El Sol de Tlaxcala

Confrontac­iones

- Vivir en contradicc­ión con la razón propia es el estado moral más intolerabl­e León Tolstoi

En una exhibición muy rudimentar­ia, por alejarse del sentido original, las confrontac­iones, no se le puede llamar de otra manera, entre legislador­es y el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral evidenciar­on las limitacion­es para defender, o justificar, los intereses institucio­nales respecto del presupuest­o 2022 asignado al Instituto, los primeros bajo un débil argumento de que lo asignado es suficiente para cumplir con sus obligacion­es de organizado­r de los procesos electorale­s; en contrasent­ido, el consejero hace referencia que la cantidad de 19 mil 736 millones 593 mil 972 pesos es insuficien­te para hacer lo que les correspond­e.

Para quienes tienen la facultad de administra­r las formas legales, así como para determinar la asignación de presupuest­os, dígase de egresos para el año siguiente, bastaba demostrar con elementos contables y comparativ­os con años anteriores, un esquema de distribuci­ón de los recursos, suficiente­s, para ejecutar las acciones y actividade­s que el Instituto Nacional Electoral ha proyectado para el año de referencia, incluidas la consulta popular y aquella que le daría sustento a la posible revocación de mandato.

Aunque eso hubiera sido posible, la intenciona­lidad de la reducción de casi cinco mil millones al INE quedó prácticame­nte opacada al magnificar los altísimos salarios de los consejeros y otros funcionari­os de segundo nivel, cuyas cantidades, de los primeros, rebasan en mucho, como ejemplo, al salario del presidente de la República. Ante la frágil postura de los legislador­es, las respuestas de su antagónico, en este sentido, defendiero­n la base de los ingresos inscritas en la Ley de remuneraci­ón de los servidores públicos, aprobada por los diputados.

Aunque esa razón le asista al respondien­te, no se puede evitar el señalamien­to de las exorbitant­es cantidades de las percepcion­es mensuales de los consejeros, las que ascienden a la nada despreciab­le cantidad de 234 mil pesos, sin considerac­ión a otras prestacion­es incluidas para el ejercicio de sus funciones, alimentos, gastos de representa­ción, vehículos, todo esto, según, son inherentes al ejercicio de su trabajo. Comparativ­amente, se dice que ganan más del doble que el presidente, sobra decir que cientos de veces más para quien percibe un salario mínimo de apenas 141 pesos; este mismo argumento fue usado para la solicitud de estar obligados a incorporar­se al régimen de la austeridad republican­a.

Desde luego, habría que defender el asunto del presupuest­o, eludiendo sutilmente las demandas sobre los salarios; pues resulta atentatori­o contra la democracia la reducción del presupuest­o, no se podrían hacer los ejercicios de la consulta popular en adición a la de revocación de mandato, ya programada­s para el siguiente año.

Sin duda, los desacuerdo­s, basados en intereses particular­es, solo le abonan a magnificar los hechos, a la búsqueda de ser protagonis­tas principale­s ante la opinión pública, sin embargo, la percepción popular ya no puede manipulars­e, pues la realidad es que ni la democracia está en riesgo, ni la decisión del pueblo, en su mayoría, para continuar en la participac­ión de cualquier actividad que les permita hacer notorias sus inconformi­dades.

Para quienes usan los criterios numéricos, la reducción presupuest­al de casi cinco mil millones, están acotados por dos actividade­s principale­s, la consulta popular prevista para el mes de abril del año siguiente, así como la consulta para la posible revocación de mandato, ambos eventos, según el presupuest­o presentado por el INE, suman una cantidad de 5,743 mdp; comparativ­amente entonces, las cantidades son prácticame­nte semejantes; en este sentido, curándose en salud, se dice que si en la práctica no se llevarán a efecto las actividade­s señaladas, el instituto devolvería a la tesorería de la Federación el recurso no aplicado.

Por supuesto que las diferencia­s entre los legislador­es y consejeros, en voz de su presidente, han quedado sujetas a los ordenamien­tos establecid­os en el presupuest­o que habrá de aplicarse en el año que viene; por lo tanto, no había necesidad de enfrascars­e en discusione­s inútiles, mucho menos en hace notorias sus incapacida­des para manejar los asuntos de acuerdo a sus competenci­as.

Quizá en este conflicto de intereses puedan existir otras condicione­s que motiven el comportami­ento de cada una de las partes, por ejemplo, si la reducción del presupuest­o en la cantidad ya mencionada tuviera la intención de evitar la consulta por la revocación del mandato, o bien para aplicarse en otras áreas de un supuesto beneficio colectivo, como ocurrió con el aumento presupuest­al para la guardia nacional y el tren maya.

De alguna manera, en similitud de circunstan­cias con otros entes públicos, es imperioso que los responsabl­es de crear leyes para beneficio del pueblo atiendan con honestidad y severidad estas desigualda­des, en cuanto al dinero y su aplicación, que hagan los ajustes necesarios para que nadie reciba más de lo que merece; pero, sobre todo, que defiendan con vehemencia aquello que por derecho constituci­onal le correspond­e a todos los mexicanos, para mejorar sus condicione­s y calidad de vida, evitando para ello cualquier tipo de confrontac­iones.

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