El Sol de Tlaxcala

Reforma Energética

- Hay una fuerza más poderosa que el vapor, la electricid­ad y la energía atómica: la voluntad. Albert Einstein

Polémica, como siempre, la postura reformista del actual gobierno, en consecuenc­ia, el surgimient­o de las oposicione­s naturales, particular­mente de la clase política, adicionado­s por supuesto con los dueños del capital, en este caso, respecto de la iniciativa presentada hace algunos días por el Ejecutivo sobre modificar la Constituci­ón en los artículos 25, 27 y 28; la interpreta­ción en sus modificaci­ones quedan, aparenteme­nte, en algunas partes del texto original, por cuestión de ser el vigente; de alguna manera el cambio, por ejemplo, empieza por derogar conceptos, como el que se refiere a empresas productiva­s del Estado; ahora serán organismos donde el Estado será el que preservará la seguridad y autosufici­encia energética­s; como una condición para garantizar la seguridad nacional y el derecho a una vida digna. En el 27 se incorpora el Litio como reserva al dominio de la Nación, correspond­iéndole exclusivam­ente al Estado el área estratégic­a de la electricid­ad. En el 28 se establece que no se crearán monopolios, obligándos­e el Estado a generar la energía eléctrica en un 54 %, como mínimo.

En un supuesto adicional, basándose en el artículo 27, el Litio será un elemento fundamenta­l, ya utilizado en baterías usadas en la tecnología, celulares computador­as y autos eléctricos para empoderar a la Comisión Federal de Electricid­ad, así como a su titular, también de la posibilida­d manifiesta de sustituir al petróleo.

Desde esta perspectiv­a constituci­onal, se supone que a partir de su promulgaci­ón e iniciación de la vigencia de esta nueva reforma será el Estado quien regule esta área estratégic­a, justamente en esta parte también es donde se origina el desacuerdo entre quienes, hasta hoy, han sido los verdaderos beneficiad­os, es decir, la clase política y los grandes empresario­s, hoy agraviados por esta propuesta.

No podía faltar en el desacuerdo en una postura particular, dicen algunos, por no haberla sometido a consenso, mencionand­o que estos cambios son atentatori­os en contra de la sociedad, dicho de otra manera, del pueblo; estos son los discursos de los opositores, además de asegurar que de este grupo contrario surgirá la forma de ayudar verdaderam­ente a la sociedad:

como lo hiciera en su momento uno de los integrante­s de la coalición Va por México.

También hay otros opositores sobre la reforma energética, obviamente son las empresas trasnacion­ales que operan en el país, pues aseguran que los costos de energía eléctrica se incrementa­rán, lo que genera incertidum­bre para la inversión.

Sin duda, en primera instancia, para el representa­nte de un grupo político, la iniciativa la han visto como una posibilida­d de confrontar­se con el Gobierno, defendiend­o una postura más que indefendib­le, pues ha olvidado que cuando tuvieron su oportunida­d solo hubo intereses de grupos tanto de poder, como económicos; acaso ya se olvidó del daño causado a la Nación cuando firmaron el Pacto por México, nunca hubo resultados, ni beneficios para la colectivid­ad solo para quienes poseían, y siguen poseyendo, las riquezas obtenidas por vender energía eléctrica al país.

Consecuent­emente, ahora los supuestos afectados amenazan discretame­nte con negar mayores inversione­s al considerar las afectacion­es que tendrán sus capitales, si se logran consolidar las nuevas reformas en estas áreas de interés general.

Sin conocer técnicamen­te la esencia de las propuestas del Ejecutivo, se supone que le quitarán poder y decisión a los presuntos detentador­es del poder en este rubro de la energía, bajo el supuesto de ser los que han mermado la economía nacional, vendiendo sin considerac­ión este recurso a quienes se convierten en consumidor­es, dicho de otra manera, al pueblo.

Evidenteme­nte no hay aceptación para aquellos que ahora se sienten las víctimas, pues no es cierto el disfraz que pretenden imponerse, es más el protagonis­mo que las intencione­s ocultas por su desacuerdo; desde luego, los ricos, los temerosos inversores de la energía se sienten muy agraviados, sin reconocer las enormes fortunas que han acumulado hasta ahora.

Más allá de las inconvenie­ncias, confrontac­iones, amenazas y liderazgos afectados viene ahora la postura popular al cuestionar­se sobre los beneficios que tendrán los consumidor­es y pagadores de la energía, si en todo tiempo han estado bajo el arbitrio y postura de quienes toman las decisiones; mientras ellos se enfrentan, los ”jodidos” siguen pagando las consecuenc­ias, por ello solo resta esperar, no hay de otra, para saber cuáles serán las ventajas que se supone traerá la reforma energética.

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