Darán vicarios mejor servicio en iglesias
El Obispo de Tlaxcala presidió la eucaristía de clausura del encuentro nacional para la vida consagrada
Durante tres días fue celebrado el “XXV Encuentro nacional de vicarios episcopales y delegados para la vida consagrada”, donde los asistentes reflexionaron y adquirieron conocimientos para brindar un mejor servicio sobre los dones otorgados por el Espíritu Santo en las iglesias.
En el evento nacional, celebrado del cinco al siete de octubre, en la modalidad virtual debido a la pandemia pro Covid19, participaron los vicarios y delegados de todas las diócesis del país.
Debido a que el obispo Julio César Salcedo Aquino tiene el cargo de presidente de la Dimensión episcopal para la vida consagrada (Divic), fue el encargado de presidir la ceremonia eucarística de clausura del evento.
Además, Salcedo Aquino habló sobre el inicio del año jubilar.
Este jueves, desde la capilla de la Casa episcopal de la Diócesis de Tlaxcala, el jerarca de la Iglesia católica agradeció a Dios los dones otorgados durante el caminar que la vida consagrada ha organizado en el país de la mano de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Además, vía remota mostró a los asistentes los vitrales con los que cuenta la capilla, que son de la virgen de la Señora de Ocotlán, los Niños Mártires y San Miguel Arcángel, así como una reproducción de la imagen de la Preciosa Sangre de Cristo y una representación de San José dormido para recibir las intenciones de la población.
Respecto a la celebración jubilar, destacó que “es motivo de gracia y bendición porque el Señor se ha hecho patente en la vida del pueblo y en las Diócesis porque el
En el XXV Encuentro nacional de vicarios episcopales y delegados para la vida consagrada participaron alrededor de 60 integrantes de este rubro de todas las diócesis de México, el tema principal fue identidad y ministerio.
Espíritu Santo ha hecho surgir la vida consagrada para responder a las diversas necesidades que se van presentando en cada una de ellas”.
Por lo tanto, auguró que será un año de gracias y bendiciones para iluminar los servicios que realizan los vicarios y delegados para la vida consagrada y el bienestar de la iglesia, pues la misión episcopal es acompañarlos para que realicen lo mejor desde el Evangelio.