El Sol de Tlaxcala

EL AMARILLO ES EL NUEVO VERDE y eso no tiene nada de malo

En Lisboa, una ciudad del sur de Europa y capital de Portugal, el césped está siendo reemplazad­o por prados. En verano no hay verde a la vista; solo amarillo. Y eso es bueno

- FREDERICO RAPOSO / MENSAGEM DE LISBOA *

Una ciudad verde, llena de césped bien regado y prolijamen­te recortado: la imagen que hemos llegado a asociar con la calidad de lo verde en la ciudad puede estar totalmente equivocada.

El césped tiene un precio elevado: costes y consecuenc­ias medioambie­ntales. El mantenimie­nto del césped requiere un intenso uso del agua, un recurso escaso en un país del sur, cuya adecuada gestión es especialme­nte importante en los meses secos, como el verano en la capital portuguesa.

En Lisboa, el concepto de ciudad verde está siendo cuestionad­o, incluso en lo que respecta a la percepción del color en sí.

Los prados están reemplazan­do a los céspedes. ¿El verde de la ciudad es realmente verde? Quizás necesite reajustar su visión y repensar: Quizás “verde” no es exactament­e “verde”, en el sentido ecológico y sostenible de la palabra.

En la acción climática urbana, el color verde no siempre es la respuesta. La obsesión por los céspedes perfectame­nte recortados puede ser interesant­e en climas templados como el del Reino Unido, pero no es una expectativ­a saludable para una ciudad septentrio­nal que se esfuerza por ser sostenible hoy y preparada para un futuro afectado por el cambio climático.

EL PARQUE MÁS GRANDE ESTÁ AMARILLEAN­DO

El Parque Bela Vista es un gran parque urbano ubicado en la parte este de la ciudad, recienteme­nte conquistad­o a terrenos baldíos. Aquí, el césped está cediendo. Es verano y las temperatur­as superan los 30oC. Donde antes había pasto, hoy hay dos campos de pradera seca biodiversa. Domina el amarillo.

En otoño e invierno abunda el verde. En primavera estamos dotados de un esplendor multicolor. Se proporcion­a una explicació­n en la señalizaci­ón vertical, para que los transeúnte­s no piensen que el parque está descuidado. No. Es así.

Una pradera seca biodiversa - un espacio renaturali­zado poblado por “especies nativas de nuestra flora, adaptadas a nuestro clima y que tienen un ciclo de vida natural”, dice Rui Simão, jefe del Departamen­to de Mantenimie­nto y Recalifica­ción de Espacios Verdes del Ayuntamien­to de Lisboa (CML).

No necesitan riego, ayudan a retener el agua en el suelo y atraen insectos que ayudan a controlar las plagas. Surgieron en 2020, año en el que Lisboa fue nombrada Capital Verde Europea. Estas estructura­s naturales se experiment­aron por primera vez en 2012 en el Corredor Verde de Monsanto, detrás del Palacio de Justicia.

UNA ESTRATEGIA MULTICOLOR

“La estrategia no es solo verde, también es marrón”, dice Rui Simão. El ciclo biológico de los prados secos sigue las estaciones. “Las semillas se producen en verano. Luego caen al suelo, comienzan a crecer y luego germinan en la primavera “. Estas nuevas plantas verdes “florecen y luego producen más semillas”, cerrando el ciclo.

Solo en Bela Vista Park, 20 mil metros cuadrados, o 2 hectáreas, de césped hambriento de agua fueron reemplazad­os por prados. Esto resultó en un ahorro anual de 6 mil metros cúbicos -6 millones de litros- de agua, suficiente para llenar dos piscinas olímpicas y con un millón de litros de sobra, según la Federación Internacio­nal de Natación (FINA).

La iniciativa forma parte de Life Lungs, un proyecto liderado por Lisboa para adaptarse al cambio climático con financiaci­ón de la UE, en colaboraci­ón con la ciudad española de Málaga.

LA AMENAZA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

“Estamos experiment­ando los efectos del cambio climático y debemos tomar medidas para lograrlo. Nuestros espacios verdes, especialme­nte en la zona mediterrán­ea, son los más afectados. Desafortun­adamente, vivimos en un área que gradualmen­te se está convirtien­do en un clima semiárido. Y tenemos que adaptarnos ”, dice Rui.

Según los datos de C40, las principale­s amenazas para Lisboa están relacionad­as con su ubicación:

El empeoramie­nto de la magnitud de los vientos fuertes / huracanado­s; aumento de lluvias intensas, tanto en frecuencia como en magnitud; temperatur­as elevadas, cuyos efectos se agravan por la disminució­n de las precipitac­iones; olas frías, que son de alto riesgo para una población anciana cada vez más vulnerable; aumento del nivel medio

En uno de los parques más grandes de la ciudad, Bela Vista Park, se ahorran seis millones de litros de agua cada año

del mar y precipitac­iones extremas, con un uso de la tierra cada vez mayor, lo que aumenta el riesgo de inundacion­es en Lisboa.

A pesar de ser una ciudad tranquila y pacífica, hay mucho por hacer: en términos de emisiones de carbono per cápita, Lisboa se ubica por encima de Londres, Madrid, Roma y París, por ejemplo.

Se está aprobando un Plan de Acción Climática para preparar a la ciudad para estos cambios: para 2030, debe reducir sus emisiones de gases de efecto invernader­o en un 70 por ciento, en comparació­n con 2002. Para 2018, estas emisiones ya se habían reducido en un 40 por ciento.

La ciudad, sin embargo, aspira a ser neutra en carbono para 2040, diez años antes del objetivo fijado por el continente europeo. Para 2030, se espera que se inviertan unos 4 mil millones de euros.

Otras acciones incluyen el Plan General de Drenaje de Lisboa, una red de drenaje de inundacion­es destinada a reducir el impacto de las inundacion­es en la ciudad, cuya construcci­ón costará aproximada­mente 180 millones de euros, y un retraso en la creación de la Zona de Bajas Emisiones (LEZ; o ZER en portugués) en el centro histórico de Lisboa, con el objetivo de reducir el tráfico en 40 mil coches al día y 60 mil toneladas de emisiones de gases de efecto invernader­o al año.

SIEMBRE Y LUEGO DÉJELO A LA NATURALEZA

Los prados son sólo una faceta del plan de adaptación al cambio climático. Como son prados nuevos, el verde no es artificial. Es verde cuando la naturaleza quiere que sea verde. “Eso es lo que es un prado seco. No requiere mantenimie­nto de riego. No necesita riego programado para mantenerlo más verde por más tiempo. Es un prado perfectame­nte adaptado a nuestra flora y clima”, aclara Rui.

Los prados se crean eliminando malezas e introducie­ndo especies autóctonas, tréboles y gramíneas, “aprovechan­do nuestra flora y sobre todo leguminosa­s, porque aportan nitrógeno al suelo”. Se recortan “dos o tres veces al año, como máximo”. la naturaleza sigue su curso.

OVEJAS URBANAS EN LUGAR DE SEGADORAS

También se está probando algo más: Usar ovejas para cortar la hierba. Un rebaño de unas 20 ovejas, vigilado por pastores, se deja pastando en los prados durante tres o cuatro meses, encerrado en una cerca eléctrica móvil. Los animales ayudan a manejar la vegetación “y pisotean el suelo con las pezuñas”, mezclando así la materia orgánica del estiércol con el suelo, explica Rui.

Es caro y fue criticado por el partido contrario, pero el resultado es positivo. “Tenemos que tener en cuenta todo lo que está involucrad­o”. Estas “veinte y pico” ovejas ayudan a controlar el prado, así que imagínense lo que se podría hacer con rebaños más grandes, sugirió. La esperanza es que las ovejas puedan ayudar nuevamente a mantener estos espacios “entre 2022 y 2023”, explica Inês Freire, directora de Life Lungs.

“Los primeros cortes permiten que otras plantas más pequeñas que a veces son dominadas por otras más grandes crezcan y tengan la oportunida­d de florecer y fortalecer­se”, señala Rui Simão.

“Esto ayuda a asegurar la producción de semillas sin buscar otras formas de producirla­s”, es decir, sin necesidad de mano de obra, o máquinas, para sembrar semillas.

Los prados tampoco son todos iguales: no mucha gente se da cuenta, pero tienen cuencas de retención de agua, una especie de pozo donde se puede almacenar el exceso de agua en lugar de correr e inundar las calles y la tierra. También promueven la infiltraci­ón de agua de lluvia.

Estas cuencas, algunas más grandes que otras, están escondidas en jardines, como en el Parque Bela Vista, el Jardín Campo Grande y el Parque Ribeirinho Oriente, y solo se hacen visibles después de lluvias intensas, formando lagos en la superficie.

En el Parque Bela Vista, antes de la actual cuenca de retención, había un lago para captación de agua artificial. “Esto es impensable”, subraya Rui Simão. “Es un costo enorme”. Con un recipiente de retención, todavía hay un lago, pero solo se llena cuando llueve.

Como parte del proyecto, ya se han plantado alrededor de 52 mil árboles y arbustos, de un total esperado de 240 mil. Las plantacion­es planificad­as incluyen la plantación de 4 mil árboles en los vecindario­s de la ciudad para ayudar a enfriar las calles y proporcion­ar sombra, para reducir los efectos de la isla de calor. La siembra se reanudará en octubre, en las parroquias de Arroios, Campolide y Benfica.

LAS MARIQUITAS CONTROLAN LAS PLAGAS

En el Parque Bela Vista, la eliminació­n del riego vio surgir diferentes colores durante todo el año, pero los beneficios de los prados secos no solo están relacionad­os con el agua. “Estos prados son asombrosos: generan vida, permiten que la vida se controle a sí misma”. Atraen “nuevos insectos, polinizado­res”, como las abejas. También atraen a “controlado­res de plagas”, como las mariquitas, “un depredador importante de varias plagas de insectos que aparecen en los árboles”.

Básicament­e, necesitamo­s cambiar nuestra forma de pensar. Hay más en lo que se ve a simple vista, “además de una planta descuidada” o “césped bien recortado”. Las mariquitas ayudan a controlar las cochinilla­s y pulgones que se alimentan de la savia de las plantas y cuyos excremento­s son pegajosos y muy ricos en azúcares, “azúcar pura” que cae de los árboles a las calles de la ciudad y se pega al suelo.

Pero incluso la naturaleza necesita una mano amiga, algún “aporte positivo para los árboles y la vegetación”. Sin él, “los árboles comienzan a caer, romperse y morir”. Si no tomamos medidas para equilibrar la balanza, “no tendremos una estructura verde sana y equilibrad­a: la ciudad y sus plantas están bajo la presión de la contaminac­ión, del dosel resistente al agua”, explica Rui.

En otras palabras, en Lisboa, el amarillo es el nuevo verde. * Esta historia, publicada por primera vez por Mensagem de Lisboa, se ha compartido como parte del World News Day 2021, una campaña mundial para destacar el papel fundamenta­l del periodismo basado en hechos a la hora de proporcion­ar noticias e informació­n fiables al servicio de la humanidad.

RUI SIMÃO

DEPTO. DE MANTENIMIE­NTO Y RECALIFICA­CIÓN DE ESPACIOS VERDES

“No necesita riego para mantenerlo más verde por más tiempo, es un prado perfectame­nte adaptado a nuestra flora y clima”

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FOTOS: RITA ANSONE / MENSAGEM DE LISBOA
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