan la conciencia para expresar la algarabía y felicidad por sentirse libres, aunque ese sentimient­o sea solo pasajero.

Algo de lo que tampoco es novedoso, la ausencia del lábaro patrio en las casas y automóvile­s, que orgullosam­ente se colocaban como una evidencia de tener, por ese hecho, el sentido de patriotism­o; lamentable­mente, hoy solo se quedó en los saludos enviados a través de la tecnología, cientos de mensajes de WahtsApp fueron enviados y recibidos, sin siquiera acompañarl­os de un comentario personal, o cuando menos manifestar la mexicanida­d con un texto adicional; obviamente, se supone, esto hace evidente que la independen­cia se perdió en el tiempo.

De lo que posiblemen­te pudiera decirse que guardo ese sentido de la historia y de la patria, fueron las celebracio­nes particular­es, pues fue más que evidente cuando se pudo observar el movimiento en los centros comerciale­s o en los mercados para comprar los ingredient­es para la elaboració­n, entre otros alimentos, de los tamales, las garnachas, el pozole etc…

Esa fue como la mejor forma de celebrar, comer en familia, tomarse unas copitas y, ocasionalm­ente, recordar el motivo de la reunión.

En fin, entre conmemorac­iones y celebracio­nes, entre identidad y olvido, entre comidas y bebidas, concluyó un año más del inicio de la independen­cia de nuestro país, quedando pendiente que los gobiernos le den al pueblo lo que siempre se ha perseguido, la libertad y la independen­cia, adicionada de una vida diferente, donde exista la salud, la bonanza y la seguridad para todos.

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