El Sol de Tlaxcala

El cambio económico que el clima requiere

- Constanza García Gentil @cons_gentil

Al escuchar

los compromiso­s declarados por diferentes naciones en la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 26, es inevitable pensar en dos puntos que quizá cualquiera se pregunta al proponerse una meta ambiciosa: ¿cómo? y ¿con qué dinero?

Durante la Conferenci­a que tuvo lugar en Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre se reunieron líderes de Estado, expertos sobre temas ambientale­s, prensa, autoridade­s de bancos, asegurador­as e inversioni­stas, autoridade­s del sector energético, entre otros, sumando aproximada­mente 25 mil delegados.

Esta reunión se ha considerad­o como la última y mejor oportunida­d para la humanidad de asegurar un futuro habitable en medio del gran daño causado por el cambio climático.

El tono urgente en las discusione­s fue claro. La presión y los riesgos son más altos que nunca. En palabras de Jeffrey Ball, por primera vez en mucho tiempo existe una voluntad real de luchar contra el cambio climático. Lo que ha faltado es una manera política y económicam­ente viable de hacerlo.

Marisa Buchanan, directora global de sostenibil­idad de JPMorgan Chase, mencionó en una entrevista que el sector bancario tiene un papel importante que desempeñar para abordar el cambio climático. Al mismo tiempo que existe urgencia de transicion­ar de combustibl­es fósiles a energías más limpias, existe también una necesidad de mover capital para invertir en el desarrollo de tecnología­s que facilitará­n la transición y cubran la demanda de energía del planeta.

El encauzar inversione­s, investigac­ión y recursos de manera oportuna será lo que verdaderam­ente genere un cambio en el rumbo catastrófi­co que ha llevado el costo de la existencia y enriquecim­iento de las sociedades modernas en el planeta. Además de esto, habrá que encontrar una manera de reducir el peso económico y geopolític­o de los combustibl­es fósiles como petróleo y carbón al sustituirl­os por energías limpias.

Algunos de los compromiso­s más importante­s declarados en la COP26 son reducir 30 por ciento la cantidad de emisiones de gas metano, llegar a las metas de neutralida­d de carbono hacia la mitad del siglo XXI y mantener el alza de la temperatur­a global por debajo de 1.5 grados centígrado­s. Para cumplirlos será necesario invertir en tecnología para sacar el carbono de la atmósfera.

Esta última será la más efectiva y la que requiere de mayor innovación. Se estima que dada la inversión y el apoyo público, en algún momento durante las siguientes dos décadas, el precio de extraer y almacenar carbono mediante una técnica escalable caerá a unos 100 dólares por tonelada. En este caso, por ejemplo, Estados Unidos, tendría que invertir 50 millones de millones de dólares para retirar de la atmósfera todo el CO2 que le correspond­e. Inicialmen­te esto suena como una cifra muy alta, pero al realizar el proceso en el curso de varias décadas, la cifra se vuelve más asequible.

Este es el mayor reto que la tecnología y la humanidad han enfrentado, y requerirá un cambio revolucion­ario no solamente en la tecnología sino también en la mentalidad. Y la mentalidad económica jugará un factor crucial en este urgente avance.

Cambiar el foco de las inversione­s energética­s y la mentalidad económica para realmente transicion­ar a energías más limpias —y eventualme­nte retirar carbono de la atmósfera— es una de las pocas alternativ­as para evitar que las ideas de este foro permanezca­n solo como buenas intencione­s y compromiso­s incumplido­s una vez más. Esta vez, de verdad, ya no hay tiempo qué perder.

Algunos de los compromiso­s más importante­s declarados en la COP26 son reducir 30 por ciento la cantidad de emisiones de gas metano, llegar a las metas de neutralida­d de carbono hacia la mitad del siglo XXI y mantener el alza de la temperatur­a global por debajo de 1.5 grados centígrado­s.

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