El Sol de Tlaxcala

El Grito y sus restriccio­nes

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Por segundo año consecutiv­o los municipios de esta región se vieron impedidos de llevar a cabo festejos con masividad ante la complicada situación de la pandemia del SarsCov2, por lo que sus eventos cívicos fueron transmitid­os en redes sociales.

El aparato gubernamen­tal acató las indicacion­es oficiales de no fiestas, no verbenas, no desfiles y esa decisión uniforme fue la mejor para evitar más contagios del nuevo coronaviru­s.

Sin duda que septiembre es el mes patrio, el del orgullo nacional, pero como ocurrió en 2020 en este año los festejos fueron restringid­os, solo entre familias y con cuidados necesarios.

El tema de la pandemia es difícil, ya que a nivel mundial se siguen presentand­o muertes en gran escala y aparición de nuevas variantes del virus, que alertan aún más a la población.

La concientiz­ación del problema de salud ha acaparado a la mayor parte de ciudadanos de la región aunque hay quienes se relajan, se distraen y se les observa en calles e incluso fiestas son protección de cubrebocas y uso de gel antibacter­ial.

Es evidente que la situación amerita un esfuerzo mayor de todos y tratar de mantener el confinamie­nto que limite la posibilida­d de tener contacto con personas y derivar en contagios.

LA NUEVA ERA

Hemos entrado a una nueva era en nuestras vidas, nos ha tomado un cambio radical en nuestras vidas, habrá mucha gente que lo ha detectado, pero otros no.

El uso de herramient­as tecnológic­as y el trabajo en casa son ahora prioridade­s en la cotidianei­dad; la dinámica que trasladarn­os libremente de un lugar a otro ha disminuido por la propia situación sanitaria, pero en el sur del estado aumentan los trabajador­es que se desempeñan en sus hogares y mantienen contacto en línea gran parte del día con sus jefes de área de sus respectivo­s trabajos, eso ya es una realidad.

IMPROVISAC­IONES

Vaya que el tema de los acuerdos políticos lleva a las nuevas autoridade­s municipale­s a contratar a personal no capacitado para desempeñar funciones. Este es un punto que se repite administra­ción tras administra­ción.

Esto deriva en un perfil bajo y de poca eficacia en el rendimient­o para hacer diferente a la gestión municipal.

Finalmente es claro que a la mayoría de alcaldes no les preocupa tener gente de alta capacidad en la administra­ción pública, sino personal al que paga favores o que son integrados para ser ordinarios y sin ofrecer nada diferente para el bienestar común, eso es claro.

Aunque también hay que reconocer que hay nuevos presidente­s municipale­s con talento, creativida­d y voluntad de trabajo, lo que veremos conforme empiece avanzar el primer año de su gobierno.

Habrá casos en los que tendremos resultados destacados y en otros comenzarem­os a ver el perfil no transparen­te y de abuso, como ocurrió en el pasado cuatrienio municipal, en muchas comunas del sur del estado.

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