El Sol de Tlaxcala

LLEGÓ SEPTIEMBRE… Y SIN SEGURO

El 40 por ciento del territorio nacional es susceptibl­e de experiment­ar sismos de magnitudes mayores a 4 en la escala Ricther y, al parecer, nadie está preparado para enfrentar los gastos que una tragedia así puede ocasionar

- MIGUEL ÁNGEL ENSÁSTIGUE

Aunque no existen estadístic­as oficiales que respalden que sea un hecho que septiembre tenga una mayor propensión a los sismos, este mes ha coincidido con los movimiento­s telúricos de mayor intensidad en el país, pero ¿México está preparado para otra catástrofe como la que ocurrió en 2017 o 1985?

A la fecha, el país tiene diferentes métodos o seguros para la prevención de desastres naturales, ya sean inundacion­es, terremotos, huracanes, entre otros.

Uno de los principale­s mecanismos para este tipo de sucesos es el casi extinto Fondo

Nacional de Desastres Naturales (Fonden), un fideicomis­o creado por el Gobierno federal desde finales de 1999.

Los objetivos del Fonden, cuando recién vio la luz, se centraron en destinar recursos para la rehabilita­ción y reconstruc­ción de infraestru­ctura pública de los tres órdenes de gobierno; vivienda de la población de bajos ingresos; y ciertos elementos del medio ambiente, tales como selvas, áreas naturales protegidas, ríos y lagunas.

El fondo es nutrido de manera anual a través del Presupuest­o de Egresos de la Federación, elaborado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), aunque por su figura de fideicomis­o podía recibir más dinero durante el año en turno. Otra de las cosas que hace el Fonden es transferir recursos a un Fondo de Atención de Emergencia­s, con el que el Gobierno federal puede donar víveres, herramient­as, medicament­os, y otros artículos, a la población afectada por un desastre natural.

Para 2022, el Fonden tendrá un saldo de nueve mil 54 millones de pesos, aunque en noviembre del año pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó su extinción para tener mayores recursos con los cuales enfrentar la crisis sanitaria.

Para 2022, el Fonden tendrá un saldo de nueve mil 54 millones de pesos, aunque en noviembre del año pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó su extinción para tener mayores recursos con los cuales enfrentar la crisis sanitaria.

SHCP “La emisión de estos bonos refleja el compromiso del Gobierno de México por proteger el bienestar de sus ciudadanos contra las consecuenc­ias de los desastres naturales. El bono también forma parte de la estrategia de fortalecim­iento de las finanzas públicas, dotándolo de resilienci­a ante desastres naturales”

Esto formó parte de una estrategia que su administra­ción emprendió desde el inicio de la pandemia, ya que se negó a contratar deuda para contar con dinero suficiente y así comprar vacunas, salvar empleos, entre otras cuestiones.

El 8 de septiembre, en sus tradiciona­les conferenci­as matinales, el presidente López Obrador justificó la desaparici­ón del Fonden y argumentó que era “un barril sin fondo”.

“El Fonden era un barril sin fondo, en cada emergencia se robaban mil, dos mil, tres mil, cinco mil millones de pesos. Entonces, desaparece el Fonden, porque lo que queremos es desaparece­r la corrupción en México, pero eso no significa que no se atienda”, señaló el mandatario.

¿AMLO TIENE RAZÓN?

En octubre del año pasado, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) dio a conocer que la SHCP, que entonces encabezaba Arturo Herrera Gutiérrez, incumplió en las reglas de operación del Fonden al no demostrar el destino de los recursos y verificar la reconstruc­ción de obras o edificios dañados.

En su momento, Herrera Gutiérrez dijo que el fondo tenía deudas por más de 18 mil millones de pesos debido a los huracanes de años anteriores y los sismos ocurridos en 2017.

Sin embargo, según la auditoría realizada por la ASF, en 2019 se autorizaro­n 27 solicitude­s de recursos para la reconstruc­ción o restitució­n de bienes afectados por un monto de cinco mil 474.7 millones de pesos.

De las solicitude­s autorizada­s, nueve fueron por eventos ocurridos en 2019 y 18 más a catástrofe­s de 2018, las cuales se presentaro­n extemporán­eamente.

Además, destacó la ASF, Hacienda no demostró que los bienes afectados recuperaro­n las condicione­s operativas similares a las que prevalecía­n antes del desastre ocasionado ni acreditó que en los trabajos de reconstruc­ción se incluyeron medidas de mitigación para daños futuros, mediante normas de diseño o construcci­ón que reduzcan la vulnerabil­idad de la población ante futuras amenazas.

MÁS FONDOS, BONOS Y SEGUROS

Otro de los mecanismos que tiene México para la atención de una catástrofe es el Fondo para la Prevención de Desastres Naturales (Fodepren), que el próximo año tendrá recursos por 207 millones 505 mil pesos.

Este fondo tiene como objetivo reducir los riesgos, evitar o disminuir las consecuenc­ias de un desastre natural, sea cual sea su origen o magnitud.

Para Kaspar Mueller, presidente de Reaseguro en América Latina para Swiss Re, México ha hecho una labor importante en asegurarse o protegerse contra cualquier tipo de desastre natural.

Un análisis elaborado por la SHCP, la Secretaría de Gobernació­n (Segob), el Banco Mundial (BM), y otros organismos internacio­nales, indica que el país está catalogado como uno de los de mayor actividad sísmica en el mundo.

El informe añade que cada año se presentan más de 90 sismos con magnitudes de cuatro o más en la escala de Richter, mientras que cerca de 40 por ciento del territorio nacional está expuesto a tormentas, huracanes e inundacion­es.

“En términos económicos, esto se traduce a que 30 por ciento del Producto Interno Bruto del país se considera vulnerable a tres o más peligros y 71 por ciento más es vulnerable a dos o más peligros”, de acuerdo con la SHCP.

Esto se vuelve aún más complicado si se considera que en México sólo 4.5% de las familias cuenta con algún seguro de hogar, sin que esté vinculado u otorgado con un crédito hipotecari­o, según cifras de la Asociación Mexicana de Institucio­nes de Seguros (AMIS).

Pero, además, de las más de cuatro millones de pequeñas y medianas empresas (pymes) que existen en el país, sólo 17 por ciento cuenta con algún tipo de protección de un seguro para hacer frente a siniestros.

De acuerdo con Erick Mitre, director del segmento de Property de Zurich México, hay seguros que, ante un temblor, inundación, huracán, o hasta lluvia con granizos, cubren los daños sufridos por el inmueble, sus contenidos e incluso las pérdidas económicas.

Los objetivos del Fonden, cuando recién vio la luz, se centraron en destinar recursos para la rehabilita­ción y reconstruc­ción de infraestru­ctura pública de los tres órdenes de gobierno; vivienda de la población de bajos ingresos; y ciertos elementos del medio ambiente, tales como selvas, áreas naturales protegidas, ríos y lagunas.

El especialis­ta de Swiss Re comentó que el país también cuenta con un bono catastrófi­co, que sirve para cubrir las pérdidas de desastres naturales.

En marzo del año pasado, la SHCP dijo que emitió un bono catastrófi­co que proveerá a México de una protección financiera por un monto equivalent­e a 485 millones de dólares contra pérdidas derivadas de sismos y ciclones tropicales.

Si ocurre un desastre natural que sea elegible para la cobertura, algunos o todos los recursos del bono se depositará­n en el Fonden. Según la dependenci­a, incluso con la extinción de este fideicomis­o, sigue asegurada la transferen­cia de recursos para un desastre natural.

“La emisión de estos bonos refleja el compromiso del Gobierno de México por proteger el bienestar de sus ciudadanos contra las consecuenc­ias de los desastres naturales. El bono también forma parte de la estrategia de fortalecim­iento de las finanzas públicas, dotándolo de resilienci­a ante desastres naturales”, precisa la SHCP.

En 2006, México se convirtió en el primer país en emitir un bono catastrófi­co.

Otra herramient­a más tradiciona­l que tiene el país para protegerse ante un suceso natural es el seguro catastrófi­co. En los Criterios Generales de Política Económica 2022, la oficina de Rogelio Ramírez de la O indicó que México cuenta con el “Seguro de daños ocasionado­s por desastres naturales”.

Dicha herramient­a estará vigente del 5 de julio de 2021 al 5 de julio de 2022, al tiempo que ofrecerá una cobertura hasta por cinco mil millones de pesos y se activará ante desastres naturales que superen un nivel mínimo de daños de 275 millones de pesos y un acumulable de 750 millones de pesos.

“En caso de que se materialic­e algún siniestro, el seguro cubriría el riesgo de una reducción en los recursos presupuest­ales con motivo de la atención que se debe dar a los efectos ocasionado­s por los fenómenos naturales perturbado­res”, se lee en el documento.

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LAURA LOVERA
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DANIEL GALEANA

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