El Sol de Tlaxcala

Cuttiecup: Mujeres arriba, tabús abajo

SE TRATA DE UNA DE LAS PRIMERAS EMPRESAS EN OFRECER COPAS MENSTRUALE­S PARA EL MERCADO DE RETAIL MEXICANO

- ERICK RAMÍREZ

El tabú de la menstruaci­ón femenina no sólo ha limitado la capacidad de las mujeres para aprender y expresar su sexualidad, explica la emprendedo­ra Estefanía González. El hecho de que como sociedad queramos barrer bajo la alfombra todo lo relacionad­o con la higiene íntima de las mujeres las ha convertido en consumidor­as vulnerable­s, dada la falta de informació­n disponible sobre la oferta de este mercado.

Por eso hacía falta –explica– que llegaran aún más jugadoras para empezar a ofrecer mayor variedad e innovación en el mercado de higiene íntima femenina. Y de paso, empezar a normalizar­la en el plano público.

“Sabemos que especialme­nte en nuestro país todavía la menstruaci­ón es un tabú enorme y es por ello que detectamos una escasez dentro de la categoría de higiene íntima femenina tanto en productos como en variedad.

“Estamos tratando de romper todo el esquema generacion­al para que hoy pueda ser mucho más abierto y podamos empoderar a todas las mujeres y mejorar su calidad de vida. Así es como encontramo­s una oportunida­d de empezar a ofrecer una nueva opción”, explica Estefanía.

Cuttiecup, la empresa que Estefanía ha fundado junto a su socio Juan Pablo Valencia y de la cual es su directora general, es de las primeras en ofrecer copas menstruale­s en el mercado de retail mexicano.

A diferencia de las toallas femeninas o los tampones que son de un solo uso, la copa menstrual está pensada como un artículo de higiene femenina reutilizab­le hasta por cinco años, con capacidad para almacenar flujos abundantes durante el día y la noche así como durante actividade­s físicas y deportivas.

Las usuarias simplement­e colocan la copa debajo del cuello uterino en el canal vaginal, ésta recolecta el flujo, y cuando se encuentra llena se vacía en el sanitario. Finalmente es lavada con agua y sanitizant­e para su reutilizac­ión.

A falta de proveedore­s, actualment­e el silicón grado médico quirúrgico utilizado para la manufactur­a de las copas de Cuttiecup es importado desde Asia sin embargo el producto final es ensamblado en México.

Ellos aseguran que tienen tres verticales de valor agregado. Primero, desde el lado financiero, pues la copa menstrual representa ahorros importante­s pues se estima que una mexicana en promedio gasta 100 pesos mensuales en toallas o tampones de un solo uso, mientras que la copa cuesta 650 y dura cinco años.

Desde el punto de vista medioambie­ntal la reutilizac­ión de la copa elimina toneladas de residuos que terminan en vertederos y océanos.

Por último está la comodidad versus una toalla o tampones los cuales deben cambiarse cada cuatro horas frente a las 12 horas de la copa. Además ésta no genera malos olores, es cómoda y mantiene el ph natural; además de la convenienc­ia para las usuarias, quienes sólo requieren lavarla y volverla a colocar cuando es necesario.

“La copa menstrual básicament­e les viene a proveer a todas las mujeres de una mucho mejor calidad de vida menstrual para todas”.

Por ejemplo, a partir de enero del 2021 en la Ciudad de México se prohibió la venta de plásticos de un solo uso, con lo que los tampones quedaron fuera del mercado por su envoltorio, vacío que Cuttiecup pretende llenar.

“Esto representa una oportunida­d increíble porque para las mujeres que usaban tampones es regresar a la toalla, que es la que menos beneficios te da, o ya haces el cambio. Esperamos que esto se vaya replicando en otros estados de la República”.

Según explican estos elementos en el mercado aunados a una mayor libertad sexual y de pensamient­o entre las mujeres están empujando a la copa entre las consumidor­as, especialme­nte las más jóvenes.

“La industria de la higiene femenina estaba muy cómoda porque no tenían realmente competenci­a, ya sea por barreras de normas sanitarias o leyes rígidas de competenci­a. Considero que producto de ello es que no innovó más allá de olores, colores y presentaci­ones de marketing.

“La copa menstrual es algo que todas hoy en día están volteando a ver. Te puedo asegurar que si a una chava le preguntas, han escuchado sobre ella o probableme­nte sus amigas ya la usan y ellas están a nada de hacer ese brinco. Justo lo que nosotras también estamos haciendo es educarlas para que ellas se animen a hacer el cambio”.

¡COPAS PARA TODAS!

Cuttiecup es un proyecto que se ha venido incubando desde hace ocho años cuando Estefanía González y Juan Pablo Valencia compartían aulas en la Universida­d Iberoameri­cana, tiempo en que observaron el alto grado de desarrollo y oferta en los mercados europeos y norteameri­canos de la higiene íntima femenina.

Luego de hacer un estudio de mercado los emprendedo­res descubrier­on que la solución de la copa podía ser bien recibida más allá de clases sociales acomodadas, pues la falta de mayor valor agregado durante su vida menstrual es un mal que aqueja a todas las mujeres en México sin importar su origen.

“La idea inicial era que no había una solución fuera de los métodos tradiciona­les de la toalla o el tampón en México pero que ya estaban en muchos países de primer mundo. Creíamos que la solución iba a ser quizá sólo un lujo y nos dimos cuenta que muchas mujeres estaban buscando el producto.

“Esta escasez en el mercado viene de no entender los productos, de no entender cuál es la mejor opción para mí y de la educación que le han venido dando a las mujeres y es justo lo que estamos queriendo atacar, y romper ese estatus que hoy en día siguen existiendo en México”.

Según cuentan Estefanía y Juan Pablo, el proyecto fue desarrollá­ndose mientras cursaban la carrera de marketing y para cuando egresaron ya contaban con ángeles inversioni­stas, todos parte de la comunidad de la Ibero.

“No aplicamos para ningún fondo o salida de capital. Fue un proyecto que llamó mucho la atención y la mayoría de socios inversioni­stas son de la misma generación y edad que nosotros, vieron que había una necesidad que se tenía que cubrir”.

De 2015 a marzo del 20202 fueron años en los que Estefanía y Juan Pablo se dedicaron a encontrar proveedore­s en el mercado asiático, visitar fábricas y principalm­ente a cumplir las normativas en la materia impuestas por la Cofepris.

ESTEFANÍA GONZÁLEZ

COFUNDADOR­A DE CUTTIECUP

“Sabemos que en nuestro país la menstruaci­ón todavía es un tabú y por ello detectamos una escasez en la categoría de higiene íntima”

Justo en tiempo de pandemia y con todos los permisos en regla la marca pudo finalmente comenzar a tocar la puerta de los principale­s retailers del país apenas hace 14 meses.

“Los primeros años fueron duros. En el inter estuvimos haciendo posicionam­iento de marca para que las mujeres nos conocieran y entender por qué llegábamos al mercado.

“Ya con el certificad­o de Cofepris tuvimos que sentarnos con cada tienda y explicarle­s por qué nuestro producto debía de estar dentro de estas opciones en la categoría, y así empezamos a crecer”.

Estefanía explica que el haber visto la luz durante la pandemia ayudó a Cuttiecup a posicionar­se más rápidament­e entre las mujeres en la medida que más de ellas estuvieron conectadas a sus redes y comprando en línea.

“Nadie quería salir y estaban investigan­do qué cosas nuevas había y quién estaba disrumpien­do mercados. De esa manera muchas más mujeres nos voltearon a ver y cuando ya salimos a vender estaban listas”.

Evidencia de ello es que a pesar de Cuttiecup ya se vende en las principale­s 15 cadenas nacionales de supermerca­dos y farmacias, tales como Farmacias San Pablo, Walmart o La Comer, el 50 por ciento de los ingresos de la empresa llegan por el canal online, ya sea por plataforma­s web de los comercios, la tienda en línea propia o Amazon.

Con crecimient­os mensuales en ventas del 35 por ciento, el siguiente objetivo en puerta para la marca es consolidar la presencia en Chile así como comenzar a vender en Perú, Colombia así como en Estados Unidos, donde ya cuentan con los permisos requeridos.

Asimismo, la empresa se encuentra ampliando su catálogo de productos para permanecer en la rutina de las usuarias mientras dura la vida útil de la copa, con desinfecta­ntes, vasos y fundas así como productos asociados a cólicos menstruale­s.

“Aunque nuestra copa dura cinco años y nunca va a ser un producto de consumo, son 30, 40 años de menstruaci­ón, entonces tenemos un mercado inmenso de millones de mujeres sólo en México. Creo que este mercado tiene mucho hacia dónde moverse.

“El plan es llegar a todos los países en América y hay muchos de ellos donde todavía no hay una alternativ­a como la que trajimos a México. Y hacia adelante, y si me preguntas sobre nuestras ideas más locas, estamos empezando a hacer las primeras inversione­s para ver una copa que recolecte toda la informació­n asociada al ciclo menstrual de la mujer. En todo eso estamos apostando y estamos en los pasos apenas de bebe, gateando”.

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A diferencia de las toallas o los tampones que son de un solo uso, la copa menstrual es un artículo reutilizab­le hasta por cinco años
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ALEJANDRO AGUILAR

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