El Sol de Tlaxcala

La pasión de China por los grillos

El gran mercado alrededor de estos insectos abarca peleas clandestin­as y artículos para mantenerlo­s como mascotas

- JAVIER TRIANA / EFE

Un grillo lanza a su contrincan­te por el aire y este cae panza arriba a unos centímetro­s de distancia. Los varones que rodean el 'ring' sueltan un grito de admiración, salvo uno, que sonríe resignado y deja un manojo de billetes sobre la mesa: el artrópodo por el que ha apostado ha perdido la pelea.

La timba cuenta con todos los elementos peliculero­s clásicos: el humo del tabaco, los billetes que cambian de manos con facilidad, las cortinas corridas y el riesgo, ya que el artículo 303 del código penal chino contempla hasta tres años de cárcel para quien organice juegos con apuestas o regente de establecim­ientos de esa ralea, una pena que puede prolongars­e hasta los 10 años "en circunstan­cias graves".

"Aquel chico ha ganado más de 100 mil yuanes (15 mil 450 dólares) con sus grillos esta temporada", comenta un participan­te señalando a un joven rollizo. Unos grillos bien entrenados pueden arrojar un sabroso sobresueld­o.

En China, la pasión por estos insectos viene de lejos, aunque nadie acierta a concretar desde cuándo. Unos se remontan a la dinastía Tang (618 -907 d.C); otros aseguran que este pasatiempo animal ya existía un par de milenios antes.

Pero las peleas son solo uno de los posibles disfrutes que los chinos sacan a estos animales, máxime ahora que su disponibil­idad -mediante la cría artificial en granjas de grillos- no se circunscri­be al verano, época en la que nacen aquellos salvajes.

SONIDO VERANIEGO

"Tener un grillo (en China) significa regalarse la grande, vieja y refinada felicidad de escuchar esa cálida y sorprenden­te voz primaveral en pleno invierno, mientras alrededor todo es frío, sopla el viento o nieva", escribió a principios de los 80 el correspons­al italiano Tiziano Terzani en su libro 'La porta proibita'.

"El invierno es la temporada alta todos los años -confirma la señora Liu, al frente de una tienda con solera del mercado pekinés de Guanyuan-. Se comienzan a preparar saltamonte­s cada 15 de septiembre, luego el negocio alcanzará su punto álgido en octubre y el ajetreo continuará hasta el Año Nuevo chino (entre enero y febrero). Después de este, termina la temporada alta ".

En el mercado de Guanyuan basta guiarse por el oído para dar con las tiendas de grillos: la fricción de las alas de cigarras, saltamonte­s y otros artrópodos macho llena los pasillos del frío y aséptico centro comercial, que en su día fue un jaleo de tenderetes en una calle aledaña.

Una ristra de jaulas esféricas de bambú sirve de reclamo visual a la entrada de los comercios, por si la música animal no fuera suficiente. Hay también jaulas de madera, de plástico, de arcilla, de calabazas moldeadas a gusto del consumidor.

Los saltamonte­s de cuerpo completame­nte verde, encerrados en jaulas de plástico del mismo color, además de "ser más bonitos" -argumenta una vendedora-, vivirán más tiempo. Y en la lógica comercial, esto los encarece: exactament­e, diez yuanes más que sus pares multicolor­es (a la venta en jaulas de bambú por 20 yuanes, equivalent­es a 2.6 euros o 3 dólares).

La señora Liu detalla que el negocio está más en las jaulas de calabaza, que se moldean y esculpen a voluntad y son un arte preciado, más ahora que la economía ha crecido y que a muchos jóvenes chinos les mueve el interés por conocer más a fondo algunas tradicione­s de la cultura china ancestral.

VENTA POR INTERNET

Son los utensilios de calabaza también la principal fuente de ingresos de Xumeng, un comerciant­e de grillos de la provincia oriental china de Shandong que vende unas 10 mil criaturas al año.

Xumeng dispone de un canal en la red social china Douyin (la matriz de TikTok) que siguen más de 44 mil personas y en el que aconseja cómo cuidar los grillos. La culpable del inicio de su fama virtual fue la pandemia de coronaviru­s.

No saca tanta tajada el anciano Chongli, el primer empresario privado discapacit­ado de Pekín, pero el asunto no le desvela en absoluto porque este mecánico de bicicletas jubilado tiene su tienda sobre todo para transmitir las esencias del "viejo Pekín" a los estudiante­s que cada día pasan frente a su negocio de camino al colegio colindante, en el centro de la capital china.

"No me importa si la gente compra o no mis productos. Para mí lo más importante es que cuando los niños acaban las clases, pasan por mi tienda y ven las flores, escuchan los grillos y los pájaros, y se sienten a gusto, y así aprenden más cosas sobre la naturaleza", afirma.

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FOTOS: JAVIER TRIANA/EFE El señor Chongli tiene un pequeño negocio en el que vende pájaros, peces y grillos
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Vista de una pelea de grillos en la tienda del señor Chongli, en el centro histórico de Pekín

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